En
Venezuela, al igual que el resto de Latinoamérica y los países en vías de
desarrollo, el problema de la vivienda padecido por los más desposeídos tiene
como principal consecuencia la formación anárquica de asentamientos irregulares
en las afueras de las principales ciudades; estos son llamados popularmente a lo
largo del continente: barrios, ranchos, comunas, villas, favelas, tomas e
invasiones. En ese punto, es generalmente cuando las instituciones
gubernamentales reaccionan, en formas diversas pero en fondos similares, para
dar solución con este problema.
¿Y
cuál es el problema que desean solucionar nuestros gobiernos: el problema de la
miseria en la sociedad y uno de sus síntomas en la vivienda, o el problema de
los asentamientos irregulares y su impacto en las urbes?
En
primer lugar debemos aclarar algunas nociones, la más importante, la vivienda y
el hábitat:
Vivienda es
cualquier estructura que ofrece refugio y habitación a las personas con el fin
de garantizar protección frente a los elementos de la naturaleza y sus amenazas.
La necesidad de vivienda es tan antigua como los mismos inicios de la especie
humana, sin ella, el hombre entendió que estaba a merced del clima, los
depredadores y otras amenazas.
La
vivienda ha sufrido varias transformaciones que se adaptan a las necesidades
materiales y sociales del ser humano, la satisfacción completa de esas
necesidades se define como hábitat.
El
problema de la vivienda de la clase obrera.
Entonces,
el problema de la vivienda es en realidad el de la clase obrera sometida a
ocupar viviendas precarias, que no alcanzan los mínimos de calidad requeridos
para satisfacer sus necesidades materiales y sociales, evitando así la
consolidación de su hábitat.
La
verdad es que en cada etapa de la historia de las sociedades de clase ha existido la
miseria frente a los privilegios, y eso se ha reflejado también en la vivienda.
En tiempos de feudalismo, se podía encontrar viviendas precarias construidas con
materiales de mala calidad y con múltiples familias viviendo en ella en
situación de hacinamiento a menos de un kilómetro de distancia del castillo del
señor feudal. Y de la misma forma ha sucedido a lo largo de toda la historia,
muy bien lo resaltaba Friedrich Engels, ya en 1872, en el prólogo de
Contribución al Problema de la Vivienda:
“Esta
penuria
de la vivienda no es peculiar del momento presente; ni siquiera es una de las
miserias propias del proletariado moderno a diferencia de todas las clases
oprimidas del pasado; por el contrario, ha afectado de una manera casi igual a
todas las clases oprimidas de todos los tiempos”.
Por
lo tanto, el problema de la vivienda merece ser reconocido como prioridad por
todo el movimiento obrero a nivel mundial.
¿Qué
es una vivienda digna?
Asumiendo
que hasta los momentos, en su forma más avanzada, esta debe ser familiar
urbana para satisfacer las necesidades materiales y sociales, y generar así
el hábitat; una vivienda digna necesariamente debe contar con dos
elementos:
Ubicación
en una ciudad.
Siendo el hábitat por excelencia del hombre, solo en las ciudades se puede
materializar lo realmente urbano a través del acceso efectivo de los espacios de
uso público en los que se desarrollan las actividades que complementan a las de
habitación y trabajo, como son todas aquellas que ofrecen bienestar social y
sentido de comunidad. Además, la industria y el comercio tienen su lugar en las
ciudades, y son precisamente la principal fuente de trabajo masivo en la
sociedad actual.
Adecuada
para la familia. Una
vivienda digna para una familia de la clase obrera debe adecuarse al tamaño de
la familia, no la familia adecuarse al tamaño de la vivienda. El hacinamiento ha
sido una constante histórica de precariedad, presente en el Manchester de 1850
donde en un edificio de cuatro pisos vivían cientos de familias con una sola
letrina; y presente también en cualquier barrio de Latinoamérica, donde
en terrenos ocupados por las capas más sumergidas en la miseria, habitan miles
de familias en viviendas de mampostería, amontonadas unas sobre otras, sin
acceso a los mínimos servicios de agua o electricidad, negando absolutamente el
hábitat humano pero propiciando el ideal para brotes de enfermedades mortales y
epidemias.
El
problema de la vivienda para la clase obrera en Venezuela ocurre por la escasez,
en el interior del país, de servicios públicos de toda índole (educación, salud,
cultura y deporte), así como de fuentes de trabajo formal y productivo. Esta
escasez es originada por la centralización de las pocas industrias y los
principales centros de comercio en la región costa-montaña; lo que hace migrar a
las personas de las zonas rurales a las ciudades, quienes buscando una mejor
calidad de vida, se encuentran con urbes no planificadas, con un mercado
inmobiliario de viviendas inaccesible para ellos y sin una industria o
agroindustria en donde trabajar productivamente. Esta distribución dispareja se
da en parte por la dependencia del país de la renta petrolera.
La
dinámica de la economía venezolana alrededor de la apropiación de la renta
petrolera, dificulta el desarrollo de las fuerzas productivas, salvo aquellas
vinculadas con su extracción. En cambio, potencia el comercio altamente
especulativo basado en la importación; y para los menos afortunados, el empleo
informal y precario. Lo que resulta en un ejército nacional de obreros
desempleados, que viven precariamente en asentamientos de viviendas irregulares
periféricos a las grandes ciudades, y que para sobrevivir recurren a la
buhonería, y demás ramas del empleo informal, y en muchos casos a actividades
económicas delictivas y precarias.
Es
por ello que no es posible dar solución al problema de la vivienda de forma
aislada. Pretender limitarse a la simple construcción masiva de viviendas, sin
tomar en cuenta ningún otro aspecto, evidenciaría la aplicación de una solución
superficial a un problema que es esencialmente estructural.
La
Gran Misión Vivienda Venezuela
En
abril del 2011, el Gobierno Bolivariano lanzó la Gran Misión Vivienda Venezuela
con el objetivo de dar solución a este problema que ha azotado a los más
desposeídos en el transcurrir de la historia, con ese fin, se decretó la
creación del Órgano Superior del Sistema Nacional de Vivienda y Hábitat,
integrado por los ministerios referentes a vivienda y hábitat, transporte
terrestre, industrias básicas, ciencia y tecnología, defensa, y comunas; además
se creó el cargo de Ministro
de Estado para la Transformación Revolucionaria de la Gran Caracas; y
se promulgaron leyes que regulan un nuevo régimen de propiedad de las viviendas
por construir, formas de acceder a terrenos aptos para la construcción de
viviendas por parte del Estado, y un sistema que pretende desburocratizar las
obras publicas. Además, el Gobierno ha comprado la industria del cemento y la
siderúrgica, rubros fundamentales en la construcción, también ha decretado la
creación de la Empresa Nacional de Obras Públicas, que estará a las órdenes del
Órgano Superior del Sistema Nacional de Vivienda y Hábitat.
Por
todo lo anterior, podemos observar que se están dando importantes pasos para dar
con una solución. Sin embargo, debemos profundizar en las causas, ejecución y
consecuencias de este nuevo plan, y al mismo tiempo preguntarnos si de verdad
tales políticas públicas son realmente orientadas a dar solución de forma
estructural, y de lo contrario, debemos organizarnos y proponer una solución
revolucionaria al problema de la vivienda de la clase obrera en
Venezuela.
Las
fórmulas aplicadas por cualquier gobierno de un estado liberal-burgués para
solucionar el problema de la vivienda no son efectivas a los ojos de la clase
obrera. En el mejor de los casos, se limitan a ocultarlo demoliendo barrios
enteros para construir museos y grandes avenidas, sin importar que a pocos
kilómetros un nuevo barrio nace de la mano de los desplazados, fuera de la vista
de los turistas. Y la razón de ello es que tan necesaria solución es inherente a
la lucha última del proletariado: la abolición de la propiedad privada de los
medios de producción. Porque en un mundo donde los medios de producción son
privados, no se hace lo necesario sino lo que brinde más rentabilidad, por
ejemplo: la industria de la construcción y el hecho de que las viviendas solo se
construyen para quien las pueda pagar, no necesariamente para quien las
necesita; debido a que, como todo en el modo de producción capitalista, las
viviendas también son una mercancía. Es decir, no escasean los medios necesarios
para construir centros comerciales o empresariales, pero si para construir
viviendas dignas y hábitats para la clase obrera.
¿Revolucionariamente
qué alternativa tenemos?
Es
necesario hacer de propiedad pública toda la maquinaria, tecnología e
infraestructura necesaria para la construcción, así como también todos los
terrenos que sean aptos para ello; con el objeto de crear ciudades que permitan
consolidar un hábitat digno para los trabajadores y trabajadoras que así lo
requieran, creando además fuentes de empleo formal y socialmente productivo en
ramas industriales y agroindustriales, y de esa forma, solucionar el problema de
la vivienda, la miseria urbana, el rentismo, el centralismo, el desempleo y el
empleo precario.
Es
importante destacar que la clase obrera en Venezuela no sólo carece de
viviendas, tampoco cuenta con empleos que posibiliten la evolución de sus
potencialidades técnicas y organizativas. Entonces, la creación de ciudades
planificadas y productivas representa una solución integral, dialéctica y
revolucionaria al problema de la vivienda en su más amplio concepto: el
hábitat.
Con
esto claro, es más fácil comprender que no es posible solucionar el problema de
la vivienda de la forma como lo ha venido intentando, hasta el momento, el
Gobierno Bolivariano, esto es: pagando, al precio especulativo del mercado
inmobiliario, a constructoras privadas nacionales y transnacionales para
construir viviendas aisladas, con débil accesibilidad a los servicios públicos
(debido a los ahorros de costos necesarios para maximizar el lucro por parte de
las constructoras), sin equipamiento urbano ni centros de empleo masivo
industrial que funcionen para alimentar la capacidad productiva del país y
generar fuentes de empleo formal.
Hasta
los momentos, lejos de planificar y construir ciudades productivas en el
interior del país, la Gran Misión Vivienda Venezuela se ha limitado a construir
viviendas en las urbes más pobladas, acrecentando aún más el deterioro de los
servicios públicos en estas latitudes y dejando a un lado el problema
estructural, para solucionar el problema coyuntural. Un triste ejemplo de esto
es Caracas, que es mi ciudad natal, y en donde, según locuciones del Ministro de
Estado para la Transformación Revolucionaria de la Gran Caracas, Francisco
Sesto, se han construido siete mil doscientas veintidós (7.222) viviendas; y
están en proceso de construcción cincuenta y cuatro mil ochocientas cuarenta y
un (54.841) viviendas más. Esto en una ciudad de solo 433 kilómetros cuadrados
que tiene, según el Instituto Nacional de Estadística, 1.943.901 habitantes para
una densidad poblacional de 4.489,4 habitantes por kilómetro cuadrado, frente al
22,5 habitantes por kilómetro cuadrado del país entero; contando solamente el
Distrito Capital, es decir, sin contar el área metropolitana de la Gran Caracas
y su periferia que incluye el estado Vargas y 15 de los 21 municipios del estado
Miranda.
En el
gráfico 1 podemos apreciar la distribución territorial entre Caracas y los
estados más poblados de la región cercana con relación al resto del país.
Fuente: Instituto Nacional de Estadística.
Gráfico 1:
Y en
el gráfico 2, la distribución poblacional de los mismos estados con el resto del
país. Fuente: Instituto Nacional de Estadística.
Gráfico 2:
La
realidad venezolana, es que el 32% de la población vive en estos estados que
ocupan solo el 2% del territorio nacional. Y sumando a esta ecuación el resto de
los estados de la región costa-montaña, en Venezuela el 71% de la población vive
en el 20% del territorio.
Al
igual que sucede en la mayoría de las ciudades no planificadas de Latinoamérica,
Caracas presenta un deterioro importante en los servicios públicos, que se
acrecienta día a día con la construcción sostenida de viviendas, y su
desproporción con la inversión en los servicios públicos. Por ejemplo: para el
año 2011, se registraron 462.649 vehículos, lo que colapsa el sistema de vías
públicas en las horas críticas de entrada y salida de los lugares de trabajo,
por la saturación de las autopistas y calles principales.
Otro
de los problemas de esta capital es su ausencia de industrias, para el 2011,
Caracas contaba con un índice de desempleo de 6,9% y un empleo informal de
27,2%, para un total de 335.773 caraqueños en esta situación
precaria.
En el
gráfico 3 se aprecia la distribución de la población activa, empleo formal,
informal y desempleo en Caracas. Fuente: Instituto Nacional de
Estadística.
Gráfico 3:
El 32% de los
habitantes de Caracas, se encuentran en este momento combatiendo la precariedad,
y constituyen la reserva de empleados sin empleador de la ciudad y lógicamente,
sumar desempleados a Caracas no puede ayudar en nada. Es matemática simple, si
le agregamos más viviendas a una ciudad en esta situación, los servicios
públicos colapsaran aún más y habrá más desempleo, empleo precario, y
criminalidad. Y hasta los momentos, eso es precisamente lo que esta haciendo la
Gran Misión Vivienda Venezuela, no solo en Caracas, sino en toda la región
costa-montaña que se encuentra en igual o incluso peor situación que la
capital.
Por todo lo anterior,
desearía que la filosofía del Ministro de Estado para la Transformación
Revolucionaria de la Gran Caracas fuese replantear el urbanismo de la capital y
no amontonar una Caracas encima de la que ya está. Definitivamente, en Caracas
no cabe otra Caracas.
Por Roberto
Armando Ramírez
Centro
de Investigación y Formación Obrera (CIFO)-ALEM
Bibliografía
- Ley de Régimen de Propiedad de las Viviendas de la Gran Misión Vivienda Venezuela.
- Ley de Emergencia para Terrenos Urbanos y Vivienda.
- Decreto 8120. Se crea el Órgano Superior del Sistema Nacional de Vivienda y Hábitat, conformado por 10 ministerios y el Presidente de la Republica.
- Decreto 8430. Se autoriza al Órgano Superior del Sistema Nacional de Vivienda y Hábitat la creación de la Empresa Nacional de Obras Públicas.
- Friedrich Engels. Contribución al Problema de la Vivienda; La Situación de la Clase Obrera en Inglaterra, y El Origen de la Familia, la Propiedad Privada y el Estado.
- David Harvey. Urbanismo y Desigualdad Social, y El Derecho a la Ciudad.
- Instituto Nacional de Estadísticas http://www.ine.gov.ve/
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