En una fórmula, a todas luces enrumbada a resolver más cuestiones de política exterior que los asuntos internos, el actual primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, líder del partido derechista Likud, unió sus fuerzas ante las venideras elecciones con su ministro de RR EE, el ultraconservador
Avigdor Lieberman, a cargo del partido Israel Beitenu. De esta forma, mediante la creación de una lista conjunta para votantes, ambos piensan mantenerse en el poder, a pesar de los ataques de la oposición, tanto derechista como izquierdista. Fue el propio Bibi, quien declaró sin tapujos: "Israel necesita una coalición fuerte basada en una sola
lista". Obviamente, ambos pensaban en fortalecer las posiciones del país hebreo ante Irán, Siria, el movimiento palestino y Hezbolláh.
Por su parte, Lieberman declaró al respecto: "Esta unión es la opción que más responde a un acto de responsabilidad nacional". De esta manera, quedó evidenciada la prepotencia de ambos ante un parlamento fragmentado, integrado por micro formaciones políticas.
De hecho, esta maniobra política está dirigida contra los reclamos de varias fuerzas políticas que reclaman mayor atención a los problemas sociales y económicos de Israel, abriendo también las puertas a la impunidad de su agresiva política internacional.
No cabe la menor de las dudas que esta alianza está soportada por el poderoso Complejo Militar Industrial sionista.
Algunas voces se levantaron en repudio, como fue la del diputado Daniel Ben Simon, el cual arguyó que "la unión entre el Likud e Israel Beteinu es una traición a la herencia de Menachem Begin. Esto es un Likud de extrema derecha y racista, un partido nacionalista que metió bajo su ala a otro racista". También el diputado, Amir Peretz, protestó ante lo que considera " una alianza de intereses: Netanyahu quien quiere perpetuarse como primer ministro, y Lieberman quien sueña ser un líder de derecha." Todos temen, por supuesto, una derechización del Likud y una orientación hacia el ultra conservadurismo en la política nacional.
También el presidente del partido Avoda, Itzjak Herzog, manifestó: "la unión Bibi-Lieberman es una muestra de que el pánico se apoderó de
los dos líderes de la evidente voluntad del pueblo de cambiar el
gobierno. Es una coalición extremista, antisocial y mala para Israel.
Avoda es la única alternativa para el cambio de este gobierno
extermista".
Lo cierto es que, si esta fórmula triunfa en la elecciones de enero, el camino hacia la guerra con Irán estará abierto definitivamente, acallando cualquier oposición parlamentaria contra el militarismo y la política provocadora y hostil de Israel contra el mundo árabe. No solo saldrán perdiendo los palestinos y los sirios, sino también el propio pueblo israelí. La voces por la paz recibirán un duro golpe.
Percy Francisco Alvarado Godoy.
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