En esta foto, divulgada por el Emirato Islámico, puede verse uno de sus hombres armado con un fusil de asalto francés Famas, aunque París sigue negando tener contacto con esa organización yihadista. En realidad, Francia envió armas al Ejército Sirio Libre, que a su vez tenía orden de entregar dos tercios de ese armamento al Frente al-Nusra (o sea, al-Qaeda en Siria), como se explica en un documento que Siria entregó al Consejo de Seguridad de la ONU. Posteriormente, unidades de al-Nusra se sumaron –con el armamento recibido de Francia– a las fuerzas del Emirato Islámico. Además, contrariamente a las declaraciones oficiales, el jefe del Emirato Islámico, el hoy autoproclamado califa Ibrahim, era al mismo tiempo miembro del estado mayor del Ejército Sirio Libre bajo el nombre de Ibrahim al-Badri. |
Elemento preliminar: el Emirato Islámico es una creación de Occidente
La unanimidad del Consejo de Seguridad de la ONU
contra el Emirato Islámico y la adopción de la resolución 2170 no pasan
de ser una imagen de fachada que no puede hacernos olvidar el respaldo
estatal que el Emirato Islámico ha recibido y que aún sigue recibiendo.
Para referirnos únicamente a los recientes acontecimientos de Irak,
todo el mundo ha podido observar que los hombres del Emirato Islámico
entraron en ese país a bordo de columnas de Humvees, tan
relucientes que parecían acabados de salir de las fábricas de la firma
estadounidense American Motors Corporation, y con armamento ucraniano,
igualmente acabado de fabricar. Fue con ese equipamiento que se
apoderaron del armamento estadounidense del ejército iraquí. Y todo el
mundo se sorprendió al ver que el Emirato Islámico disponía de
administradores civiles capaces de hacerse cargo al momento de la
administración de los territorios conquistados y de especialistas en
propaganda capaces de divulgar sus acciones utilizando internet y la
televisión, personal claramente formado en Fort Bragg.
Aunque la censura estadounidense impidió la difusión de información
al respecto, a través de la agencia británica Reuters pudo conocerse la
realización de una sesión secreta del Congreso de Estados Unidos donde
se aprobó –en enero de 2014– el financiamiento y la entrega de armamento
al Ejército Libre Sirio, al Frente Islámico, al Frente al-Nusra y al
Emirato Islámico [entonces conocido como EIIL] hasta el próximo 30 de
septiembre [1]. Unos días después, la televisión saudita Al-Arabiya se jactaba de que el verdadero jefe del Emirato Islámico era el príncipe saudita Abdul Rahman [2]. Más tarde, el 6 de febrero, el secretario del Departamento estadounidense de Seguridad de la Patria [Homeland Security]
se reunía en Polonia con los principales ministros de Interior europeos
para pedirles que mantuviesen a los yihadistas europeos en el Levante
prohibiéndoles el regreso a sus países de origen. El verdadero objetivo
de esa medida era garantizar que el Emirato Islámico contara con
suficientes hombres para su ofensiva contra Irak [3].
Y, finalmente, a mediados de febrero un seminario de 2 días reunió a
los miembros del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos con los
jefes de los servicios secretos aliados implicados en Siria,
probablemente para preparar la ofensiva del Emirato Islámico en Irak [4].
(Reportaje realizado en agosto de 2012 sobre el fanatismo religioso de la supuesta «oposición democrática»)
Es indignante observar como los medios de prensa internacionales han
comenzado últimamente a denunciar los crímenes de los yihadistas
en Irak, sin mencionar que se trata de los mismos actos de barbarie que
vienen perpetrando ininterrumpidamente en Siria desde hace 3 años.
No son nuevos los degollamientos y las decapitaciones públicas ni
tampoco las crucifixiones. Por ejemplo, en febrero de 2012, el emirato
islámico creado en el barrio de Baba Amro –en la ciudad siria de Homs–
creó un «tribunal religioso» que condenó más de 150 personas a
ser degolladas, sin que esas muertes diesen lugar a ningún tipo de
reacción de parte de las potencias occidentales ni de la ONU [5]. En mayo de 2013, el comandante de la Brigada al-Faruk del Ejército Sirio Libre (los famosos «moderados»
que tanto defiende Occidente) difundió en internet un video donde se le
veía mutilando el cuerpo de un soldado sirio y comiéndose su corazón. A
pesar de tales atrocidades, en aquella época los occidentales seguían
presentando a aquellos yihadistas como «opositores moderados», pero desesperados, que luchaban por la «democracia».
La británica y flemática BBC incluso llegó a entrevistar al caníbal
anteriormente mencionado para darle la oportunidad de justificar su acto
de barbarie.
No cabe duda de que la diferencia que el ministro francés de Relaciones Exteriores Laurent Fabius establecía entre yihadistas «moderados» (el Ejército Sirio Libre y el Frente al-Nusra –o sea al-Qaeda– hasta inicios de 2013) y yihadistas «extremistas» (el mismo Frente al-Nusra, pero a partir de 2013, y el Emirato Islámico) es un mero truco de propaganda.
El caso del califa Ibrahim resulta perfectamente esclarecedor. En
mayo de 2013, durante el encuentro del senador estadounidense John
McCain con los jefes del Ejército Sirio Libre, este personaje era
simultáneamente miembro del estado mayor «moderado» y líder de la facción «extremista» [6].
Asimismo, en una carta del 17 de enero de 2014, el general Salim
Idriss, jefe del estado mayor del Ejército Sirio Libre, reconoce que
Francia y Turquía le suministraban cargamentos de municiones, de las que
una tercera parte estaba destinada al Ejército Sirio Libre mientras que
los otros dos tercios iban a parar a manos de al-Qaeda a traves del «moderado»
Ejército Sirio Libre. La delegación de Francia no se atrevió a
cuestionar la autenticidad de ese documento, presentado al Consejo de
Seguridad de la ONU por el embajador de Siria, Bachar Jaafari [7].
John McCain se reúne con el estado mayor del Ejército Sirio Libre. A la izquierda, en primer plano, aparece Ibrahim al-Badri, que es la persona con la que está hablando el senador estadounidense. También está presente el general Salim Idriss (con gafas). |
Sabiendo lo anterior, resulta evidente que durante el mes de agosto
de 2014 se han producido cambios en la actitud de algunas potencias
miembros de la OTAN y del Consejo de Cooperación del Golfo, que han
pasado de un respaldo secreto –aunque masivo y permanente– a una franca
hostilidad. ¿Por qué?
La doctrina Brzezinki del yihadismo
Es necesario remontarnos a hace 35 años atrás para comprender la
importancia del viraje que está dando hoy Arabia Saudita –y quizás
Estados Unidos. Desde 1979, Washington, instigado por el entonces
consejero de seguridad nacional Zbignew Brzezinski, decide respaldar el
islam político para contrarrestar la influencia soviética, apuesta a la
que ya había recurrido anteriormente en Egipto, donde Estados Unidos
respaldó a la Hermandad Musulmana para debilitar el gobierno de Gamal
Abdel Nasser.
Brzezinski decidió iniciar una gran «revolución islámica»
desde Afganistán –entonces bajo el régimen comunista de Nur Muhamed
Taraki– e Irán, donde el propio Brzezinski organizó el regreso del imam
Ruhollah Khomeiny. Según la visión de Brzezinski, aquella revolución
islámica debía extenderse por el mundo árabe, arrasando a su paso con
los movimientos nacionalistas vinculados a la URSS.
La operación alcanzó un éxito inesperado en Afganistán: los yihadistas de la Liga Anticomunista Mundial (WACL) [8],
reclutados entre los miembros de la Hermandad Musulmana y encabezados
por el anticomunista Osama ben Laden, emprendieron una campaña
terrorista que llevó al gobierno afgano a reclamar la ayuda de los
soviéticos. El Ejército Rojo entró en Afganistán, donde se empantanó
durante 5 años, lo cual aceleró el derrumbe de la URSS.
Pero en Irán fue un desastre: Brzezinski se quedó estupefacto al
descubrir que Khomeiny no era el hombre que le habían descrito –un viejo
ayatola deseoso de recuperar las tierras confiscadas por el shah– sino
un verdadero antiimperialista. Al darse cuenta, tardíamente, de que la
palabra «islamista» no significaba lo mismo para todo el mundo,
Brzezinski decidió establecer una diferencia entre los “buenos” sunnitas
(colaboradores) y los “malos” chiitas (antiimperialistas) y poner la
dirección de los primeros en manos de Arabia Saudita.
Finalmente, en el marco de aquella renovación de la alianza entre
Washington y los Saud, el presidente estadounidense James Carter
anunció, en su discurso sobre el Estado de la Unión pronunciado el 23 de
febrero de 1980 que en lo adelante el acceso al petróleo del Golfo era
para Estados Unidos un objetivo de seguridad nacional.
Desde aquel momento, los yihadistas recibieron la tarea de hacerse
cargo de todos los golpes bajos contra los soviéticos (y posteriormente
contra los rusos) y contra los regímenes árabes nacionalistas o
recalcitrantes. Las cosas se complicaron durante el periodo transcurrido
desde que se acusó a los yihadistas de haber fomentado y realizado los
atentados del 11 de septiembre de 2001 hasta el anuncio de la supuesta
muerte de Osama ben Laden en Pakistán (en mayo de 2011). Había que negar
toda relación con los yihadistas y, al mismo tiempo, utilizarlos como
pretexto para intervenir. Pero en 2011 las cosas se hicieron nuevamente
más claras con la colaboración oficial entre los yihadistas y la OTAN
contra los gobiernos de Libia y Siria.
El viraje saudita de agosto de 2014
Durante 35 años Arabia Saudita financió y armó todas las corrientes políticas musulmanas, a condición
1) de que fueran sunnitas,
2) de que afirmaran que el modelo económico de Estados Unidos es compatible con el islam y
3) de que garantizaran que mantendrían cualquier contrato que su país hubiese firmado con Israel.
Durante 35 años, la inmensa mayoría de los sunnitas prefirió ignorar
la complicidad entre los yihadistas y el imperialismo; se declaró
solidaria con todo lo que estos hicieron y todo lo que les atribuyeron. Y
también legitimó el wahabismo como una forma auténtica del islam,
a pesar de las destrucciones de lugares sagrados en Arabia Saudita.
Sorprendida ante el inicio de la llamada «primavera árabe»,
a cuya preparación no había sido invitada, Arabia Saudita se inquietó al
ver el papel que Washington confiaba a Qatar y a la Hermandad
Musulmana. Así que Riad no tardó en entrar en competencia con Doha para
servir de padrino a los yihadistas en Libia y, sobre todo, en Siria.
Posteriormente, el rey Abdallah acudió en ayuda de la economía
egipcia cuando el general Abdel Fattah al-Sissi, ya convertido en
presidente de Egipto, puso en manos de Riad y de los Emiratos Árabes
Unidos los expedientes policiales de todos los miembros de la Hermandad
Musulmana. Además, ya en el marco de la lucha contra la cofradía, en
febrero de 2014, el general al-Sissi descubrió y reveló a los
interesados el plan detallado de la Hermandad Musulmana para derrocar
los gobiernos en Riad y Abu Dabi. En unos días, los conspiradores fueron
arrestados y confesaron mientras que Arabia Saudita y los Emiratos
Árabes Unidos amenazaban al padrino de la Hermandad Musulmana –Qatar–
con destruirlo si no renunciaba de inmediato a seguir apoyando la
cofradía.
Riad no tardó en descubrir que la gangrena también abarcaba el
Emirato Islámico y que este último se disponía a atacar Arabia Saudita
después de apoderarse de un tercio del territorio iraquí.
Los Emiratos Árabes Unidos y Egipto pulverizaron el candado
ideológico pacientemente construido a lo largo de 35 años. El 11 de
agosto, el gran imam de la universidad Al-Alzhar, Ahmad al-Tayyeb,
condenaba severamente el Emirato Islámico y al-Qaeda. Lo mismo hizo, al
día siguiente, el gran muftí de Egipto, Shawki Allam [9].
El 18 y el 22 de agosto, Abu Dabi bombardeó, con ayuda del Cairo, las
posiciones de grupos terroristas en Trípoli, la capital libia. Dos
Estados sunnitas se aliaban por primera vez en un ataque contra
extremistas sunnitas en territorio de un tercer Estado sunnita. El
blanco de los ataques fue una alianza en la que figuraba Abdelhakim
Belhaj, el ex número 3 de al-Qaeda, nombrado gobernador militar de
Trípoli por la OTAN después del derrocamiento de Kadhafi [10]. Hasta ahora parece que esas acciones fueron emprendidas sin que Washington fuese informado previamente.
El 19 de agosto, el gran muftí de Arabia Saudita, jeque Abdul-Aziz Al
al-Sheikh, se decidía –por fin– a calificar a los yihadistas del
Emirato Islámico y de al-Qaeda de «enemigos número 1 del islam» [11].
Las consecuencias del viraje saudita
El viraje de Arabia Saudita ha sido tan repentino que los actores
regionales no han tenido tiempo de adaptarse a él y ahora se ven en
posiciones contradictorias en diferentes aspectos. En general, los
aliados de Washington condenan las acciones del Emirato Islámico en
Irak, pero no en Siria.
Más sorprendente aún. Aunque el Consejo de Seguridad de la ONU
condenó el Emirato Islámico en su declaración presidencial del 28 de
julio y en su resolución 2170 del 15 de agosto, es evidente que la
organización yihadista sigue recibiendo apoyo de varios Estados: en
franca violación de los principios que esos textos invocan y establecen,
el petróleo iraquí robado por el Emirato Islámico transita a través de
Turquía, allí –más exactamente en el puerto de Ceyhan– se carga en
barcos cisterna que hacen escala en Israel, de donde parten nuevamente
hacia Europa. Por el momento no se mencionan los nombres de las empresas
involucradas, pero es evidente la responsabilidad de Turquía e Israel.
Por su parte, Qatar, país que alberga numerosas personalidades de la
Hermandad Musulmana, sigue afirmando que ya no tiene nada que ver con el
Emirato Islámico.
Reunión de los ministros de Relaciones Exteriores de los Emiratos Árabes Unidos, Egipto y… Qatar en Jedda, el 24 de agosto de 2014, para coordinar el enfrentamiento con el Emirato Islámico. Jordania estuvo representada en ese encuentro. |
En conferencias de prensa previamente coordinadas, los ministros de
Relaciones Exteriores de Rusia y Siria, Serguei Lavrov y Walid Muallem,
llamaron a la formación de una coalición internacional contra el
terrorismo. Pero Estados Unidos, mientras sigue preparando con los
británicos la realización de operaciones terrestres en territorio sirio
(la «Fuerza de Intervención Negra» [12]), ha rechazado aliarse a la República Árabe Siria y se obstina en exigir la renuncia del presidente sirio Bachar al-Assad.
El choque que acaba de poner fin a 35 años de política saudita ahora
se transforma en enfrentamiento entre Riad y Ankara. Ya en este momento,
el PKK –partido kurdo presente en Turquía y Siria, formación que
Washington y la Unión Europea aún tienen clasificada como una
organización terrorista– está recibiendo apoyo del Pentágono contra el
Emirato Islámico. En efecto, contrariamente a las afirmaciones equívocas
de la prensa atlantista, no son los peshmergas del Kurdistán
iraquí sino los combatientes del PKK provenientes de Turquía y Siria
quienes rechazaron durante los últimos días las embestidas del Emirato
Islámico, con apoyo de la aviación estadounidense.
Conclusión provisional
Es difícil saber si la actual situación es real o un simple montaje.
¿Estados Unidos tiene realmente intención de destruir el Emirato
Islámico que ayudó a construir y que se le ha ido de las manos o sólo
quiere debilitarlo y conservarlo como instrumento político regional?
¿Ankara y Tel Aviv apoyan el Emirato Islámico por cuenta de Washington o
contra Washington? ¿O será que están utilizando las disensiones
internas existentes en Estados Unidos? ¿Se atreverán los Saud, con tal
de salvar su monarquía, a aliarse con Irán y Siria, poniendo así en
peligro el dispositivo de protección de Israel?
Thierry Meyssan
Red Voltaire
[1] «Congreso de Estados Unidos vota en secreto envío de armas a oposición siria», Red Voltaire, 29 de enero de 2014.
[2] «Un príncipe saudita al mando del Emirato Islámico en Irak y el Levante», Red Voltaire, 3 de febrero de 2014.
[3] «Siria se convierte en “tema de seguridad interna” para Estados Unidos y la Unión Europea», Red Voltaire, 8 de febrero de 2014.
[4] «Washington coordina la guerra secreta contra Siria», Red Voltaire, 21 de febrero de 2014.
[5] «The Burial Brigade of Homs: An Executioner for Syria’s Rebels Tells His Story», por Ulrike Putz, Der Spiegel, 29 de marzo de 2012. Versión en francés in «Les dernières manœuvres de Washington et de ses alliés européens, turcs et arabes», por Pierre Khalaf, New Orient News, Réseau Voltaire, 10 de abril de 2012.
[6] «John McCain, el organizador de la “primavera árabe” y el Califa», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 18 de agosto de 2014.
[7] «Resolución 2165 y debates (ayuda humanitaria en Siria)», Red Voltaire, 14 de julio de 2014.
[8] «La Liga Anticomunista Mundial, internacional del crimen», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 20 de enero de 2005.
[9] «Le grand mufti d’Égypte condamne l’État islamique en Irak», Radio Vatican, 13 de agosto de 2014.
[10] «Cómo los hombres de Al-Qaeda llegaron al poder en Libia», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 7 de septiembre de 2011.
[11] «Déclaration du mufti du Royaume sur l’extrémisme», Agence de presse saoudienne, 19 de agosto de 2014.
[12] «SAS and US special forces forming hunter killer unit to ’smash Islamic State’», por Aaron Sharp, The Sunday People (The Mirror), 23 de agosto de 2014.
[2] «Un príncipe saudita al mando del Emirato Islámico en Irak y el Levante», Red Voltaire, 3 de febrero de 2014.
[3] «Siria se convierte en “tema de seguridad interna” para Estados Unidos y la Unión Europea», Red Voltaire, 8 de febrero de 2014.
[4] «Washington coordina la guerra secreta contra Siria», Red Voltaire, 21 de febrero de 2014.
[5] «The Burial Brigade of Homs: An Executioner for Syria’s Rebels Tells His Story», por Ulrike Putz, Der Spiegel, 29 de marzo de 2012. Versión en francés in «Les dernières manœuvres de Washington et de ses alliés européens, turcs et arabes», por Pierre Khalaf, New Orient News, Réseau Voltaire, 10 de abril de 2012.
[6] «John McCain, el organizador de la “primavera árabe” y el Califa», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 18 de agosto de 2014.
[7] «Resolución 2165 y debates (ayuda humanitaria en Siria)», Red Voltaire, 14 de julio de 2014.
[8] «La Liga Anticomunista Mundial, internacional del crimen», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 20 de enero de 2005.
[9] «Le grand mufti d’Égypte condamne l’État islamique en Irak», Radio Vatican, 13 de agosto de 2014.
[10] «Cómo los hombres de Al-Qaeda llegaron al poder en Libia», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 7 de septiembre de 2011.
[11] «Déclaration du mufti du Royaume sur l’extrémisme», Agence de presse saoudienne, 19 de agosto de 2014.
[12] «SAS and US special forces forming hunter killer unit to ’smash Islamic State’», por Aaron Sharp, The Sunday People (The Mirror), 23 de agosto de 2014.
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