Blogueros cubanos en TwittHab. Foto: Roberto Suárez |
El 22 de noviembre del año pasado (2012), el
editor del blog Cubano1erPlano,
Alejandro Cruz, publicó un artículo titulado ¿La historia los absolverá?. En ello, el autor confirmó lo que para muchos
ya era una sospecha día tras día más plausible: el blog cubano La
Joven Cuba estaba siendo bloqueado desde la Universidad de
Matanzas.
El día siguiente, guiado por un auténtico
rechazo frente a la que consideraba una aberración revolucionaria, escribí mi
personal visión y publiqué el texto Capítulo Cubano siempre estará con La Joven Cuba.
Con el tiempo, muchos otros blogueros
(cubanos y no) se sumaron a la causa de La
Joven Cuba, generando un verdadero cerco solidario
alrededor de los tres matanceros -para que sus historias no terminasen
olvidadas y su blog definitivamente abandonado- y enseñando el más puro y
auténtico rostro de la tan promocionada solidaridad cubana.
El cerco solidario funcionó maravillosamente
y, tras meses de quejas virtuales, finalmente el bloqueo fue levantado y los
tres muchachos, tras reunirse con el mismo primer vicepresidente de los Consejos de Estado y Ministros de Cuba, Miguel
Díaz-Canel, volvieron a ejercer su elemental derecho a la inteligencia. El sentido común,
por fin, ganó.
Por cierto, hubo quienes no fueron tan
receptivos en entender la gravedad de la cuestión. Hubo gente que desde el principio asumió una
postura de total atrincheramiento y clausura frente a cualquier intento de no
permitir que la historia de La Joven Cuba fuese
olvidada y su voz -crítica, cuestionadora y profundamente revolucionaria-
silenciada, gente que decidió aceptar pasivamente la cosa y gente que hasta la
justificó.
Dichas personas, que hoy celebran la vuelta
de LJC, pueden estar tranquilas ya que no es mi intención desenmascarar su
doble rasero y decir abiertamente quienes son los hábiles transformistas que
ahora se tiran fotos jocosas con los tres blogueros. Lo único que les pido a
esos ‘compañeros camaleones’ es que se paren y se pregunten -y le pregunten a
sus consciencias- cómo habría terminado esta triste y absurda historia si todos
los demás hubiesen actuado como ellos.
Sin voluntad ahora de establecer quien hizo o
no hizo algo para ayudar a los tres muchachos, he decidido publicar aquí unos
cuantos comentarios que recibí tras publicar mi texto del pasado noviembre, con
la profunda esperanza que lleguen hasta sus autores y que éstos sepan sacar de
toda esta historia la justa enseñanza para entender lo trágicamente peligroso
que fue su actuación silente.
“Hay personas que se les va las revoluciones
y se enredan. Hay personas que se creen que tienen un super blog y que tienen
la verdad siempre en la mano”.
“Sobre la Joven Cuba solo te
puedo decir que en uno de los artículos al parecer se pasaron y publicaron algo
que no debían publicar. Pero no te puedo decir
más nada, no tengo más información. Pero no está bloqueada, si ellos no
han escrito es porque no han querido”.
“Usted ha escrito algo sin saber, ¿o es que
usted es el defensor a ciegas de La Joven Cuba? Sólo le digo que se informe antes de
escribir algo”.
“Los de La
Joven Cuba se conectaban gracias a la Universidad de
Matanzas, una conexión estatal. Ellos usaron esa conexión para tratar temas que
no eran pertinentes, coqueteaban con la oposición, se pasaban de la raya y no
escucharon las advertencias de las personas que trataron de aconsejarlos cuando
se les iba la mano”.
“Los recursos son de la universidad, si la
universidad no está de acuerdo con lo que están haciendo ellos con sus
recursos, es libre de negárselos. Y eso fue lo que hizo la universidad. Es muy
simple, ellos no pagaban por esa conexión, la tenían “porque a la universidad
le parecía bien”. Cuando dejó de parecerle bien, pues se acabó el privilegio”.
“La Joven Cuba era un buen proyecto, pero ellos, en
su afán de ganar lectores, fueron en ocasiones demasiado lejos”.
“Un joven revolucionario, comunista, con un
proyecto tan importante como La
Joven Cuba, que de pronto se pone a decir así en pleno internet
que desconfía de sus dirigentes. El tipo no estaba criticando a cualquiera, no,
estaba citando y criticando a la máxima dirigencia del país, a Raúl. Eso es grave,
porque resquebraja lo más importante que tenemos, que es precisamente la
confianza del pueblo en sus dirigentes, más aun, en sus líderes históricos”.
“Ese tema no me interesa... Además es falso.
Ellos están ahí, presentes, con su blog actualizado. Vete al blog, están allí”.
“Lo de La Joven Cuba es más
chisme que otra cosa, ellos están en la red con las mismas dificultades que
tenemos todos con las conexiones lentas y demás”.
Claro está que se consideraría un gesto de
madurez intelectual y honestidad revolucionaria si estas personas ahora quisiesen dar la cara
y aclararnos abiertamente las razones que los llevaron a tener semejante
comportamiento. Por cierto -como ateo convencido- no creo en milagros.
Nota del administrador:
Tal vez, ciertamente, este tema no fue manejado con tacto por quienes debían hacerlo, lo que dio paso a sanas y malsanas apreciaciones.
Primero que todo, creo que el autor, Vicenzo basile, usa mal varios comentarios en este trabajo, algo inusual en él y por quien deparo un profundo respeto: ¨Por cierto, hubo quienes no fueron tan
receptivos en entender la gravedad de la cuestión. Hubo gente que desde el principio asumió una
postura de total atrincheramiento y clausura frente a cualquier intento de no
permitir que la historia de La Joven Cuba fuese
olvidada y su voz -crítica, cuestionadora y profundamente revolucionaria-
silenciada, gente que decidió aceptar pasivamente la cosa y gente que hasta la
justificó¨.
¨Dichas personas, que hoy celebran la vuelta
de LJC, pueden estar tranquilas ya que no es mi intención desenmascarar su
doble rasero y decir abiertamente quienes son los hábiles transformistas que
ahora se tiran fotos jocosas con los tres blogueros. Lo único que les pido a
esos ‘compañeros camaleones’ es que se paren y se pregunten -y le pregunten a
sus consciencias- cómo habría terminado esta triste y absurda historia si todos
los demás hubiesen actuado como ellos.¨
Mantener un blog por revolucionarios entraña una notable responsabilidad, saber hasta dónde una apreciación o punto de vista, aunque se defienda a una verdad, merece ser canalizado por otros canales en donde, a pesar de que realmente existen anquilosamientos y posturas pragmáticas, escucharán un oído receptivo. Significa hacer uso de la crítica descarnada, pero sin cederle armas o matrices de opinión al enemigo.
Creo que los miembros de La Joven Cuba también incurrieron en errores, no sé si por la edad de sus integrantes o por la manipulación que sobre este hecho se realizó desde el exterior.
Personalmente les considero jóvenes revolucionarios y de una profunda entrega a nuestro pueblo, pero eso no me ciega para aconsejarles saber manejar adecuadamente el uso de la repercusión lograda por ellos luego del encuentro de blogueros realizado bajo su convocatoria, en el cual recibieron todo el apoyo necesario.
Para mi caso, que nunca he sido transformista y uso la crítica directa a lo mal hecho, la mayoría de veces empleando los canales adecuados, creo que La Joven Cuba asume un nuevo reto: emplear la crítica cuando las puertas se cierren, cuando la indolencia y la falta de compromiso -que no niego que aún existan-, nos cierren las puertas. La verdad debe estar presente y no podemos ahogarla. Vivimos en un proceso de transformaciones sumamente complejo, impulsado por muchos y tratado de ser detenido por aquellas fuerzas que aún existen y que se oponen al cambio. Nuestra trinchera está en esa dirección: combatir lo mal hecho y hacerlo con honestidad y entrega, pero con tacto y madurez. Debemos tener bien claro cuando un juicio nuestro puede servir de matriz de opinión a nuestros enemigos y en vez de hacer algo positivo, simplemente, los alineamos inconscientemente al discurso político de la contrarrevolución.
Hoy han proliferado algunos blog pseudo revolucionarios que intentan sembrar dudas y confusiones dentro de nuestros jóvenes e intelectuales, sembrado matrices de opinión que deben ser analizadas detenidamente y que tienden a emplear novedosas formas de subversión. Este no es el caso de La Joven Cuba, pero existen.
Cuando hagamos una campaña, Basile, debemos hacerla con sentido práctico, con claridad y teniendo plena conciencia de sus objetivos.
Todos cometimos errores en este caso que, espero, haya sido realmente solucionado. Estos son mis criterios personales.
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