Maria Ivleva tenía 15
años y viajaba en el asiento 31ª, regresando junto a su mamá a San
Petersburgo de unas vacaciones en Egipto. Bajo su butaca habría detonado la
bomba que según los expertos rusos, británicos y egipcios derribó el Airbus
A-321 de la compañía Metrojet el 31 de octubre pasado.
Los trabajos de peritaje van dilucidando poco a poco como ocurrió el atentado: La bomba tenía un poder explosivo equivalente a un kilo de TNT, y su explosión mato instantáneamente a todos los que se encontraban entre las filas 27 y 32. Los daños producidos al fuselaje condenaron a una muerte segura al resto de los ocupantes del aparato.
Según el Estado Islámico – que se adjudicó el atentado- los explosivos
fueron escondidos en una lata de Schweppes Gold.
No hay comentarios:
Publicar un comentario