La policía canadiense identificó a Michael Zehaf-Bibeau, quebequés nacido en 1982, como el autor del asalto al Parlamento de Ottawa, en el que murió un militar y otras cuatro personas quedaron heridas. Zehaf-Bibeau, que también falleció en la acción, es un viejo conocido de la policía y reciente convertido al Islam.
Este supuesto combatiente casero se
hallaba bajo el radar de la inteligencia de su país. Estaba en la lista
de las personas a las que se les prohibió viajar. Temían que fuera a
incorporarse a las fuerzas de los combatientes del Estados Islámico.
El
ataque se produjo cuando el primer ministro canadiense, Stephen Harper
se encontraba en el Parlamento. De inmediato fue evacuado y llevado a un
lugar seguro. Harper se puso en contacto con el presidente de Estados
Unidos, Barack Obama.En una intervención televisada, Obama mostró sus
condolencias y, aunque todavía no disponía de toda la información, dejó
una advertencia. "Hemos de estar siempre vigilantes contra el
terrorismo", dijo el presidente.
Este ataque se produce justo a los dos días de que otro reciente converso, Martin Rouleau,
matara a un soldado canadiense e hiriera a otro en una persecución en
la que también él murió. El supuesto yihadista, como Zehaf-Bibeau, había estado bajo el radar de las agencias de inteligencia.
Otros 19 canadienses se
hallan bajo este mismo radar. Algunos locales han engrosado las filas
de los combatientes del EI y su regreso a su propia casa supone un
peligro. Son los lobos solitarios, con pasaporte en regla.
El primer ministro Stephen Harper, compareció ante la nación para garantizar que "a los canadienses no nos intimidará el terrorismo". Insistió en que el país "redoblará sus esfuerzos para combatir" la plaga del terror.
"Vamos
a perseguir y desentrañar el terrorismo", reiteró. Harper subrayó que
la aspiración de la sociedad canadiense es "una sociedad libre,
democrática y en la que todos tengan una vida digna".
En su comparecencia no aclaró nada sobre la posibilidad de que hubiera algún otro terrorista implicado.
Pero cuando apareció ante las cámaras de televisión, el Parlamento de
Ottawa y el centro de la ciudad llevaban casi doce horas cerradas, muy
lejos de la normalidad.
Tomado de http://www.clarin.com
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