Una coalición de más 50 naciones se enfrenta al grupo autodenominado
Estado Islámico para intentar detener su feroz avance sobre Irak y
Siria.
Entre ellas, por su posición estratégica e influencia regional, tienen una relevancia especial los países de Medio Oriente.
Pero no todos apoyan necesariamente las acciones de la coalición y,
entre los que sí lo hacen, no todos intervienen del mismo modo.
Lea también: los grandes riesgos que enfrenta la coalición de estados contra EI
Además, enemistades de larga data y una situación ya compleja en la
región hacen difícil prever por cuánto tiempo podrá sostenerse esta
alianza
En BBC Mundo les contamos de qué manera se están vinculando las
naciones claves de Oriente Medio con la ofensiva internacional contra
Estado Islámico.
Arabia Saudita
Arabia Saudita es una potencia regional sunita y participa o apoya la
campaña encabezada por Estados Unidos contra objetivos de EI en Siria,
que comenzó el 23 de septiembre, según información del Departamento de
Defensa de EE.UU.
Poco antes, el gobierno saudita había convocado a una reunión
internacional en la que estados de la región se comprometieron a "hacer
su parte" para combatir a EI.
Riad también accedió al pedido de EE.UU. de proveer una base para entrenar a fuerzas rebeldes moderadas sirias.
El reino ha apoyado a los rebeldes, incluidos grupos islamistas de
línea dura, pero desmintió la acusación iraní de que dio apoyo indirecto
a Estado Islámico.
No obstante, ricos ciudadanos sauditas enviaron donaciones al grupo y
unos 2.500 hombres sauditas viajaron a Siria para combatir.
A las autoridades sauditas les preocupa que yihadistas en el país se
inspiren en EI y desafíen a la monarquía o intenten derrocarla.
En julio, Riad desplegó 30.000 tropas para fortalecer su frontera con
Irak, y al mes siguiente recibió al vicecanciller iraní, en el marco de
renovadas conversaciones entre los rivales regionales sobre posibles
instancias de cooperación.
Jordania
Jordania, firme aliado de EE.UU., dijo que se sumó a EE.UU. y varios
países árabes del Golfo para llevar a cabo ataques aéreos sobre
combatientes de EI en Siria el 23 de septiembre para "garantizar la
estabilidad y seguridad" de sus fronteras.
Un portavoz del gobierno dijo que actuaron para "prevenir el peligro
antes de que llegue a nuestro país" y que él creía que el público
jordano entendería la necesidad de adelantarse a la posibilidad de que
el grupo yihadista se vuelva activo en Jordania.
Estado Islámico amenazó con "despedazar" las fronteras jordanas y el
grupo goza del apoyo de un creciente número de personas en el reino,
algunas de las cuales han realizado manifestaciones en la sureña ciudad
de Maan en junio.
Se cree que más de 2.000 jordanos han viajado a Siria para pelear en los últimos tres años.
Antes de lanzar ataques aéreos sobre EI, las fuerzas armadas jordanas duplicaron su presencia en la frontera con Irak.
Hace tiempo que el rey Abdalá II pide que el presidente de Siria
Bashar al Asad renuncie y se cree que ha permitido que en Jordania se
instalen grupos rebeldes y extranjeros que los apoyan.
Irán
Irán, la potencia regional chiita, ha visto cómo Estado Islámico -que
considera a los chiitas herejes a los que debe matar- avanzó hasta
acercarse a 40km de su frontera.
Aunque Irán se encuentra en la vereda opuesta de la mayoría de la
comunidad internacional acerca de Siria, ha hablado de cooperar en
contra de EI.
El presidente iraní, Hassan Rouhani, dijo en Naciones Unidas este
jueves que errores estratégicos de Occidente convirtieron a Medio
Oriente en un refugio para extremistas.
Se contactó con su rival, Arabia Saudita, líder sunita de la región, e
hizo la vista gorda ante las acciones de EE.UU. en Irak, a las que
históricamente se ha opuesto.
Dentro mismo de Irak los iraníes han jugado un rol clave en la lucha
contra EI. Sus Guardias Revolucionarios han asesorado a las fuerzas de
seguridad iraquíes y pilotos iraníes han lanzado ataques aéreos; también
se movilizaron en Irak milicias chiitas respaldadas por Irán.
Irán dice que también ha enviado armas y asesores al Kurdistán iraquí.
Y en agosto pasado Teherán se sumó a Washington a la hora de retirar
el apoyo al entonces primer ministro de Irak, Nouri al Maliki.
El secretario de Estado de EE.UU. John Kerry se opuso a que Irán
participara de una conferencia internacional que tuvo lugar en París en
septiembre, en la que se discutió cómo ayudar a Irak en el combate
contra EI; pero Kerry aseguró que estaba preparado para discutir con
Irán acerca de Irak y Siria.
Por su parte, funcionarios iraníes insistieron en que rechazaron múltiples invitaciones de EE.UU. para unirse a la coalición.
Irak
El gobierno de mayoría chiita de Nouri al Maliki (quien ya no está en
el poder) marginalizó a la comunidad sunita, creando las condiciones
que ayudaron a que los extremistas sunitas de EI cobraran prominencia.
Cuando en junio EI invadió la ciudad de Mosul en el norte de Irak,
antes de avanzar hacia el sur, Maliki pidió que EE.UU. lanzara ataques
aéreos, pero el presidente Barack Obama dijo que un incremento de la
asistencia militar dependía de la formación de un gobierno más
inclusivo.
De todos modos, lanzó ataques aéreos en agosto, cuando miles de
miembros de la minoría religiosa yazidí quedaron atrapados en el monte
Sinjar.
Maliki dejó su cargo en septiembre y se formó un nuevo gobierno.
Se espera que la siguiente etapa de la asistencia estadounidense
incluya un mayor esfuerzo para entrenar, asesorar y equipar a los
militares iraquíes, los combatientes peshmerga kurdos y las tribus
sunitas dispuestas a combatir contra Estado Islámico.
No está claro cómo el nuevo primer ministro, Haider al Abadi, va a
manejar a los milicianos chiitas que impidieron a EI llegar a Bagdad.
Algunos fueron acusados de operar por fuera del control del estado y de lanzar represalias contra sunitas.
A fines de agosto Abadi se comprometió a reconstruir el ejército
iraquí y a crear una nueva "organización de guardia nacional", basada en
los concejos del llamado Despertar Sunita, que combatieron con tropas
de EE.UU. contra al Qaeda.
Siria
Desde el comienzo de la insurrección en su contra en marzo de 2011,
el presidente Bashar al Asad ha advertido en numerosas ocasiones acerca
del riesgo de los extremistas islámicos en Siria y la región.
Inicialmente, las potencias occidentales desestimaron a Asad cuando
llamó "terroristas" a sus opositores, pero se fueron preocupando cada
vez más al ver el crecimiento de Estado Islámico y del frente al Nusra,
vinculado a al Qaeda.
Aunque ahora reconocen que EI no puede derrotarse sin atacar sus
plazas fuertes en Siria, todavía quieren ver a Asad fuera del poder y se
resisten a cooperar con él.
El 10 de septiembre, Obama anunció que había autorizado bombardeos
aéreos sobre Siria, a pesar de ciertas dudas acerca de su legalidad, la
amenaza del sistema de defensa antiaéreo sirio y el hecho de que podrían
beneficiar a Asad.
Y dijo que dependería de los rebeldes sirios para la lucha contra EI y
el Congreso de EE.UU. autorizó un plan para entrenar y equipar a grupos
"moderados".
El canciller sirio dijo que les avisaron con anticipación de los
ataques encabezados por EE.UU. sobre objetivos de EI en territorio sirio
el 23 de septiembre, destacando que apoyaban los esfuerzos
internacionales para "combatir el terrorismo".
Emiratos Árabes Unidos
Se cree que EAU ofreció su fuerza aérea para atacar posiciones de EI
en Irak antes de participar en la acción militar en Siria en septiembre.
Se opone vehementemente a los grupos islamistas en la región y se
cree que en agosto lanzó ataques aéreos sobre milicianos islamistas en
Libia, desde bases en Egipto.
Qatar
Qatar fue otro de los estados del Golfo que participa de o apoya la coalición contra EI en Siria encabezada por Estados Unidos.
En el emirato se encuentra la base aérea de Al Udeid, una instalación
clasificada de EE.UU. desde la que el Comando Central estadounidense
coordina las misiones de ataque y vigilancia en la región.
El gobierno de Qatar se vio obligado a negar en numerosas ocasiones
las acusaciones de los líderes chiitas de Iraq de que proveyó
financiación a EI.
Sin embargo, se cree que individuos acaudalados del emirato enviaron
donaciones al grupo y que el gobierno dio dinero y armas a grupos
islamistas en Siria.
También se estima que Doha tiene vínculos con el frente al Nusra, vinculado con al Qaeda.
Desde que EI lanzó su ofensiva en el norte de Irak en junio, se ha
reportado que las autoridades de Qatar mejoraron sus relaciones con
otros estados del Golfo, que lo habían acusado de involucrarse en sus
asuntos.
Bahréin
Bahréin también participa o apoya la acción militar encabezada por EE.UU. contra EI en Siria.
El reino es sede del cuartel general de la Quinta Flota de la armada
estadounidense, responsable de las fuerzas navales del Golfo, el mar
Rojo, el mar Arábigo y partes del océano Índico.
Turquía
Turquía quiere derrotar a Estado Islámico, que ha avanzado sobre territorio cercano a su frontera con Siria e Irak.
Sin embargo, no firmó el comunicado en el que varios países de Medio
Oriente se comprometen a tomar medidas "apropiadas" para contrarrestar a
EI, algo que generó frustración entre funcionarios estadounidenses.
Se ha reportado que la respuesta de Ankara ha sido limitada, por su
preocupación por los 49 ciudadanos turcos que el grupo yihadista
secuestró en junio.
Sin embargo, fueron liberados en septiembre, tras una "operación
secreta de rescate" por parte de los servicios de inteligencia turcos.
Turquía se ofreció a que operaciones humanitarias y logísticas puedan operar desde las bases de la OTAN en su territorio.
También intentó restringir el flujo de yihadistas que quieren cruzar desde Turquía para unirse a EI.
La de Turquía ha sido una las voces más críticas respecto a al Asad y
se convirtió en una de las principales vías de acceso hacia Siria de
combatientes extranjeros que querían sumarse a las filas rebeldes.
Desde comienzos de 2014, más de 450 extranjeros fueron detenidos o
deportados y las fuerzas de seguridad turcas han intentado cerrar rutas
las de contrabando.
El primer ministro Recep Tayyip Erdogan dijo que las fuerzas armadas
turcas están elaborando planes para establecer una "zona de contención" a
lo largo de sus fronteras.
A Turquía le preocupa que armas que envíen países occidentales a los
kurdos iraquís puedan terminar en manos del PKK (Partido de los
Trabajadores de Kurdistán, designado grupo terrorista por Ankara, EE.UU.
y la Unión Europea), que se unido a la lucha contra EI en el norte de
Irak.
Cuando en septiembre EI avanzó sobre la ciudad de Kobane, en el
Kurdistán sirio, la policía turca se enfrentó con kurdos turcos que
querían cruzar la frontera para ayudar a sus correligionarios.
Líbano
El conflicto en Siria ha dividido a Líbano, que además tiene que
lidiar con cierto derrame de violencia hacia su territorio y un gran
flujo de refugiados.
En agosto, combatientes de EI en Siria atacaron la ciudad fronteriza
de Arsal y mataron y secuestraron a decenas de miembros de las fuerzas
de seguridad del país.
Combatientes yihadistas también llevaron a cabo una serie de atentados mortales en Beirut y otras partes del país.
En su mayoría fueron contra objetivos iraníes y de Hezbolá, el grupo
islamista chiita libanés, cuyos combatientes han jugado un rol clave en
amalgamar apoyos en favor de Asad.
El primer ministro libanés, Tammam Salam, advirtió que el crecimiento
de EI representa "una gran prueba, de la que depende nuestro destino".
Se les pidió a las muchas religiones y facciones políticas del país
que dejen de lado sus diferencias, para asegurarse de que el grupo no
logre establecerse allí.
Otros estados árabes
Egipto, Kuwait y Omán se unieron a Arabia Saudita, EAU, Qatar,
Bahréin, Irak, Jordania y Líbano en la firma de un comunicado en Yeda,
Arabia Saudita, en el que declararon su "compromiso compartido para
enfrentar unidos la amenaza de todo terrorismo".
Se comprometieron a proveer apoyo militar y ayuda humanitaria, y a
detener los flujos de dinero y de combatientes extranjeros hacia EI.
BBC Mundo
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