Tortura de manual
El gobierno Estados Unidos conocía al detalle cómo, dónde y de qué
manera los militares de la dictadura brasilera torturaban
sistemáticamente a sus opositores políticos.
Según una serie de 43
documentos recientemente desclasificados que el vicepresidente
estadounidense Joe Biden le entregó a la presidenta Brasilera Dilma
Rouseff hace dos semanas durante su visita a la inauguración del
Mundial, Washington también sabía que numerosos detenidos de la
dictadura brasilera eran asesinados en ejecuciones extrajudiciales y que
en los 60 y 70 la cúpula militar al menos toleraba el accionar de
escuadrones de la muerte.
Los documentos fueron desclasificados por los Archivos de Seguridad Nacional (ASN), una organización no gubernamental basada en Washington, y publicados ayer en la página web de la Comisión Nacional de la Verdad brasilera.
La entrega de documentos por parte de
Biden forma parte de una estrategia de acercamiento de el gobierno de
Barack Obama hacia Brasil, luego del daño que sufrieran las relaciones
bilaterales el año pasado a partir de las revelaciones del ex espía
Edward Snowden sobre cómo la agencia de inteligencia estadounidense NSA
espiaba a Rousseff y a la empresa energética brasilera Pertobras. "Espero
que al tomar pasos para enfrentar nuestro pasado podamos encontrar la
manera de enfocarnos en nuestro inmenso futuro", Biden le dijo a
Rousseff durante la ceremonia de entrega de los documentos en el Palacio
Planaltode Brasilia.
"Soy optimista que el gobierno de Obama entregará a la Comisión de la
Verdad informes aún más detallados de la represión que permanecen
ocultos en los archivos secretos de la CIA y la Agencia de Inteligencia
del departamento de Defensa," agregó Peter Kornbluh, director de
Proyecto Brasil de los ASN.
En uno de los documentos desclasificados para la visita de Biden el
consul general estadounidense en Rio de Janeiro le informó al
Departamento de Estado que los militares brasileros empleaban dos
métodos de tortura diferentes. Por un lado la tortura "moderna," la que
produce "un dolor insoportable" pero no deja marcas en el cuerpo, que se
usaba con estudiantes que no tendrían participación directa en la lucha
armada y eventualmente serían liberados. Por otro lado, la tortura
"tradicional," para los sospechosos de pertenecer a la guerrilla,
quienes luego serían asesinados en ejecuciones extrajudiciales
disimuladas como huidas o como "enfrentamientos armados."
A lo largo de siete páginas escritas a máquina, el cable fechado 16 de
abril de 1973 detalla con dolorosa precisión distintos métodos de
tortura física y psicológica empleados por los militares brasileros."Por
su precisión y casi ausencia de tachaduras se trata de uno de los
informes sobre tortura más detallados sobre técnicas de tortura que
jamás se haya desclasificado en Estados Unidos," me dijo Kornbluh. El
cable arranca así:
SUMARIO:
Las detenciones de presuntos subversivos por parte de agentes del
Primer Curp del Ejércit han crecido dramáticamente en las últimas
semanas En su mayoría estudiantes universitarios, los detenidos han sido
sometidos a un intenso programa psicológico de exigencias designado
para extraer información sin dejar marcas visibles o duraderas en los
cuerpos. Se dice que aquellos sospechados de ser duros terroristas son
sometidos a métodos más viejos de violencia física que aveces puede
causar la muerte. La explicación más creíble de este pico de detenciones
es que el eficiente seguimiento policial de la información extraída
tras las detenciones de principios de año, llevó aun número más grande
de subversivos para ser detenidos. Otra explicación menos lógica pero
más difundida vincula a las detenciones con la sucesión presidencial. La
reacción pública a estas detenciones ha sido moderada y calma, por
ahora, en parte porque muchos creen que una campaña abierta para
denunciar y criticar las detenciones sólo haría peor la situación de los
presos y provocaría más detenciones.
Según el documento, para los estudiantes, las torturas empezaban en el
mismo momento en que los detenidos eran secuestrados a punta de pistola
por policías civiles en vehículos sin chapa. Apenas los subían al auto,
los encapuchan y los obligaban a acostarse en el piso del asiento
trasero. Al llegar a la comisaría lo desnudan y lo dejan varias horas en
una celda fría y oscura, con parlantes enchufados que emiten gritos
sirenas y silbidos a altos decibeles. Después viene la rutina policía
bueno‑policía malo y después, si el prisionero no confiesa, la tortura
continúa:
En este punto, si el individuo no confiesa y se cree que posee
información valiosa, se lo sometea tormentos físicos y psicológicos cada
vez más dolorosos hasta que confiesa. Se lo coloca desnudo en un cuarto
pequeño y oscuro con un piso de metal por el cual pasa una corriente
eléctrica. El individuo siente el shock, si bien es liviano en
intensidad, al ser constante eventualmente se vuelve imposible de
soportar. El individuo permanece varias horas en este cuarto. Entonces
puede ser trasladado a otro de los varios cuartos de "efectos
especiales" en el cual distintos instrumentos son usados para generar
miedo y molestias físicas. A veces se genera un cansancio mental y
físico extremo, especialmente cuando llevan dos o tres días de
tratamiento, ya que durante ese período no le dan ni agua ni comida.
En cambio los "terroristas duros" son torturados a muerte con "los
métodos viejos de violencia física" y luego sus muertes son disimuladas
como enfrentamientos armados, señala el despacho diplomático.
Muchas fuentes señalan que la "técnica del enfrentamiento armado"
esta siendo usada de manera creciente no sólo en Rio sino en todo Brasil
para manejar las relaciones públicas con respecto a la muertes de
subversivos. Esta técnica se habría adoptado para los terroristas"duros"
o los subversivos radicales conocidos, para obviar referencias a su
muerte‑por‑tortura en la prensa internacional.
El 1 de febrero de 1971 el canciller estadounidense William Rogers le
hizo saber a su colega brasilero Mario Gibson Barboza que le preocupaba
la "represión y los duros métodos policiales" de la dictadura brasilera,
dice otro cable diplomático, fechado el 10 de ese año y mes.
Aunque reconoció que era un asunto interno de Brasil, el Secretario
dijo que continua causando preocupación en algunos círculos de Estados
Unidos e impactaba de manera adversa en la imagen de Brasil. El
Secretario se preguntó si el gobierno de Brasil podía hacer algo para
mejorar esta situación. Gibson contestó extendiendo una invitación para
quue el Secretario visite Brasil. Dijo que de la manera en que será
recibido, de los discursos que se hagan y de los actos en que participe
podrá verificar la amistad que existe entre los dos países y la
dirección que Brasil está tomando para solucionar este problema.
Más allá de la "mala imagen" internacional, otro cable, esta vez del 15
del julio de 1972, dice que la sociedad brasilera tolera el uso de la
tortura porque le atribuye a ese método parte del "éxito" en la "lucha
antisubversiva":
Aunque hay amplias evidencias de que los métodos de interrogatorios
duros siguen siendo empleados a nivel regional y local, en algunas áreas
y por algunas unidades de manera más flagrante que en otras, a pesar de
la fuerte publicidad internacional adversa sobre el tema, y a pesar del
disgusto que dichas medidas le producen a los funcionarios de primer
nivel, es improbable que estos excesos se eliminen completamente
mientras este gobierno obsesionado con la seguridad crea que todavía
exista una amenazas terrorista significativa, cuya eliminación es su
prioridad número uno. Para bien opara mal, muchos brasileros le
atribuyen el éxito de la campaña antiterrorista a la fuerza de las
medidas aplicada en contra de los terroristas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario