Contrariamente a la
posición asumida por The New York Times el pasado 11 de octubre, en que colocó un
editorial a favor de acabar el criminal bloqueo contra Cuba, despertando
furiosas reacciones entre la ultraderecha norteamericana y los grupos mafiosos
de Miami, sin entender que este diario, aun manteniendo el ataque mediático
contra Cuba, empleando los mismos argumentos de esa propia ultraderecha
radical, evalúa lo añejo y fuera de contexto de esa política, The Washington Post tomó las riendas de la infamia.
No podía esperarse la
reacción de aquellos que se oponen al levantamiento del bloqueo contra Cuba y el
The Washington Post apareció ayer con un editorial en que se posiciona
contrariamente a lo dicho por The New York Times, titulado “Cuba should not be
rewarded for denying freedom to its people”.
Mientras The New York
Times representa una postura más atemperada con las nuevas realidades,
presionando a Obama al levantamiento de esta política cavernícola –aun teniendo
en cuenta la existencia de posturas ambiguas e intransigentes dentro de los
grupos mafiosos dentro del Congreso y en Miami-, el editorial de The Washington
Post refleja lo contrario.
Hay en el contenido del
editorial del Post un posicionamiento ideológico que muestra la manipulación
deliberada sobre el caso del lamentable deceso de Payá y Cepero, con las mismas
gastadas injurias mantenidas por el verdadero imprudente culpable: Ángel
Carromero, y que se ha reconvertido en campaña anticubana in crescendo. Parecen
haberse olvidado de que la propia España le vio culpable en un indiscutible
análisis de su participación en el accidente por imprudencia.
También cuestionan el alto
sentido de solidaridad de Cuba hacia la hermana África, asolada por la epidemia
de ébola, solicitando una colaboración desinteresada con EE UU, sin poner, a
cambio, condición alguna.
La manipulación de estos
temas de manera sospechosa por The Washington Post no refleja otra cosa que una
salida absurda y engañosa ante el reclamo de normalizar las relaciones
bilaterales entre ambas naciones, demanda sostenida por los pueblos de ambas
naciones.
El intento manipulado de
condicionar el levantamiento del bloqueo sobre la base de urdir una inventada “mea
culpa” por parte de Cuba en relación con la muerte de Payá, es un absurdo
total. Cuba siempre ha sabido reconocer sus errores y a tiempo los ha corregido, pero nunca admitirá un crimen no cometido por lograr favores a
cambio.
El falsario Carromero es
el único culpable en este penoso asunto y duele que Congresistas y funcionarios
públicos norteamericanos le den un ápice de credibilidad a tal farsante personaje.
En nombre de nuestro
pueblo, como parte de él, rechazo categóricamente las infamias, chantajes y
falsas presunciones implícitas en este editorial.
La verdad y la dignidad no
se negocian.
Percy
Francisco Alvarado Godoy
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