sábado, 18 de mayo de 2013

El siguiente chivo expiatorio


 

Hace 20 años, cuando era una joven oficial del Servicio Exterior en Moscú, Victoria Nuland me dio un deslumbrante desglose sobre las diversas facciones dentro del Parlamento ruso. Ahora, ella es una amiga que típicamente veo un par de veces al año, en diversas funciones, y la he visto ascender, trabajando con todos desde Dick Cheney hasta Hillary Clinton, sirviendo como embajadora de la OTAN, y ahora como la portavoz del Departamento de Estado.
A lo largo de las últimas semanas, el reflector de atención popular se ha vuelto sobre Nuland. El cargo es que oficiales de inteligencia prepararon temas precisos discusión tras el ataque en Bengasi, Libia, y que Nuland, sirviendo como sus amos políticos, los diluyó.
Los cargos llegan desde dos extremos, de republicanos que critican el manejo de la Administración Obama en Bengasi y oficiales de los servicios de inteligencia que intercambian la responsabilidad por Bengasi, lanzándosela al Departamento de Estado.
Siempre es raro ver a alguien que conoces convertido en una caricatura política en los programas de entrevistas por cable. Sin embargo, este caso es inquietante en particular debido a que Nuland no hizo nada mal.
Examinemos los hechos en sí. El Embajador J. Christopher Stevens fue asesinado el martes 11 de septiembre de 2012. Por esto, hay responsabilidad de sobra para repartir. Ahora sabemos, gracias a reportajes de Eric Schmitt, Helene Cooper y Michael Schmidt en el Times, que Bengasi era principalmente una operación de la CIA. Lo que es más, oficiales de inteligencia subestimaron cuán peligrosa era la situación. Se equivocaron al aprobar a la milicia libia que supuestamente suministraría seguridad.
Al día siguiente, Nuland ofreció un comunicado de prensa, transcripción del cual está disponible en el sitio web del Departamento de Estado. Ella tenía dos puntos principales. Hay mucho que no sabemos. El ataque fue conducido por extremistas libios. Ella no alegaba que hubiera sido desatado por un video antimusulmán o surgido espontáneamente de manifestaciones.
El viernes 14 de septiembre, David Petraeus, en ese momento el director de la CIA, entregó un informe confidencial a legisladores en el Congreso estadounidense. Los legisladores le pidieron que suministrara los temas de discusión para que ellos pudieran discutir el suceso en los medios informativos.
Analistas de la CIA empezaron a trabajar en los temas de discusión. Los primeros borradores, disponibles en el sitio web de Jonathan Karl en el noticiario de la cadena ABC, reflejan el confuso y fragmentado estado del conocimiento. El primer borrador, como todo subsiguiente, decía que los ataques de Bengasi habían tenido inspiración espontánea de protestas en El Cairo. Además, se afirmaba que habían participado extremistas vinculados con al Qaeda.
Los analistas de la CIA rápidamente limpiaron referencias a al Qaeda de la parte clave del borrador, ahora me dicen investigadores en el Capitolio.
Por la noche del viernes 14 de septiembre, los temas de discusión actualizados fueron enviados por correo electrónico a los funcionarios pertinentes en diversos departamentos, incluida Nuland. Ella se preguntó por qué la CIA les estaba dando a miembros del Congreso temas de discusión que eran mucho más asertivos que cualquier cosa que ella pudiera decir o defender. Además, ella notó que los temas de discusión dejaban la impresión de que la CIA había emitido todo tipo de advertencias antes del ataque.
Recuerden, este fue un momento en que el Departamento de Estado estaba recibiendo intensas críticas por lo que en su mayor parte fue una operación de la CIA, al tiempo que hacía gimnasia verbal para ocultar la participación de la CIA. Intencionalmente o no, la CIA al parecer estaba devolviendo el favor por haber intentado adjudicar la responsabilidad al Departamento de Estado por haber pasado por alto datos de inteligencia.
Nuland no buscó redactar de nuevo los temas de discusión. De hecho, si se ven los borradores que fueron escritos mientras ella estaba enviando mensajes de correo electrónico, los borradores no cambian mucho de uno al otro. Ella solo estaba elevando el proceso al nivel del legislador.
En este punto, termina la participación de Nuland en todo el asunto.
Por la mañana del sábado, se llevó a cabo lo que se conoce como una junta del comité de subalternos en la Casa Blanca. Me informan que los temas de discusión a duras penas se mencionaron en esa reunión. Más bien, el representante de la CIA dijo que emprendería medidas proactivas para reestructurarlos. Ese día, la dependencia redujo los temas de discusión al quid que le dieron a Susan Rice, la embajadora de Estados Unidos ante Naciones Unidas, antes de ir el domingo a programas de entrevistas.
Al parecer estuvieron ocurriendo varias cosas. Cada uno de los diferentes actores tenía las manos en una pieza diferente del elefante. Si había alguna pieza de los temas de discusión en la que nadie pudiera ponerse de acuerdo, era eliminada. En segundo lugar, la Administración procedió con cautela extrema con respecto a sacar a conclusiones, posiblemente repasando una y otra vez las lecciones de los años de Bush. En tercero, a medida que la memoranda fue subiendo por la cadena de administración de la CIA, los oficiales de mayor rango la fueron volviendo más tibia (al parecer, esto es típico). Finalmente, en la ausencia de una clara narrativa, los temas de discusión gravitaron hacia la historia menos problemática en términos políticos, responsabilizando al video antimusulmán y las manifestaciones en El Cairo.
¿Es este un cuento de inteligencia dura siendo distorsionada con fines de lucro político? Quizá. ¿Maquilló Victoria Nuland los temas de discusión para servirle a Clinton o alpresidente Barack Obama? Esa acusación carece totalmente de la base de la evidencia. Ella quedó atrapada en una brutal guerra por el predominio entre dependencias, y defendió a su departamento. Las acusaciones en su contra son espurias.

David Brooks

Tomado de  http://www.periodico.am

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