Jruschov y Kennedy |
Hace 50 años, después de que el mundo estuviera durante una semana
más cerca que nunca de una guerra nuclear, el líder soviético Nikita
Jruschov y su homólogo estadounidense, John Kennedy, intercambiaron
mensajes y la crisis de los misiles se acabó. Es un hecho por todos
conocido. Pero nadie menciona que ambas potencias tan sólo apartaron la
amenaza directa de intercambio de golpes nucleares en todo momento, pero
no la erradicaron. Se debe centrar la atención en que en aquel momento
las partes acordaron iniciar el diálogo. Imaginemos qué habría pasado en
caso de que éste hubiera fracasado. Las negociaciones continuaron en el
territorio de EEUU hasta enero de 1963. Y sólo después de esta fecha
acabó la crisis del Caribe.
Expertos y aficionados
Se suele decir en broma que los aficionados construyeron el Arca de
Noé y los expertos el ‘Titanic’. En otoño de 1962, fueron los
diletantes, sobre todo Nikita Jruschov, los que provocaron la crisis de
los misiles. Y se recurrió a la ayuda de un experto -el diplomático
Vasili Kuznetsov, que en aquella época ocupaba el cargo de primer
viceministro de Asuntos Exteriores- para resolver la situación.
El 27 de octubre de 1962 por la tarde, Kuznetsov y tres personas más se prepararon para su viaje a EEUU.
Jruschov, que ordenó desplegar en el territorio de Cuba misiles
nucleares capaces de alcanzar EEUU en respuesta al despliegue de misiles
estadounidenses en Turquía, conocía bien a Kuznetsov. En febrero de
1957, Jruschov decidió destituir al entonces ministro de Asuntos
Exteriores, Dmitri Shepílov, porque éste se convirtió en la “cara
conocida" muy atractiva para todo el mundo. Entonces fue necesario
encontrar a un nuevo ministro.
En aquel momento, Jruschov consideraba que él mismo debería ser
estrella de la política exterior de la URSS, lo que conllevó su
destitución dos años después de la crisis del Caribe y causó la crisis
alimentaria en el país.
Jruschov se vio obligado a preguntar oficialmente a Shepílov a quién
aconsejaría nombrar para el cargo de ministro de Asuntos Exteriores.
Éste respondió del modo siguiente: “Tengo dos adjuntos. Vasili Kuznetsov
es genial y capaz de hacerlo todo (el homólogo británico de Kuznetsov,
lord Caradon, y muchos otros también le consideraban como un
“diplomático mago”). El otro, Andrei Gromiko no es genial, pero si se le
encarga algo lo hará cueste lo que cueste sin desviarse de las
instrucciones.
Estas características determinaron el destino de Kuznetsov y de Gromiko.
¿Por qué Andrei Gromiko, que en 1962 ocupaba el cargo de ministro de
Asuntos Exteriores, no fue a EEUU? La cuestión no era fácil. La vida de
toda la humanidad estaba en juego. Resulta que en aquel momento, tanto
Gromiko como el embajador soviético ante la ONU, Valentín Zorin,
declararon en público que la URSS no tenía misiles desplegados en Cuba.
Todos entendían que ambos cumplían las instrucciones del líder
soviético, pero los diplomáticos que se encuentran en una situación tan
delicada suelen mantener cierta distancia y no participar en las
negociaciones (por eso Zorin fue retirado de la ONU en enero). Así las
cosas, tuvo que salvar el mundo Kuznetsov, el primer viceministro de
Asuntos Exteriores que recibió el título de Máster en metalurgia en el
Instituto Carnegie de EEUU, donde estudió en 1930 y 1931.
Una semana sin salir a la calle
Kuznetsov no solía hablar sobre las negociaciones en EEUU, que
continuaron durante dos meses y medio. En la época del gobierno de
Nikita Jruschov y Leonid Brézhnev, los ciudadanos soviéticos preferirían
atraer la menor atención posible.
La participación de Kuznetsov en aquellas negociaciones habría podido
pasar al olvido si su adjunto, el diplomático ruso Borís Poklad, no
hubiera publicado sus memorias en 2008. Poklad fue uno de los tres
diplomáticos que acompañaban a Kuznetsov en su viaje a EEUU.
Según cuenta Poklad en su libro, al llegar a EEUU el 28 de octubre de
1962 la delegación soviética leyó los periódicos estadounidenses y
entendió que Washington rechazaba las propuestas de la URSS y se
preparaba la intervención en Cuba en varios días.
Aquel mismo día salió a la luz pública la declaración del líder de la
Revolución Cubana, Fidel Castro, que planteó ante Kennedy cinco
exigencias sin el cumplimiento de las cuales -aunque parcial en algunos
casos- no se habría logrado encontrar fórmulas de compromiso ni realizar
acuerdos entre EEUU y la URSS.
Jruschov tomó la decisión sobre la retirada de las ojivas nucleares
recién desplegadas en Cuba sin recibir el visto bueno de Castro, que
quedó en una situación vulnerable. Parece que casi la mitad de las
negociaciones sostenidas por Kuznetsov en Nueva York estuvo dedicada a
las garantías de seguridad de Cuba por parte de EEUU, que ya habían sido
acordadas en los mensajes de Jruschov y Kennedy.
La administración presidencial estadounidense no se apresuró a
confirmar sus compromisos supuestamente adquiridos sino que exigió
comprobar la retirada de las ojivas nucleares soviéticas de Cuba
mediante el envío de inspectores a la isla. Posteriormente, se abordó la
posibilidad de sobrevolar Cuba con aviones de reconocimiento. Castro
declaró que los abatiría.
Boris Poklad recuerda en sus memorias que pasó una semana desde su
llegada a Nueva York hasta que pudo por primera vez salir a la calle.
Kuznetzov salía de la sede de la misión diplomática de la URSS ante la
ONU, pero no para pasear. Sostenía negociaciones continuas con los
diplomáticos estadounidenses, Adlai Stevenson y John McCloy; y también
con el secretario general de la ONU, Maha Thray Sithu U Thant.
Al mismo tiempo, el embajador de la URSS, Anatoli Dobrinin, mantenía
contactos con el fiscal general, Robert Kennedy, hermano del presidente
de EEUU, mientras que uno de los dirigentes soviéticos, Anastás Mikoyán,
trataba de encontrar una fórmula de compromiso con Fidel Castro.
Nunca fue fácil mantener negociaciones con EEUU. En un momento
determinado Washington hizo un intento de excluir una de las cartas de
Jruschov, del 27 de octubre, de la lista de referencias citadas en el
documento final.
Esto quería decir que EEUU podría ningunear algunas de las propuestas
formuladas en esta carta. Pero en realidad, Washington dio su visto
bueno a todas aquellos puntos que ponían fin a la crisis de los misiles:
la URSS retira armas nucleares del territorio de Cuba, EEUU las retira
del territorio de Turquía y da garantías de seguridad a Cuba.
Kennedy respondió que estaba de acuerdo con aquellas propuestas, pero
si la carta de Jruschov no se hubiera citado habría sido difícil
adivinar con lo que estaba de acuerdo el presidente estadounidense.
EEUU hizo un intento de renunciar a lo acordado en un momento de
reducción de tensión internacional, cuando la URSS ya empezaba a retirar
misiles y ojivas nucleares de Cuba. En aquel momento, la compañía de
ballet del Teatro Bolshoi, incluida la célebre bailarina soviética Maya
Plisétskaya, actuaba en Nueva York. La vida mejoraba y alguien pudo
pensar en realidad que la crisis había acabado, pero los diplomáticos
entendían muy bien en qué situación se encontraban ellos y el mundo
entero.
Finalmente la crisis del Caribe sí que acabó en enero de 1963.
Kuznetsov volvió a encontrar una fórmula de compromiso supuestamente
conseguido el 27 de octubre de 1962. EEUU retiró sus misiles de Turquía,
pero parece que la misión de Kuznetsov dio mayores beneficios a Cuba:
EEUU levantó el bloqueo de la isla el 21 de noviembre de 1962.
Desde aquel momento no se lanzaron ofensivas contra Cuba similares a
las que se habían preparado y realizado antes de la crisis de los
misiles. Se logró avanzar sin la inspección del territorio cubano por
los expertos estadounidenses. Pero incluso el genial diplomático no pudo
salvar a la URSS de un trámite humillante. Los buques soviéticos que
retiraban misiles a la URSS tuvieron que pararse en mar y mostrar su
carga a los estadounidenses.
Esto no se menciona en las memorias Poklad, posiblemente porque esto
fue evidente para el autor. Por otro lado, las negociaciones llevadas a
cabo en Nueva York abrieron una nueva etapa en las relaciones entre
Moscú y Washington, que desde aquel momento adquirieron la experiencia
de sostener un diálogo largo a nivel de expertos al término del cual las
partes asumían los compromisos, que cumplirían estrictamente.
En 1977, en la época de gobierno de Leonid Brézhnev, Vasili Kuznetsov
fue nombrado primer vicepresidente del Soviet Supremo (parlamento) de
la URSS. Se convirtió así en el vicejefe de Estado. Fue conocido, ante
todo, como la persona que entregaba un gran número de galardones en el
Kremlin.
Además, Kuznetsov asumió tres veces el cargo de Jefe de Estado
interino: entre la muerte de Brézhnev y la elección de Andrópov para el
cargo de presidente del Soviet Supremo de la URSS, entre la muerte de
Andrópov y la elección de Chernenko, y después de la muerte de
Chernenko. Parece que Kuznetsov tuvo una carrera estupenda, ya que no
hay cargos más altos.