El contratista Alan Gross (al centro) junto al abogado Scot Gilbert (izq.) y Judy Gross en una visita a la cárcel en La Habana. |
Scott Gilbert, el abogado
del espía estadounidense preso en Cuba, Alan Gross, no parece haberse sentido conforme
con el hecho de que un juez de un tribunal menor del Distrito de Columbia, James
Boasberg, haya desestimado en mayo de 2013, la demanda de su cliente contra el
gobierno norteamericano –presentada en noviembre del 2012-, por haberlo
embarcado en una aventura en la que, supuestamente, exculpa al gobierno, bajo
el dudoso argumento de que “el Gobierno federal tiene inmunidad ante perjuicios
causados en países extranjeros".
El fallo del juez Boasberg
fue apelado ayer por el abogado de Gross ante la Corte de Apelaciones del
Circuito de Columbia, tratando de evitar que el caso sea desestimado, así como
buscando que los tres jueces actuantes no dejen a Gross ante un futuro
incierto.
El caso Gross desnudó las
sucias operaciones encubiertas contra Cuba en el año 2009 por parte de la USAID
y otros servicios especiales norteamericanos, quienes han usado contratistas
para llevar a cabo sus planes subversivos y desestabilizadores dentro de la
Isla.
La demanda de Alan P. Gross,
y de su esposa Judy, contra la USAID y Development Alternatives Inc. (DAI)
solicita una compensación de 60 millones de USD, ya que ambas agencias parecen
no haberle explicado claramente los riesgos que corría en su aventura en Cuba.
Se conoce que la DAI llegó
a un acuerdo extrajudicial con la familia Gross para resolver el litigio, quedando
ambas partes eximidas de responsabilidad, luego de desembolsar una millonaria
compensación, lo que incluyó la desestimación de otra demanda en curso contra Federal
Insurance Company (FIC), una aseguradora de Nueva Jersey.
Tras la solución del
diferendo con la DAI y la FIC, el abogado de Gross centró sus demandas contra
el gobierno norteamericano. Un falla favorable de los jueces pondría en evidencia la responsabilidad de EE UU en una guerra sucia contra un país extranjero.
No sabemos a ciencia
cierta si el gobierno USA satisfaga las demandas de la familia Gross, pues es
dudoso que un agente de su experiencia no conociera los riesgos que entrañaba
su labor subversiva dentro de Cuba. Lo cierto es que, al menos moralmente, el
gobierno debiera no dar una solución monetaria para exculparse, sino promover
un entendimiento con La Habana, para lograr en intercambio del mismo por los
tres antiterroristas cubanos, prisioneros aun injustamente en cárceles norteamericanas.
Aprenda Obama de los
cubanos, quienes no descansaremos de hacer valer la justicia y el legítimo
reclamo de no dejar nunca abandonado a uno de los nuestros.
Percy
Francisco Alvarado Godoy
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