La 70 Asamblea General de
la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) ha dado otra vez, en Santiago de
Chile, sus dudosas conclusiones sobre los manipulados temas de los derechos
humanos y la supuesta persecución de periodistas en países progresistas
latinoamericanos.
Con independencia de que
denuncia la verdad que no puede ocultarse sobre el asesinato de periodistas en
sus conclusiones, al decir: “El crimen
organizado, sicarios del narcotráfico y grupos parapoliciales a órdenes de
varios gobiernos de la región dejaron un saldo de 11 periodistas asesinados:
tres en Honduras, tres en Paraguay, dos en México, uno en El Salvador, uno en
Colombia, y uno en Perú”, sus dardos tendenciosos apuntan contra Venezuela.
La SIP monta una desviada
percepción sobre acosos a periodistas en la nación bolivariana, así como hace
énfasis infundado sobre cómo el gobierno de Maduro emplea las redes sociales,
como Twitter y Facebook, para atacar a los medios de prensa opositores, según
su manipulación del tema. Ataques similares se centran sobre Argentina y
Ecuador.
Aunque lanza tímidas
críticas sobre las prohibiciones y presiones de la gobernabilidad sobre la
prensa en países como Haití, Chile, Colombia, Bolivia y Costa Rica, así como la
falta de transparencia en Argentina, Bolivia, Ecuador, El Salvador, Guatemala,
Haití, Honduras, México, Nicaragua, Perú, y República Dominicana, reitera el centro
de su ataque a Venezuela, donde cuestiona una supuesta negación de divisas a
los medios impresos por parte del gobierno.
No podía faltar, por eso
de limpiar su imagen parcializada, una crítica al gobierno de Obama por impedir
que sus funcionarios se comuniquen con la prensa, así como también retoma esta
limitación a Canadá.
El papel de la SIP ha sido
cuestionado por mí en varias oportunidades en diversos artículos, los que
invito a leer a mis lectores para tener idea clara de su forma de actuar a
favor de las grandes potencias, las oligarquías y la derecha internacional,
cuyos links coloco a continuación:
El caso de Cuba es otro
asunto, añejo y perverso, pero ya no les hacemos caso alguno a estos títeres de
EEUU y cotorrones de oficio, enlodados con la mentira y llenos de insanas
intenciones.
Percy
Francisco Alvarado Godoy
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