miércoles, 19 de junio de 2013

A 60 AÑOS DE UN GRAN CRIMEN




Quien venga a La Habana y vea en un parquecito próximo a la Plaza de la Revolución José Martí el monumento a los esposos Rosemberg, recordará un espantoso crímen cometido por Estados Unidos, hace hoy sesenta años.

El monumento a los esposos Julius y Ethel Rosemberg es obra del laureado escultor cubano ya fallecido José Delarra, quien tiene también entre sus monumento otro que consagra los crímenes cometidos por el imperio en Hiroshima y Nagasaki.

Pocos países del mundo tienen en su haber tantas violaciones de los derechos humanos como Estados Unidos de Norteamérica.

Y Cuba, en la Primera Declaración de La Habana dada a conocer al mundo el 2 de septiembre de 1960 en la voz de Fidel Castro, ante más de un millón de cubanos reunidos en la Plaza de la Revolución, condenó ese crimen.

La democracia –subrayó Fidel-- no es compatible con la oligarquía financiera, con la existencia de la discriminación del negro y los desmanes del Ku-Klux Klan, con la persecución que privó de sus cargos a científicos como Oppenheimer, que impidió durante años que el mundo escuchara la voz maravillosa de Paul Robeson, preso en su propio país, y que llevó a la muerte, ante la protesta y el espanto del mundo entero y pese a la apelación de gobernantes de diversos países y del Papa Pío XII, a los esposos Rosemberg.

Julius y Ethel Rosemberg fueron falsamente acusados de espionaje atómico a favor de la desaparecida Unión Soviética y ejecutados en la silla eléctrica el 19 de junio de 1953 en el país que cínicamente se proclama como el más democrático del mundo.

Por eso algunos líderes latinoamericanos de hoy llaman constantemente a sus pueblos a no olvidar.

(Para ALER-CONTACTO SUR les habló desde Radio Habana Cuba Pedro Martínez Pírez) Junio 19-2013.

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