Los aviones no tripulados han sido ya declarados, por muchos, poco menos que el arma principal de las guerras contemporáneas.
Rusia, a raíz de los conocidos
hechos vividos entre 1990 y el 2000, rezagada en el desarrollo de este
tipo de técnica, hoy ha alcanzado a los países líderes del mundo
occidental. Es invaluable el papel de los aparatos no tripulados en el
ejército, sin embargo, las esperanzas desmesuradas en este tipo de
armamento pueden derivar en desilusiones serias.
La magia del primer encuentro
Los
aparatos no tripulados parecían, y siguen pareciendo a muchos, el medio
ideal para materializar los antiguos sueños los estrategas militares,
desde los tiempos antiguos hasta el presente. Pues, entrañan la
posibilidad de abatir al enemigo desde la distancia más lejos posible,
manteniéndose, deseablemente, invulnerable; la posibilidad de abatirlo
en el momento mismo en que es detectado. La posibilidad, por último, de
dispersar “la neblina de la guerra” sobre el campo de batalla.
El
precio y las posibilidades de los aparatos de esta clase crecen
continuamente, y un gran parque de estos ingenios es ya tarjeta de
presentación para ejércitos occidentales líderes. En el ejército ruso
era sumamente estrecha, hasta el último tiempo, la opción de estos
aparatos. Pues, el vacío en los trabajos de investigación e innovación
tecnológica, entre 1990 a 2000, repercutió en el desarrollo de este tipo
de técnica.
Al mismo tiempo, la información
recibida regularmente de las compras y del empleo bélico de los aviones
occidentales no tripulados obligó al mando militar a prestar atención,
por fin, al desarrollo insuficiente de esa rama en el país. Hay que
destacar sin embargo que, la red informativa que se fue tejiendo en
torno a ese tema lleva a todas luces a expectativas desmesuradas con
respecto a las posibilidades de esos aparatos, parecidas a la de la
informatización universal, considerada hace veinte a treinta años la
panacea para los sistemas de educación, de gestión, etc. Es posible
explicar tales expectativas solo como la “magia del primer encuentro”. Y
es que, en la mayoría de los casos, las personas incluso idóneas en
otras ramas, emiten juicios sobre los aviones no tripulados remitiéndose
a los textos publicitarios.
Las expectativas y la realidad
No
cabe negar las posibilidades de los aviones no tripulados: su aparición
introdujo cambios de veras revolucionarios en la organización de las
acciones bélicas, al reducir bruscamente el margen de tiempo entre el
blanco detectado y abatido. Para los vehículos de combate, capaces de
cargar armamento, ese margen se reduce a segundos contados. En esa
reducción reside la carta de triunfo principal de los ejércitos modernos
de Occidente, que pueden destruir los blancos descubiertos antes de que
alcance a reaccionar el enemigo, no acostumbrado al intercambio de
velocidad bruscamente creciente de la información.
Sin
embargo, el desarrollo activo de los aparatos del eslabón activo es,
también, el talón de Aquiles potencial de los ejércitos desarrollados.
La amenaza potencial consiste en que, hasta ahora, los ejércitos
desarrollados que emplean activamente los vehículos no tripulados no han
chocado aún con un enemigo que dispone de equipos modernos de lucha
radioelectrónica. Y es que, en caso de que el enemigo pueda bloquear la
comunicación entre el avión no tripulado y los centros de mando, las
consecuencias pueden ser sumamente graves. En los hechos, una brigada,
división, e incluso un grupo de tropas que recurre a esos aparatos se
verá privado de una parte considerable de la información desde el campo
de batalla.
Experiencia rusa
Con
todos los peligros potenciales del empleo desmesurado de los aviones no
tripulados, es indispensable contar con ellos y, lamentablemente, el
ejército ruso dista de emplearlos, de momento, en el grado que los demás
países desarrollados. Nuestros militares solo pueden soñar con las
posibilidades de EEUU o de Israel, que recurren activamente a los
vehículos no tripulados para corregir en tiempo real los ataques de la
aviación y de la artillería, y a menudo para destruir blancos precisos
con su propio armamento.
La reanudación del
financiamiento no dio un resultado inmediato. Los primeros aparatos de
la nueva generación de proyectos nacionales no pudieron pasar las
pruebas. La salida fue encontrada con la compra a Israel de estos
aparatos, a fin de conocer las tecnologías existentes y los principios
de empleo de esos sistemas, y ampliar el círculo de ideas técnicas de
los ingenieros. La competencia que se incrementaba llevó a la aparición
de nuevos aparatos, capaces de resistir las pruebas militares, y
potencialmente útiles para la producción en serie.
La
competencia en esta esfera, tomando en cuenta la existencia de empresas
no estatales fuertes, tales como “Tranzas”, de Petersburgo, puede
potencialmente situar a Rusia dentro del grupo líder de países
constructores de aviones no tripulados. La cuestión es solo del tiempo
necesario para acumular la competencia correspondiente y, obviamente,
para la existencia de pedidos internos. En esto último no cabe dudar,
pues, con todo lo indicado sobre los aparatos de esta clase, sus
posibilidades en los conflictos locales, ellos son necesarios para el
ejército ruso. Esto lo entiende, en primer lugar, su mando militar, y en
segundo lugar, dispone de recursos suficientes.
sb/kg/ap
Autor: Ilyá Krámnik
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