lunes, 15 de octubre de 2012

El Pentágono busca tecnologías innovadoras, pero baratas

Los militares estadounidenses se están planteando la posibilidad de recurrir a los sistemas espaciales de nueva generación de bajo precio. El trabajo en este tipo de proyectos ha de continuarse incluso en condiciones del ahorro presupuestario, señalan las fuentes del Pentágono.

 Sin embargo, en estos momentos no se está financiando la realización nuevos proyectos. En opinión de los expertos, es más probable que el mencionado tipo de sistemas sea creado como respuesta a la demanda del sector civil, más que de la esfera militar. 
Los costes del transporte de un kilo de carga a la órbita terrestre siguen siendo excesivamente altos, equivaliendo a decenas de miles de dólares. Sería posible reducir los gastos con el uso de las naves espaciales multifuncionales, los transbordadores, pero las inversiones en un lanzamiento habrían de superar 1500 millones de dólares. 
Ante los transbordadores de cien toneladas de peso nunca se han planteado objetivos militares, tales, por ejemplo, como la retirada de la órbita de los satélites enemigos. En el siglo XXI fue diseñado el avión espacial no tripulado Boeing X-37B de cinco toneladas de peso, una creación de la NASA que pasó a disposición del Pentágono. Los dos vehículos ensamblados realizaron cada uno una misión secreta relacionada con las últimas tecnologías por satélite, cuenta el Director del Instituto de política espacial, Iván Moiséev. 
—A pesar de ser información secreta, los objetivos de la creación de este sistema eran evidentemente operacionales. Los conflictos actuales tienden a ser locales y a surgir en diferentes puntos del planeta. Las ventajas de un avión espacial consisten en que puede cambiar con facilidad su órbita, colocarse en el sitio estratégico e ir lanzando satélites especiales que garanticen el control de las operaciones y la comunicación. 
Además de haberse sometido a pruebas, el Boeing X-37B pudo haber cumplido ya tareas concretas, opina el miembro de la Academia de Cosmonáutica de Rusia, Alexandr Zhelezniakov: 
—Es difícil determinar si está siendo usado por los militares, pero es muy posible que haya participado en operaciones de reconocimiento, es decir, en la toma de imágenes de la superficie terrestre. 
A pesar de todo el  Boeing X-37B no es el vehículo espacial que le abrirá al Pentágono el camino a los lanzamientos baratos. El proceso del diseño del avión espacial empezó hace trece años. El concepto se está quedando obsoleto, aunque se ha obtenido una experiencia considerable. 
—Los sistemas civiles de esta clase existen sólo sobre papel y además del turismo espacial, no creo que tengan mucha aplicación, señala el experto. 
Aparte del uso de los transbordadores, sólo existe una manera de abaratar los costes de los lanzamientos espaciales, es crear cohetes capaces de volver a la Tierra. La Fuerza Aérea de Estados Unidos ya ha convocado el concurso pertinente en el que participaron, entre otras empresas, Boeing y Lockheed Martin. Uno de los proyectos presentados les pareció a los organizadores lo suficientemente prometedor, pero el encargo no llegó a hacerse. De modo que en este segmento los militares estadounidenses tampoco cuentan con ninguna posibilidad. En la actualidad, en un proyecto parecido pero de uso civil está trabajando la empresa de Elon Musk, “SpaceX”, que está diseñando el chasis de aterrizaje para el cohete “Falcon 9”. 
Según Alexandr Zhekezniakov, el Pentágono podría interesarse por el producto final: 
—Si Musk llega a avanzar considerablemente en esta esfera, los militares, sin lugar a dudas, le demostrarán su interés y es muy posible que el encarguen el desarrollo de un sistema parecido de uso militar. 
Sin embargo, todo parece indicar que en un futuro inmediato el Pentágono no podrá contar ni con aviones espaciales nuevos y baratos ni cohetes capaces de aterrizar, pero no cabe la menor duda de que la demanda hacia este tipo de aparatos irá en aumento y, sobre todo, por parte del sector civil. Y lo más posible es que los crean empresas privadas y no los tradicionales colaboradores del Pentágono, Lockheed Martin entre ellos, acostumbrados como están a una remuneración fabulosa. En condiciones de un presupuesto más escueto, habrá que considerar los resultados que ofrece la empresa de Elon Musk, creadora de una nave espacial y un cohete a unos costes moderados. 
Los expertos de La Voz de Rusia indican que el futuro de los proyectos espaciales de aplicación militar dependerá en gran medida de las decisiones tomadas por los políticos que serán los encargados en marcar la tendencia hacia el uso civil de los últimos avances o su mayor militarización.

La Voz de Rusia

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