El sitio Diario de Cuba
publicó hoy una nota de Yania Suárez, titulada “Por tirar una foto, otra vez”, en que la nada inocente fotógrafa comenta
sus “desventuras” por fotografiar la respuesta popular y de nuestros órganos de
enfrentamiento a la provocación montada por el grupúsculo contrarrevolucionario
Las Damas de Blanco, nada menos que en la céntrica esquina de 23 y L, en el
barrio habanero de El Vedado, como una planificada acción por el Día de los
Derechos Humanos.
“Hace
un año exactamente, la policía visible e invisible me mandó al otro lado de La
Habana por sacar una foto al cerco militar que rodeaba la casa de Antonio
Rodiles.
Anteayer
las Damas de Blanco intentaban caminar por los alrededores del cine Yara en
medio de un operativo policial gigantesco. Sigue siendo un error que las
apresen por querer manifestarse pacíficamente. Yo andaba por allí, algo
confundida porque a poca distancia del lugar, el Gobierno había montado un
chiringuito donde le daba vivas a los Derechos Humanos y decía que celebraba
por todo lo alto el 10 de diciembre.
De
modo que me fui a ejercer uno de esos derechos. Al final, como comprobé
posteriormente en la estación, por mi cuenta no solo prendieron a las Damas,
sino a todo el que andaba fotografiando por allí que no fuera "de
ellos".”
A contrapelo con estos
sucesos en que unos cuantos provocadores intentaron armar un circo mediático de
poca monta, siendo repudiados por el pueblo allí presente, el gobierno español
sacaba a la luz la Ley Orgánica de Seguridad Ciudadana, la que prohíbe cualquier
protesta ciudadana no solo frente al Congreso de los Diputados o ante la sede
oficial del Ejecutivo español, sino en lugares públicos emblemáticos, llegando
inclusive a penalizar a quien fotografíe cualquier acción policial contra algún
ciudadano con multa hasta de 30,000 €.
La “pobre” Yania tuvo la
suerte de no vivir en España o en Estados Unidos en donde existen severas penas
para quienes protestan en lugares públicos e intentan desestabilizar el orden
público.
Como se prestó a la
provocación, luego de pasar solo unas horas detenida, salió libre sin que se
vieran afectados ni su bolsillo, ni su dignidad. Por el contrario, recibió un
premio en moneda libremente convertible por su atrevida acción por parte de los
fondos de la USAID.
Esa es la dudosa suerte de
los mercenarios en Cuba.
Percy
Francisco Alvarado Godoy.
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