Letales, silenciosos e incorruptibles: tres
atributos que hacen de estos milicianos los mejores combatientes que un
ejército del siglo XXI pudiera tener. Así lo sabe Bashar al Asad, quien
lleva más de dos años defendiendo su régimen con la ayuda de estos
milicianos, que desde la trinchera de internet ponen su grano de arena
para resistir la revolución que ha costado la vida de más de 70.000
personas en Siria. Hoy, la brutal ofensiva contra la resistencia en este
país no sólo se lucha por cielo, mar y tierra, también se libra en
medio de una violenta guerra virtual.
Su nombre: el Ejército
Electrónico Sirio (SEA). Así se autodenominó esta guerrilla de hackers
desde su creación en el despertar de la revolución siria en la primavera
de 2011. Trabajando a favor de Al Asad y su brutal régimen, arremeten
contra agencias de prensa como BBC, AP y The Guardian, a las que
consideran títeres de Occidente que sólo reproducen y ocultan la verdad
sobre lo que, según ellos, ocurre en realidad al interior de Siria: una
insurrección armada patrocinada por Occidente.
Semanas atrás, en
su último gran ataque, hackearon la cuenta de Twitter de la agencia de
noticias AP, informando a sus más de dos millones de seguidores sobre
dos ataques terroristas a la Casa Blanca en los que el presidente Barack
Obama había resultado herido. A pesar de que el caos sólo duró cinco
minutos, tiempo que AP demoró en corregir la información, el daño estaba
hecho. Más de $130 billones de dólares en pérdidas registró Wall Street
por el pánico financiero que generó el ataque.
“Angelina Jolie
culpó a Jordania por la situación de los refugiados sirios”, posteaba a
sus miles de seguidores la página oficial de E! Entertainment este
sábado, en lo que se confirmaría horas más tarde como un nuevo ataque
del Ejercito Electrónico Sirio. Uno más de los tantos que han sufrido en
este 2013 medios como el Washington Post, BBC, Deutsche Welle, Al
Jazeera, The Telegraph, The Independent, France 24 y Human Rights Watch.
“No
hay duda sobre la existencia de este ejército electrónico. Son un
verdadero ejército en el mundo virtual”, confesó Al Asad en 2012, en un
discurso en la Universidad de Damasco. “Son algunos de los miles de
guerreros anónimos que luchan por la protección de Siria, su rol es hoy,
muy importante”.
A diferencia de Túnez, Egipto, Libia, Grecia y
Bahréin, donde la ofensiva virtual había sido de uso exclusivo de la
resistencia, en Siria la realidad es otra. Lo que empezó como un pequeño
grupo de hackers de la Universidad de Damasco auspiciados por el
Gobierno, en un sólo año triplicó sus filas trasladándose por cuestiones
logísticas y de seguridad a una sede en Dubái. Nada más ni menos que a
una guarnición construida por Rami Makhould, primo multimillonario de Al
Asad y el encargado de manejar este escuadrón de mercenarios que ganan
alrededor de US$500 a US$1.000 por cada ataque a portales de
corporaciones, agencias de noticias o centrales de inteligencia de
Occidente.
Según los reportes de la CIA, el Ejercito Electrónico
Sirio (SEA) está compuesto principalmente por alauitas, la minoría a la
que pertenece Al Asad. Su misión no sólo es desvirtuar en internet los
reportes de prensa sobre las masacres y los abusos del régimen sirio,
sino también perseguir y acorralar a los líderes de la oposición. No
sólo hackeando y destruyendo sus equipos y redes de comunicación, sino
dando cuenta a la guardia secreta de Al Asad sobre sus paraderos y
planes. Una combinación letal en términos de estrategia y eficacia
militar.
No es que este tipo de contrainsurgencia sea del todo
nueva. Por el contrario, es un fenómeno nada extraño en países como
China y Rusia, donde se ha comprobado la existencia de grupos de hackers
que trabajan a favor del Gobierno. Reportes confirman que el conocido
círculo de Blogueros del Kremlin, aliados virtuales de Vladimir Putin,
da asistencia técnica y logística a sus colegas del SEA. Se habló en un
momento sobre una misión conjunta entre estas dos milicias para
suspender por un día las principales agencias de noticias de Occidente,
principalmente de Estados Unidos, Inglaterra, Francia y Alemania,
fuertes críticos del régimen de Al Asad.
Para impedirlo, su único y
más fuerte enemigo en el mundo virtual se llama Anonymous, el numeroso
colectivo de hackers con sede en los cinco continentes, conocido por
protagonizar movimientos tan importantes como el Occupy Wall Street en
Estados Unidos, la caída dictatorial en Túnez, Egipto y Libia, la
insurrección estudiantil en Grecia y, por supuesto, la revolución Siria,
además de acciones en el ciberespacio contra grandes corporaciones como
Master Card, Facebook, Nike, Amazon y Wal-Mart.
La guerra a
muerte entre estos dos ejércitos virtuales se inició en 2012, cuando
Anonymous se tomó la página web del Ministerio de Defensa sirio
publicando en su página principal fotos de los ataques del ejército de
Bashar al Asad en contra de civiles. En respuesta, el SEA hizo lo propio
contra el portal de la red social de Anoymous, la cual era consideraba
impenetrable.
“Ya se dio inicio a una guerra que no tendrá fin,
Anonymous, ustedes son también nuestro objetivo”, se lee en la página
oficial del Ejercito Electrónico Sirio, donde con retratos de mártires
en pasamontañas y tras computadores se exhiben las acciones militares
del grupo convocando a nuevos miembros a unirse a su lucha. Es decir, a
iniciar su carrera profesional en el mundo del terrorismo electrónico.
Sin duda, una de las profesiones más temidas por las agencias de
inteligencia del mundo entero.
acorzo@hotmail.com
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