El artículo 72 de la Ley 160
de 1994 determina que las tierras baldías del Estado solo
se les pueden adjudicar a pobres del campo y en extensiones de una UAF
–área que varía según la región– y que nadie podrá comprar esas fincas para
sumarlas con otras del mismo origen y constituir una gran hacienda. A
continuación se explica la manera como la conocida firma de abogados Brigard & Urrutia –de Carlos
Urrutia, embajador de Colombia en Washington– le diseñó al Ingenio Rio
Paila Castilla la manera de violar dicha norma, para adquirir decenas de miles
de hectáreas en el Vichada y montar una plantación de palma (proyecto
Veracruz).
Lo primero que hicieron fue
constituir 27 Sociedades por Acciones Simplificadas (SAS), que presentaron como
si cada una tuviera un único propietario, el abogado Francisco José Uribe
Noguera, socio de Brigard & Urrutia. Cada una de ellas apareció con un
capital suscrito de 100 mil pesos y con uno pagado de cero pesos y dieron como
su dirección la misma de Brigard & Urrutia. El número 27 sale de que así se
crea la ficción de que no están montando una sola gran empresa sino varias
pequeñas, que no superan la medida límite de la UAF, y que por tanto no se
viola la ley. A continuación, Rio Paila Castilla apareció prestándoles a las 27
SAS cuarenta mil millones de pesos, con las que estas compraron,
ilegalmente, 41.300 hectáreas.
A paso seguido, les dieron a
las SAS una muy llamativa vuelta por Europa. Uribe Noguera cedió,
gratuitamente, la propiedad de esas sociedades a cinco firmas españolas, que
pertenecen a otras cinco que fueron constituidas por la sociedad Asturias
Holding S.A.R.L., con domicilio en Luxemburgo, paraíso fiscal de mala fama. Una
telaraña difícil de desentrañar. Al final, Deloitte & Touche, revisor
fiscal de Rio Paila Castilla, certificó que Asturias Holding, las 27 SAS y las
41.300 hectáreas son de Rio Paila Castilla, que además las registró como suyas
en la Cámara de Comercio de Bogotá (http://db.tt/0eHE3vxw).
Además de la flagrante
violación de la Ley 160, porque Rio Paila Castilla compró lo que tenía
prohibido comprar, las autoridades deberán desentrañar por qué intentaron
ocultar en el exterior esas operaciones, determinación que podría explicarse
por el objetivo de encubrir otras ilegalidades. Por denuncias ciudadanas, en
abril de 2013, el Incoder informó sobre este caso a la Presidencia de la
República (Juan Mesa), la Secretaria Anticorrupción, la Dian, la UIAF y las
superintendencias de Notariado, Sociedades y Financiera. A esta última le
pidieron investigar desde 2011.
Una de las cosas más graves
en torno a estos hechos escandalosos, y a otros iguales que involucran también
a grandes empresas, fue el proyecto de ley presentado por el ministro Juan
Camilo Restrepo tendiente a establecer que la parte de la Ley 160 que prohíbe
concentrar las UAF solo rige después de 1994, y no desde 1961 (Ley 135), como
hoy ocurre. Si lograran ese cambio, se legalizarían
treinta años de ilegalidades, incluidas por lo menos once de las compras
realizadas por las SAS de Rio Paila Castilla.
Es evidente que la firma
Brigard & Urrutia le diseñó a Rio Paila Castilla una operación jurídica y
económica –un producto– tendiente a violar el artículo 72 de la Ley 160 de 1994
y que esa maniobra incluyó ocultarla en el exterior. Y hay que rechazar la
explicación de Carlos Urrutia de que él carece de toda responsabilidad en esas
ejecutorias, porque –alega– vendió sus acciones en la empresa una vez Santos lo
nombró embajador en Washington, en agosto de 2012. Porque las ilegalidades se
desarrollaron durante 2009, 2010, 2011 y 2012, cuando Urrutia era el jefe y
principal accionista de su empresa. ¿Acepta el presidente de la República tan
peregrina explicación de su embajador ante Estados Unidos?
Es conocido el
propósito de Santos y Restrepo de quitarle al campesinado millones de hectáreas que hoy por derecho legal y constitucional le
pertenecen, para pasárselas a unos magnates nacionales y ojalá extranjeros.
Incluso, han armado un discurso que reza que lo hacen por su incontenible amor
por los pobres, a quienes llevarán a la felicidad, una vez logren despojarlos
de sus fincas. Para ese objetivo se han diseñado productos jurídicos legales,
pero también ilegales, que es diferente, como este de Carlos Urrutia, el
embajador de Colombia en Washington. Santos tiene la palabra.
Jorge Enrique Robledo,
Bogotá, junio 7 de 2013
Tomado de Paz con Dignidad
No hay comentarios:
Publicar un comentario