Realmente
Radio Martí escarba en todo, en su sucio negocio de inculpar a Cuba, de
deformar realidades y lanzar diatribas a diestra y siniestra, en un vano
intento por mantener su permanente satanización anticubana. En esta oportunidad
ha publicado un trabajo bajo la firma de Rolando Cartaya, titulado: “Die Welt:
Castro reclutó como instructores en 1962 a ex miembros de las SS nazis”,
valiéndose de dudosos y sensacionalistas comentarios del diario alemán Die Welt,
en que se comenta que, mientras tenía lugar la Crisis de Octubre, en 1962, el
gobierno cubano reclutó a ex miembros de las Waffen-SS nazis como instructores militares.
El
basamento para su comentario lo fueron varios documentos supuestamente
desclasificados pertenecientes al Servicio
Federal de Inteligencia (BND), de la antigua RFA, publicados por Die Welt. Según los comentarios, Cuba ofreció “tentadoras”
pagas a cuatro ex miembros de las SS
para que fungieran como instructores militares, alegando una fabricada
suspicacia entre Cuba y la URSS en esos complicados momentos.
Realmente,
esta historia carece de fundamentos y su aparición en estos momentos tiene el
claro objetivo de continuar la guerra ideológica contra la Isla, ya vilmente
calumniada por inventados vínculos con el narcotráfico y el terrorismo.
Como
EE UU tiene un amplísimo tejado de vidrio, tanto Radio Martí como su
articulista de oficio, deberían recordar que decenas de potencias occidentales
y varias dictaduras latinoamericanas emplearon a nazis en tareas de
instrucción, represión y desarrollo científico, con posterioridad a la Segunda
Guerra Mundial. Estados Unidos, el Reino Unido, Colombia, Chile, Perú y otros,
fueron privilegiados en este sentido.
¿Por
qué, entonces, usar estos dudosos argumentos contra Cuba?
El
propio Washington Post, en su edición del 24 de abril de 1988, decía: “Ya no es necesario—ni posible—negar los
hechos: el gobierno de los Estados Unidos sistemática y deliberadamente reclutó
nazis activos por miles, los rescató, [y] los empleó.”
Lo
que el Washington Post ignoraba es que EE UU, mediante diversas operaciones
encubiertas, reclutó a decenas de miles de nazis, mediante la autorización
expresa de su gobierno y empleando a sus servicios de inteligencia. Por medio
de estas operaciones, miles de ex miembros de las SS, del SD y de la Abwehr,
tipificados como criminales de guerra, fueron sacados de prisión e introducidos
en territorio norteamericano para cumplir misiones de inteligencia, en el campo
del desarrollo científico militar y otras actividades.
Uno
de los encargados de este reclutamiento fue el entonces general Edwin Sibert,
quien formó una red de inteligencia bajo el mando del nazi Reinhard Gehlen, conocida como la Organización Gehlen. La misma estaba
integrada, según denunció la Nazi War Crimes Disclosure Act, por decenas de
oficiales de las SS, la SD, la Gestapo y la Abwehr. Uno de los proyectos
gubernamentales fue la Operación Bloodstone, dirigida por el Departamento de
Estado y la CIA, amparada posteriormente por la directiva NSC 10/2, que permitió
el ingreso de estos criminales de guerra en calidad de refugiados civiles a
partir de 1948.
Otra
tapadera fue la Lodge Act, que permitió el empleo de estos nazis en Fort Bragg
y que se convirtieran en el núcleo originario de las tropas especiales
norteamericanas, entre ellos los famosos Boinas Verdes. Otra parte,
fundamentalmente ex miembros de Amt IV nazi, entraron directamente a servir
dentro de la CIA.
La
CIA se apoyó descaradamente en una directiva aprobada en 1949, la cual
facultaba a su director, al Procurador General y al Comisionado de Inmigración,
a permitir el ingreso de cualquier ciudadano extranjero, en tanto beneficiara a
la seguridad nacional o viabilizara cualquier plan de la inteligencia nacional.
Esta directiva tenía un coto de 100 personas anuales, pero fue Frank Wisner, entonces
director de operaciones clandestinas de la CIA, quien manipuló a los presidentes Truman y
Eisenhower, para que aprobaran las directivas de alto nivel NSC 86, NSCID 13, y
NSCID 14, como una variante del Programa Bloodstone, entre 1949 y 1950.
Otra
de las variantes empleadas por EEUU, posteriormente y durante el apogeo de la
Guerra Fría, fue la creación del National Committee for a Free Europe (NCFE),
bajo pantalla de ONG, que cumplió misiones tales como la creación de grupos desestabilizadores en
los países del antiguo campo socialista, el
reclutamiento de agentes para tareas de espionaje, así como la guerra
ideológica sostenidas mediantes las radioemisoras Radio Free Europe y Radio
Liberty (RFE/RL). Se conoce que EE UU gastó en esa empresa más de 100 millones
de USD para financiar estas actividades, integradas muchas de ellas por ex nazis.
De hecho, Radio Martí desarrolla hoy similar papel con respecto a Cuba.
Un
informe dado a conocer en el 2010, en la página web del National Security
Archive, destapó públicamente las operaciones Bloodstone, Paperclip, así como
las directivas NSC 10/2, NSC 86, NSCID 13, y NSCID 14, hasta esos momentos en
secreto, sobre las operaciones de apoyo a nazis por parte de EE UU.
Reconocidos
científicos y criminales nazis se beneficiaron con esta política de asilo
encubierto, entre los que se destacaron Arthur Rudolph, Otto Von Bolschwing, Wernher
von Braun, entre tantos. Hoy se conoce que la base de datos sobre científicos
nazis a reclutar fue obtenida de una elaborada en la Alemania Nazi por el jefe
de la Gestapo, Heinrich Müller, conocida como “Lista Osenberg”. A
partir de esta lista, entraron, de primera y pata, 127 científicos
nazis, reclutados por el jefe de la Sección
de Cohetería de la División de Investigación y Desarrollo del Ejército de
Estados Unidos, el coronel Holger N. Toftoy. A partir de eso, se implementó la
Operación Paperclip, bajo la dirección de la CIA, llegando a reclutar a casi
mil científicos nazis, especializados en submarinos, misiles, aviones, tanques,
barcos, helicópteros, armas químicas, electrónica, telemática, criptografía,
combustibles sintéticos, bombas atómicas, grasas artificiales, experimentación
médica y otros campos.
Muchos
de estos nazis participaron posteriormente en la guerra de Viet Nam, el Plan
Cóndor, así como en múltiples operaciones clandestinas de la CIA y del US Army.
Como
vieja práctica, se especula que la CIA ha reclutado a científicos y mercenarios iraquíes, libios y sirios en
estos últimos tiempos, reverdeciendo con nueva vitalidad sus viejas operaciones
y programas. Como no han logrados hacerlo en Irán, los mandan a matar.
¿Qué
dirán, pues, Radio Martí, Die Welt, El Nuevo Herald y todos los medios de
prensa anticubanos sobre estos hechos? Cuba nunca ha usado a nazis como lo ha
hecho, reiteradamente, el gobierno norteamericano. Las pruebas están allí,
basta solo escarbar un poco en Internet para comprender que el adalid de la “democracia”
tiene un pasado de componendas, sucios arreglos y confabulación con el nazismo.
¡A
callar, pues, cotorras! O, si prefieren, griten: ¡Heil, Obama!
Percy
Francisco Alvarado Godoy.
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