No entiendo. Sinceramente no
comprendo por qué en el país con mayores reservas de petróleo del mundo
hay escasez de algo, lo que sea.
No entiendo. De verdad no entiendo por qué desaparecen el papel
higiénico, las toallas sanitarias, la harina, la leche, el café, el
aceite y hasta el pan.
No entiendo, de verdad que no, por qué cada vez que a los vendedores,
de lo que sea, les viene en gana incrementan a discreción los precios
de los productos.
Alguien que me explique por qué los menú de los restaurantes van, a
cuenta gotas, subiendo el precio de cada plato sin que nada pase. Por
qué en los supermercados las etiquetas de los alimentos señalan un
precio y al final, cuando uno va a pagar, le hacen cancelar el doble, so
pena de no venderte nada.
Siguen quitándonos votos, escondiéndonos los productos. Nos siguen
haciendo comprometer elecciones por el aumento anárquico de precios. Los
votos opositores van creciendo a punta de desabastecimiento ficticio e
inflación.
Me pregunto, ¿Quién o quienes no han entendido que quien acapara y vende al triple del precio justo está ganando el doble?
Políticamente porque crea zozobra, desestabilización y enojo en los “consumidores”, que no son más que pueblo.
Económicamente gana también el acaparador porque, cuando por fin le
de la gana de sacar el producto, lo hace al triple del precio regulado.
Es pues un ganar-ganar el del acaparador que, con la inflación, gana cobres y gana votos opositores.
Si alguien tiene dudas de lo que digo vea en la calle a los buhoneros
vendiendo a precios exorbitantes los productos que, supuestamente, no
se encuentran en los mercados. ¿Será que habrá depósitos con
extraterrestres que encuentran lo que ningún mortal halla?
Cómo es posible que durante seis años la mafia de la bendita, o más
bien maldita, “lechuga verde” vendía cada dólar entre 5 y 9 bolívares, y
en los últimos 6 meses éste pasó de 9 a 25. Parece que nadie respeta el
“cambio oficial”, pero por una extraña patología social todos se
pliegan al robo colectivo del dólar paralelo.
Así qué no siga Ud. mirando al cielo por la ventana, para ver si los
aviones de los marines gringos vienen a bombardearnos, tampoco pierda
Ud. tiempo esperando el desembarco en las costas de navíos europeos para
colonizarnos. El desembarco ya se dio, y hace mucho tiempo…
Los especuladores, acaparadores y compañía que se frotan las manos
con la inflación y el hambre del pueblo, ya están aquí. Aplaudiendo,
celebrando y dando las gracias al cielo por tanta impunidad.
Si queremos que nos den un golpe, vamos por buen camino, pues no hay
nada más peligroso que un ciudadano que no tiene plata para comprar un
producto que amanece costando tres veces más de lo que vale realmente.
Pero, además, no hay nada más peligroso que una ciudadana que, aún
teniendo el dinero en el bolsillo, no encuentra lo que necesita.
Los golpes, algunas veces son electorales, y se concretan cuando la
gente vota en contra de quienes no logran frenar a especuladores y
acaparadores.
Paradójicamente, en ocasiones, para castigar a los que no logran
controlar a los especuladores y acaparadores, votan por los
especuladores y acaparadores mismos.
Miguel Ángel Pérez Pirela
Patria Grande
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