El espionaje a gran escala realizado por los servicios de
inteligencia estadunidenses comienza a tener impacto sobre la democracia
y la libertad de prensa, en virtud de que las revelaciones acerca de
cómo las autoridades pueden rastrear personas por medio de teléfonos,
correos y otros registros electrónicos dificultan a los periodistas
reportar sobre lo que hacen los gobiernos, aseguraron hoy la Unión
Estadunidense por los Derechos Civiles (ACLU) y Human Rights Watch
(HRW).
El acceso a los datos detallados en las revelaciones de Edward
Snowden, ex analista de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), junto
con los juicios del gobierno a las personas que revelan información
secreta, tienen un efecto rotundo sobre los periodistas, indicaron ambas
organizaciones defensoras de los derechos humanos en un informe
divulgado hoy.
Los dos grupos instaron al gobierno a ser más franco sobre los datos y
metadatos telefónicos que recolecta, y a revelar cómo usa esa
información, así como a aumentar las protecciones para los periodistas y
para los que hagan dichas revelaciones.
Para el informe fueron entrevistadas 92 personas, incluidos 46
periodistas, 42 abogados y algunos funcionarios y ex funcionarios de
seguridad nacional.
Concordaron en que las revelaciones de Snowden sobre la amplitud del
espionaje, llevaron a las fuentes habituales de los periodistas a
pensarlo dos veces antes de hablar con la prensa, incluso en relación
con temas no confidenciales, por temor a perder su acreditación para
acceder a secretos de defensa, o ser objeto de una demanda penal por
filtraciones.
El mismo acceso del gobierno a la información erosiona la capacidad
de los abogados para defender la confidencialidad de sus contactos con
acusados en casos penales, concluye el informe.
Aunque los periodistas no son procesados por cumplir con su
tarea, las novedades sobre el alcance y el tipo de información
disponible al gobierno han obligado a muchos periodistas a cambiar el
modo de trabajar, dijo Alex Sinha, autor del informe. Varios dicen que
menos fuentes están dispuestas a hablar con ellos por temor a las
consecuencias.
Estados Unidos se dice un modelo de libertad y democracia, pero sus propios programas de vigilancia están amenzando los valores que dice representar, indicó Sinha en un comunicado.
Muchos programas estadunidenses de vigilancia van mucho más allá de
lo necesario para controlar la seguridad nacional, se señala en el
informe, en el que se insta al presidente Barack Obama y al Congreso a
reformar las políticas de vigilancia de Estados Unidos, así como reducir
la confidencialidad y brindar mayor protección a quienes denuncian
prácticas ilegales o corrupción.
Ya hubo ocho demandas penales contra fuentes (en la administración Obama), contra tres previamente, y eso no ha pasado inadvertido para nosotros ni para nuestras fuentes, explicó Charlie Savage, reportero del New York Times y ganador del Pulitzer.
Las cosas han empeorado luego de que Snowden filtró los documentos. Los que sospechaban de las técnicas de espionaje masivo del gobierno se vieron reivindicados, comentó Peter Maas, periodista que cubre las revelaciones sobre la NSA.
La Cámara de Representantes aprobó una ley en mayo para poner fin a
la recolección de datos telefónicos de la NSA. El proyecto está a
consideración del Senado.
Ap, Afp y Reuters
La Jornada
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