El presidente de Irán, Hasán Rohaní, pronunció el jueves su esperado
discurso en el segundo día de sesiones de la 69 Asamblea General de la
ONU en Nueva York, en el cual deploró la ayuda que “ciertos países le
han dado al extremismo y ahora son incapaces de frenarlo”, en alusión a
EU, la Unión Europea, Israel y las monarquías sunitas del Golfo Arábigo,
a los cuales el gobierno chiita de Irán ha responsabilizado en el
pasado por el aliento a la violencia fundamentalista en su contra y
contra sus aliados en Oriente Medio: Siria e Irak.
“Ciertas
agencias de inteligencia han puesto espadas en manos de dementes de los
que ahora nadie está a salvo”, añadió Hasán Rohaní, aludiendo de nueva
cuenta al papel jugado por servicios secretos que como la Agencia
Central de Inteligencia (CIA) son responsables directos del fenómeno del
yihadismo terrorista, tal como ocurrió con el apoyo financiero,
entrenamiento militar y provisión de armas al multimillonario saudí
Osama bin Laden y su red Al Qaeda en el Afganistán de los años 1980.
Rohaní
insistió en que muchas causas del auge del extremismo que ahora se
quiere combatir están en actuaciones de EU y sus aliados, como la
“agresión militar contra Afganistán e Irak y una interferencia
inadecuada en los acontecimientos en Siria”; además de los intentos de
Occidente por tratar de “exportar la democracia”, como si fuese un
“producto” que puede llevarse fácilmente de un lugar a otro.
Hace
un año, Rohaní advirtió a la Asamblea del avance del extremismo cuyo
“único objetivo (es la) destrucción de la civilización, aumentando la
islamofobia y abonando el terreno para más intervenciones de fuerzas
extranjeras”, como recordó esta semana.
“Los extremistas del mundo
se han encontrado entre ellos y han lanzado un llamado: ‘extremistas
del mundo, uníos’. ¿Pero nosotros estamos unidos contra los
extremistas?”, se preguntó en una nueva alusión a la política de doble
rasero de EU y Europa, que mientras ataca al EI en Irak, auspicia la
desestabilización política y militar contra Bashar Asad en la vecina
Siria, como hizo con Bin Laden en Afganistán contra la invasión rusa a
ese país centro-asiático, estratégico por su ubicación, sus reservas de
gas y por su siempre floreciente mercado del cultivo de opio —que
abastece a Europa y Asia—, igual al 4% del PIB afgano, y que al calor de
la intervención de EU y su “coalición internacional” desde noviembre de
2001 no solo no ha cedido, sino que creció en 36 por ciento en 2013
(ONU).
Los alegatos de Rohaní —que con toda razón ofreció
intercambiar su apoyo a la coalición contra el EI, por uno similar de
parte de Occidente para poner fin a la larga disputa contra su programa
nuclear— incluyeron la advertencia a EU de que si alianza militar que
impulsa para intervenir en Irak y Siria pretende “continuar su
hegemonía” en Oriente Medio, estaría cometiendo un “error estratégico”
como los que “ha repetido” en los últimos años, en alusión, entre otros
hechos, a la invasión anglo-estadunidense de Irak en 2003-2011, que hizo
de Oriente Medio un “caldo de cultivo apropiado para el terrorismo”.
Las
palabras de Rohaní hallaron un aliado impensable en la líder de la
ultraderecha francesa, Marine Le Pen, del Frente Nacional –el partido
más votado en los comicios legislativos europeos de mayo, con 25%–,
quien desde París llamó el jueves a los líderes políticos de Francia a
“admitir que se han cometido errores, en particular en las
intervenciones en Libia y en Siria, donde se ha contribuido
evidentemente a reforzar el fundamentalismo islámico”.
Esto a
propósito del riesgo yihadista en Francia y en otros países con un papel
activo en los últimos años no solo en Oriente Medio sino también en el
norte de África, el Magreb, donde el miércoles una rama del EI, los
Soldados del Califato, degollaron en la antigua colonia francesa de
Argelia al montañista de 55 años, Hervé Gourdel, para “vengar” la
intervención de Francia en el vecino Malí, pero también en Irak, Libia,
Siria, etc.
Irene Selser
Tomado de http://www.milenio.com
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