Un tribunal argentino dictó el viernes condenas a prisión perpetua a
15 militares y civiles que asesinaron en un centro clandestino a 135
víctimas, entre ellas a la hija de la líder de Abuelas de Plaza de Mayo,
Estela Carlotto, quien recuperó a su nieto Guido recientemente.
"Ole Oleee, Ole Olaaa, como a los nazis les va a pasar, adonde vayan
los iremos a buscar", voceaba el público, que cerró con un fuerte
aplauso la lectura de la sentencia, según imágenes transmitidas por
internet por el Centro de Información Judicial, que depende de la Corte
Suprema.
La sala estaba abarrotada de público, entre el que se distinguía la
melena blanca de Carlotto, quien se pudo abrazar con su nieto robado al
nacer luego de 36 años.
El cadáver acribillado de la desaparecida militante peronista de
izquierda Laura Carlotto, hija de Estela (83 años) y madre del músico
Guido Montoya (36), fue entregado en 1978 a la familia tras ser
ejecutado por los responsables del centro clandestino La Cacha.
Abuelas de la Plaza de Mayo, fundada por Carlotto, logró en sus 37
años de vida restituir la identidad de 115 bebés robados en la dictadura
(1976-1983), aunque aún se busca a otros 400 apropiados, hijos de
prisioneros políticos desaparecidos.
Por La Cacha, un centro clandestino de torturas y exterminio de
opositores, entre ellos sindicalistas y estudiantes, funcionó en las
afueras de la populosa ciudad de La Plata, 60 km al sur de Buenos Aires.
En el banquillo de los acusados estuvo nuevamente el exjefe de la
policía de la provincia de Buenos Aires, Miguel Etchecoltz, quien sumó
una segunda condena de por vida.
"Condenando a Miguel Etchecolatz a la pena de prisión perpetua por su
complicidad en el genocidio perpetrado en la última dictadura militar",
leyó uno de los jueces en la sentencia, repitiéndose en el resto de las
penas máximas.
Entre los condenados a perpetua, la mayoría son militares retirados,
pero también se encuentran miembros del servicio penitenciario y
civiles, como Jaime Smart, exfuncionario del gobierno de facto.
El tribunal sentenció además a un marino y otros tres civiles a penas
entre 12 y 13 años de prisión, y ordenó darles de baja de las Fuerzas
Armadas a los militares involucrados.
La Cacha, una antigua estación de radio, estuvo bajo el comando 101
de Inteligencia del Ejército (terrestre) y operó como maternidad
clandestina, donde Laura Carlotto pudo haber dado a luz a Guido, según
sospechas de Abuelas.
Por las mazmorras de La Cacha pasaron también, según sobrevivientes y
testigos, el desaparecido Antonio Bettini, padre de Carlos Bettini,
actual embajador argentino en España.
Otro caso de resonancia internacional fue el de los mellizos Matías y
Gonzalo Reggiardo Tolosa, nacidos mientras su madre estaba cautiva y
apropiados por un exmilitar que huyó a Paraguay hasta que fue
extraditado y condenado.
Desde que se anularon las leyes de amnistía hace 10 años, 547
exmilitares y expolicías recibieron condenas, informó el viernes a la
AFP una fuente de la Procuraduría de Crímenes contra la Humanidad.
De los dictadores, el único con vida es el exgeneral Reynaldo Bignone
(85 años), quien purga en una cárcel común seis condenas por graves
violaciones a los derechos humanos.
Unas 30.000 personas desaparecieron en la dictadura, según organismos defensores de derechos humanos.
Carlotto recibió este año distinciones y menciones internacionales
por su labor humanitaria en Abuelas, entre ellas de la Asociación
Latinoamericana de Integración (Aladi), del papa Francisco y del Alto
Comisionado de Derechos Humanos de la ONU.
Tomado de http://noticias.terra.com.ar
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