El desertor ex mayor del
MININT, Ortelio Abrahantes Bacallao, detenido actualmente en el centro
provisional de detención de Carmichael Road, en Bahamas, trata desesperadamente
de evitar su extradición a Cuba, procedimiento usual establecido por las
autoridades bahamesas con respecto a los ciudadanos cubanos capturados al usar
el canal ilegal marítimo.
Desde que robó una
embarcación valiéndose de su cargo en Ciego de Ávila, el 24 de marzo de este
año (detenido tres días después), ha contado con el apoyo de diversos grupos
contrarrevolucionarios radicados en Miami –disponiendo de todos los recursos
posibles de la cobertura mediática anticubana-, para evadir los cargos que
penden sobre él como secuestrador y desertor. Aclaro que ninguna de estas penas
contempla una amenaza de muerte para él dentro del Código Penal cubano.
Por su parte, el Servicio de
Guardacostas de Estados Unidos (USCG), quien detuvo la embarcación robada y entregó
a Ortelio a las autoridades de Bahamas, dice a través de su vocera en Miami, Marilyn
Fajardo, no haber encontrado pruebas –hasta el momento-, sobre dicha detención.
Algo sucio está detrás de tapete.
Luego de elaborar mentiras
sobre mentiras, sugiriendo poseer secretos sensibles para Cuba y que podrían
ser empleados contra nuestra Patria por sus tradicionales enemigos, sobre la
base de sobredimensionar su rol dentro del MININT en su provincia, trata ahora –con
mayor desespero-, de fabricar nuevas acusaciones sin fundamento.
Las averiguaciones hechas
por mí, personalmente, me han demostrado que este personaje careció siempre de
acceso a cualquier secreto relevante para nuestro gobierno.
Ahora mismo, cuando las
posibilidades de su retorno a Cuba se hacen mayores, acude a una absurda
historia, totalmente manipulada –y casualmente congruente con las falsas
acusaciones de EE UU de vincular a Cuba con el narcotráfico-, de decir que
tiene conocimiento de una supuesta vinculación de autoridades cubanas con esta nociva
actividad.
Su versión involucra no a
todas las autoridades cubanas, sino solo a dos oficiales del MININT a los que
conoció en el desempeño de sus funciones: el teniente coronel José Luis Aro,
jefe de la DNA (Dirección Nacional Antidrogas), en la provincia de Ciego de
Ávila; así como el coronel Servando,
jefe de Tropas Guardafronteras, en Ciego de Ávila.
Ambos compañeros son
totalmente ajenos a cualquier actividad de narcotráfico y sus nombres han sido
usados por Ortelio solo para sustentar sus falacias.
La mentira crece como un
globo y ha llegado la hora de desinflarlo. Nunca avioneta colombiana alguna
dejó caer drogas en Cayo Coco y nunca droga alguna resultó colocada en lancha
alguna que partiera hacia EE UU. Tampoco esta operación, de haber existido se
nombraría “Aché”, ya que las operaciones en nuestros órganos no repiten los
nombres. Recuérdese que como tal se llamó a la operación librada por el MININT
contra el narcotráfico hace algún tiempo.
Su condición de funcionario
de apoyo a las actividades de apoyo, al fungir como jefe de Transporte
Terrestre y Marítimo del MININT en Ciego de Ávila, lo marginaban de cualquier
actividad operativa sobre el terreno debido a la rigurosa compartimentación establecida por nuestros órganos, lo que fundamenta, simplemente, que este
personaje miente totalmente.
El interés por impostar esta
grave y falsa acusación –sugerida por su abogado, quien funge como mandadero de
grupos anticubanos-, no parece haber hecho mella hasta el momento ni en la DEA,
el FBI y el Departamento de Estado, quienes
no toman en serio la veracidad de estas acusaciones y temen hacer el ridículo
ante la opinión pública.
Aunque su abogado, David
Álvarez, ha tratado de vender esta historia ante las autoridades
norteamericanas, buscando que le permitan viajar a EE UU como testigo, la
maniobra parece no poder consumarse hasta el momento, en parte por la renuencia
de las autoridades bahamesas.
Tanto Álvarez como un grupo
de líderes mafiosos, ávidos de montar un nuevo circo contra Cuba, han tratado
de presionar a las autoridades de Bahamas, entre ellas al canciller Fred Mitchell y el Ministro de Inmigración, William
Prats, entre otros. A la par, han desatado una campaña acusando a Bahamas de maltrados a los cubanos retenidos allí, estimulada desde Miami por grupos mafiosos y provocadores como el Movimiento Democracia, explotando un falso y manipulado patrioterismo.
La manipulación del caso va en aumento. Según
una “fuente anónima” en declaraciones a la mentirosa TV Martí, Cuba trató de
presionar a William Prats, mediante la Tercer Secretaria de la embajada cubana
en esa nación, Yoslaidy Clemente, sobre la aceleración del proceso de
deportación de Ortelio Abrahantes Bacallao.
La lógica reacción de Cuba
ante un caso que la comprometiera no sería la de usar a una Tercera Secretaria
o el embajador en Bahamas, Ernesto Soberón. Se enviaría, de hecho, a una
delegación de alto nivel y mucho menos se presionaría a Prats en el marco de
una recepción, sino a puertas cerradas y en el mayor hermetismo posible. Todo
ello, pues, atestigua de que las declaraciones de Ortelio son infundadas y Cuba,
ciertamente, no tiene nada a que temer.
Cuba si está interesada en
juzgar un hecho penalmente flagrante, como lo es el secuestro de una de sus
embarcaciones, lo que podría desatar otro dañino impacto sobre los Acuerdos
Migratorios entre Cuba y EEUU.
El intento de emplear a la
ACNUR para validar la solicitud de asilo para Ortelio Abrahantes, contradice
los acuerdos establecidos entre las partes y refrendan la intención de proteger
a un traidor y secuestrador. ACNUR no debe dejarse manipular por los mafiosos
de Miami y adoptar posiciones que vulnerarían su credibilidad en un futuro.
Para culminar esta nota,
responsabilizo a los gobiernos de Bahamas y de los Estados Unidos, de incumplir
los procedimientos acordados entre todas las partes, al demorar la extradición de
este mentiroso. Nada tienen que temer por la vida y la integridad física de
este personaje. Cuba, con su legítimo derecho, le juzgará, pero sus delitos no
entrañan la pena de muerte. Suerte para Ortelio que no vive en Texas o
cualquier estado norteamericano que aún aplica la pena de muerte,
contrariamente al reclamo mundial por su abolición.
Percy
Francisco Alvarado Godoy.
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