Se filtran centenares documentos clasificados del Ejército Nacional. ¿Qué pasa en la cúpula de las FF.MM.?
ANNCOL reproduce abajo un extenso artículo de la Revista Semana que ha tenido acceso a documentos “TOP SECRET” de las Fuerzas Militares y que han sido filtrados o vendidos. Ya es el segundo escándolo en un lapso de solo seis meses en donde se ve involucrado sectores, desde el uribismo hasta generales que ven su intereses políticos y económicos en el peligro por una Colombia en paz.
ANNCOL reproduce abajo un extenso artículo de la Revista Semana que ha tenido acceso a documentos “TOP SECRET” de las Fuerzas Militares y que han sido filtrados o vendidos. Ya es el segundo escándolo en un lapso de solo seis meses en donde se ve involucrado sectores, desde el uribismo hasta generales que ven su intereses políticos y económicos en el peligro por una Colombia en paz.
Los documentos secretos del Ejército Nacional
Decenas de informes de las Fuerzas Militares terminaron en manos de civiles.
SEMANA se abstiene de revelar los documentos estratégicos que afectan
la seguridad nacional que fueron filtrados. No obstante, publica algunos
que no comprometen la seguridad nacional, como estos informes con el
rótulo de reservado y el logo del Comando General de las Fuerzas
Militares elaborados por analistas de inteligencia militar.
Desde hace varios meses existe una gran preocupación en la cúpula del
Comando General de las Fuerzas Militares y la Central de Inteligencia
del Ejército. El motivo del desvelo tiene que ver con un asunto que
puede comprometer la seguridad nacional si llega a manos equivocadas.
Decenas de documentos confidenciales que debían ser conocidos únicamente
por un muy reducido grupo de altos mandos terminaron en poder de
civiles que nada tienen que ver con las Fuerzas Militares. Parte de esa
información fue usada con fines políticos pero mucha quedó volando e
incluso alguna de esa información estratégica está en poder de gobiernos
extranjeros.
SEMANA tuvo acceso a decenas de esos documentos, informes, mapas y
fotografías clasificadas. Esta revista se abstiene de publicar la
mayoría de esos documentos por tratarse de asuntos que comprometen
seriamente la seguridad nacional. Otros de esos documentos filtrados
contienen información extensa, detallada y muy confidencial sobre la
guerrilla.
Uno de estos es un extenso informe de 533 hojas en donde hay detalles y
fotos sobre decenas de jefes y mandos medios de la guerrilla. Los
archivos contienen información sobre cada una de las estructuras de las
Farc, sus finanzas, componentes militares, políticos y áreas de
influencia. También contiene datos reveladores, información sobre
centenares de subversivos, desde los comandantes hasta los más rasos
pasando por los mandos medios de ese grupo. El extenso documento tiene
datos clasificados sobre el ELN, sus estructuras, jefes, entre otros y,
en menor medida, sobre bandas criminales.
Otro de los documentos a los que tuvo acceso esta revista y que guarda
el carácter de reservado tiene 76 páginas y se titula ‘Análisis
cuantitativo y cualitativo de las capacidades críticas de agresión’.
Fechado el 16 de septiembre de 2013 contiene un completo estudio no solo
del estado de algunas estructuras de las Farc sino de las debilidades
de unidades del propio Ejército denominado ‘zonas grises’ y ‘límites
jurisdiccionales donde se presentan vacíos operacionales’. Se trata de
un escrito altamente confidencial, elaborado por analistas de la Central
de Inteligencia Militar, pues contiene observaciones precisas sobre
fortalezas y debilidades de los subversivos y del propio Ejército. Estos
documentos anteriores tienen rótulos de reservado y contienen los logos
del Comando General de las Fuerzas Militares.
Otro de los informes es una lista de documentos elaborados por las
Regionales de Inteligencia Militar, conocidas como Rimes, y que
orgánicamente dependen de la Central de Inteligencia Militar. Uno de
estos, de la Rime 4 y de 48 hojas de extensión, está titulado
‘Dispositivo-composición-fuerza enemigo, cuarta división’. Se trata de
una presentación en donde está la estructura del bloque oriental de las
Farc.
Contiene varios ‘mapas de guerra’ en donde se muestran cuáles son las
áreas consolidadas por el Ejército y ‘las áreas de confrontación e
información estratégica sobre el enemigo’. Tiene además mapas tácticos
en todo el territorio que muestran dónde se mueven diferentes frentes de
las Farc y el ELN, así como quiénes son los jefes en cada zona y con
cuántos hombres cuentan.
Otros datos clave de inteligencia militar que se filtraron tienen que
ver con una serie de fotos aéreas tomadas desde aviones de
reconocimiento del Ejército. Ese tipo de imágenes son utilizadas también
para planear operaciones sobre terreno y para diseñar los planes de
movimientos y ataque de las tropas del Ejército. SEMANA se abstiene de
dar más detalles para no entorpecer las operaciones militares.
De igual forma los archivos completos de varios computadores, USB o
memorias extraíbles que han sido incautadas en diferentes operaciones
militares también terminaron en la calle.
Soldado advertido…
Los anteriores son tan solo algunos de los documentos en poder de
SEMANA. Los informes son de varios años y van desde 2008 hasta finales
de 2013. A pesar de que algunos son antiguos no por eso pierden su
carácter de clasificados y secretos pues contienen información valiosa.
No solo sobre la guerrilla sino sobre las propias Fuerzas Militares y el
Ejército. Legalmente ninguno de esos documentos puede, ni debe, ser
conocido y mucho menos terminar en manos de cualquier civil. Esa fuga de
información ocurrió entre octubre del año pasado y mediados de este
año.
Parte de dicha fuga se descubrió pocos días después de la captura del
hacker Andrés Sepúlveda el pasado 5 de mayo. La Fiscalía en ese entonces
reveló que Sepúlveda tenía documentos reservados de inteligencia
militar, aunque aquella vez no aclaró cuáles. No obstante, SEMANA
estableció que incluso desde antes del episodio del hacker, en marzo y
abril de este año, altos mandos en el Comando General de las Fuerzas
Militares recibieron informes confidenciales en los que los alertaban
sobre la fuga de información clasificada.
Aunque inicialmente la identidad de quien alertó en el interior de las
Fuerzas Militares sobre la fuga era desconocida, en poco tiempo salió a
la luz pública una pista de quién podría haber prendido las alarmas. Se
supo gracias a una rueda de prensa que dio el comandante de la Fuerza
Aérea, general Guillermo León, pocos días después del arresto de
Sepúlveda. En un acto inusual el oficial ‘quemó’ a uno de sus agentes de
Inteligencia al contar quién era y confirmar dónde trabajaba. El hecho
causó sorpresa entre la comunidad de inteligencia, especialmente porque
el propio León fue jefe de Inteligencia de la FAC. El hombre que quedó
en la picota por cuenta de esto fue Yesid González. “…Es un agente de
Inteligencia que es civil y miembro de la Fuerza Aérea, pero tiene
funciones en el Comando General de las Fuerza Militares… Pertenece a la
Fuerza Aérea, pero su trabajo se desarrolla en el Comando”, dijo el
general el 21 de mayo pasado.
González es un analista en seguridad informática y en ese mundo es
conocido como Bambino. SEMANA estableció que González fue enviado en
comisión al inicio de este año a una unidad elite conocida como Regional
de Inteligencia Militar Estratégica Conjunta (Rimec), adscrita al
Comando General de las Fuerzas Militares, cuyos blancos cubren aspectos y
objetivos por fuera de las fronteras del país. SEMANA intentó,
infructuosamente, buscar a González en el Comando General y en la FAC en
donde inicialmente dijeron que estaba en comisión en el Ejército y
había salido con unos días de permiso. Y en otras llamadas sencillamente
dijeron que no lo conocían, ni sabían quién era. En las comunidades de
hackers y expertos en informática tampoco dan razón de su paradero.
Lo cierto del caso es que pese a las múltiples advertencias poco se
hizo por controlar la fuga o determinar cómo y quiénes filtraron datos
secretos que acabaron, entre muchas otras manos, en las del tristemente
célebre hacker. Curiosamente tal vez la única medida que se intentó y
que demuestra que el alto gobierno sabía de la fuga de información fue
el decreto 857 el pasado 2 de mayo. En este se fijaron las pautas a los
jefes de la inteligencia en el país sobre el manejo de la información,
las fuentes, los agentes y la confidencialidad.
Lo único cierto es que los informes filtrados son documentos con
estricto carácter confidencial y que solo deben conocer un puñado de
personas, entre las que están el comandante de las Fuerzas Militares, el
jefe de Inteligencia del comando, conocido como J2 y los jefes y
directores de las diferentes centrales y regionales de Inteligencia.
Parte de esos documentos fueron conocidos por el ecuatoriano Daniel
Bajaña, que trabajaba con Sepúlveda, y quien mantenía contactos con
miembros de la Inteligencia de Ecuador.
La fuga de información que tiene que ver con la Central de Inteligencia
Militar coincide con el periodo en el cual se desempeñó como jefe de
esa unidad el general Mauricio Forero. En febrero de este año, el nombre
de este oficial salió a la luz pública a raíz del escándalo de
interceptaciones ilegales en la llamada sala gris, que estaba en esas
instalaciones militares. Ese escándalo fue simultáneo con el de la
fachada Andrómeda, revelados ambos por SEMANA. Como consecuencia de la
denuncia fueron relevados de su cargo el general Mauricio Zúñiga, jefe
de Inteligencia en ese momento, y el general Jorge Andrés Zuluaga, jefe
de la Central de Inteligencia Técnica del Ejército (Citec). Aunque
Forero había resultado involucrado no fue relevado de su cargo, y por el
contrario fue ascendido como jefe de Inteligencia y Contrainteligencia
del Ejército, cargo que actualmente desempeña.
Otra gran parte de los documentos secretos perdidos salieron del
Comando General de las Fuerzas Militares. Desde febrero de este año, esa
comandancia está a cargo del general Juan Pablo Rodríguez, quien hasta
entonces se desempeñó como comandante del Ejército.
Voceros de las Fuerzas Armadas informaron que no responderían ninguna
pregunta porque, según ellos, “violaban la reserva sumarial y se trataba
de asuntos de seguridad nacional”
Resolver el misterio de cómo un gran cúmulo de información confidencial
de seguridad nacional terminó prácticamente en la calle, es una de las
razones por las cuales el pasado 12 de septiembre el Ministerio de
Defensa anunció una comisión especial liderada por el vicealmirante
César Augusto Narváez y generales de cada una de las Fuerzas Militares y
la Policía.
Este episodio es un palpable campanazo de alerta para que se revisen
todos los protocolos de seguridad que se necesitan para proteger la
información de Inteligencia de la fuerza pública. Para nadie es un
secreto la importancia táctica y estratégica que significa el trabajo de
inteligencia y el valor de esa información para luchas contra flagelos
como la guerrilla, el narcotráfico, las bandas criminales, el
contrabando, etcétera. En un mundo globalizado, lleno de hackers
mercenarios, y de enemigos tratando de ganar espacios, es crucial
blindar y proteger la información de inteligencia. Eso permitirá que el
Estado tome mejores decisiones y que los ciudadanos puedan dormir más
tranquilos.
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