El antagonismo y la agresión, en el
discurso y los hechos, han marcado la relación entre Cuba y Estados
Unidos desde los primeros meses de la revolución de 1959.
Solo
tres meses después del triunfo revolucionario, el presidente
estadounidense Dwight Eisenhower decretaba imposible lidiar con Fidel
Castro en el poder.
Los lazos oficiales entre ambas naciones se
quebraron completamente en octubre de 1960, cuando EE.UU. impuso el
embargo económico contra Cuba.
Pero en la trastienda de ese
"puente roto", como lo llamó Raúl Castro en 1977, existe una historia de
comunicación llevada a cabo durante décadas por negociadores secretos a
ambos lados del estrecho de la Florida.
"Puerta trasera"
En la lista de
participantes en aquellos contactos, que incluye políticos, escritores y
diplomáticos, hay nombres tan reconocidos como el del expresidente de
EE.UU. Jimmy Carter y el Nobel de Literatura colombiano Gabriel García
Márquez.
Sus triunfos fueron parciales, de acuerdo a sus misiones, y el embargo de Estados Unidos a Cuba se extiende ya por 55 años.
Pero su historia cobra
importancia a las puertas de la Cumbre de las Américas de abril de 2015
en Panamá, cuando los presidentes en ejercicio de ambas naciones podrían
sentarse a la misma mesa por primera vez desde el inicio de la
revolución, si Barack Obama confirma su asistencia.
Así reflexiona
Peter Kornbluh, coautor junto a William LeoGrande del libro "Back
Channel to Cuba", aún no traducido al español, que revela la historia de
esta comunicación secreta tras 20 años de investigación, acceso a
archivos desclasificados en distintas partes del globo y las palabras de
los propios actores de la historia, incluido Fidel Castro.
Kornbluh es analista en la ONG National Security Archive de
Washington, dedicada a investigar los archivos secretos del gobierno
estadounidense de acuerdo a las leyes de transparencia de ese país.
Durante
el año 2003 Kornbluh reveló el apoyo el presidente estadounidense
Ricchard Nixon y su asesor de seguridad nacional, luego secretario de
Estado, Henry Kissinger al golpe contra Salvador Allende en el libro
"Pinochet: Los Archivos Secretos".
Presidentes, mensajes y enviados
"Bipolar
es una forma interesante de describir esta relación de agresión e
intentos de diálogo", le dice Kornbluh a BBC Mundo. "Pero es más una
historia integrada, no se puede comprender una sin la otra".
Todos
los presidentes de Estados Unidos, demócratas y republicanos, tuvieron
algún tipo de comunicación con los cubanos durante los últimos 50 años.
El
libro arranca con James Donovan, el primer estadounidense mandado por
el gobierno de su país para negociar formal y secretamente con Cuba. El
presidente John F. Kennedy y su hermano Robert, le encargaron al abogado
negociar la liberación de los prisioneros detenidos tras la fallida
invasión a Bahía de Cochinos, apoyada por la CIA y derrotada por Castro.
En uno de los momentos más álgidos de la relación
cubano-estadounidense, tras la crisis de los misiles, Donovan logró ser
reconocido por Castro como un negociador confiable. Tanto que un día el
propio mandatario cubano le preguntó cómo, si alguna vez, podrían
avanzar las relaciones entre ambos países:
"¿Sabe cómo hace el
amor un puerco espín?", respondió Donovan. Castro dijo que no sabía.
"Con mucho cuidado, y así va a tener que ser".
Los avances
requirieron mucho más que cuidado y décadas más tarde se han frustrado
en su objetivo principal: normalizar la relación entre la isla y el país
norteamericano.
En parte porque la historia de las comunicaciones secretas ha tenido "halcones y palomas" en Washington y La Habana.
En
el caso de Donovan, agentes de la CIA intentaron utilizarlo para enviar
a Castro un traje de buzo contaminado con tuberculosis, cuenta el
libro. Sólo la intervención de los ayudantes del mismo Donovan -también
de la CIA- impidió la operación.
Cohibas
Desde
Cuba, cuenta el libro, la primera oferta de diálogo entre altas
autoridades de ambos gobiernos se produjo en agosto de 1961: el propio
Ernesto "Che" Guevara, en un encuentro de la Alianza para el Progreso en
Uruguay, envió a un joven asistente de la Casa Blanca, Richard Goodwin,
una caja de Habanos Cohiba con una nota escrita a mano para el
presidente Kennedy: "Escribir al enemigo es difícil", decía la nota. "Me
limito a extender mi mano".
Una década después, Henry Kissinger también recibiría unos Cohiba de
parte de Fidel Castro, como respuesta al mensaje escrito a mano que le
envió en 1974: "Me parece que hay cosas que tenemos que hablar", planteó
el estadounidense. Fue el inicio de 18 meses de contactos, en
aeropuertos, hoteles y residencias privadas entre representantes de Cuba
y Estados Unidos".
"Fue un momento fascinante en que casi se
llegó a un acuerdo, pero Fidel Castro privilegió la lucha
anticolonialismo en Angola", dice Kornbluh.
"El mismo Kissinger
que ofreció su mano de amistad a Fidel Castro, decidió entonces
penalizar a Cuba por sus acciones en África".
Gorbachov, García Márquez
En
1989, en La Habana, Fidel Castro acompañaba al líder soviético Mijaíl
Gorbachov al aeropuerto, y le planteaba la posibilidad de mejorar las
relaciones entre Estados Unidos y Cuba.
"Sus palabras fueron:
encuentre la forma de hacer que el presidente esté al tanto de mi
interés en una normalización", le dijo Gorbachov a Bush citando al líder
cubano en la cumbre de Malta ese mismo año. Bush reaccionó con
frialdad, recordó el líder reformista soviético en sus memorias, citadas
en el libro.
La década siguiente, Gabriel García Márquez operaría como otro emisario secreto entre Washington y La Habana.
El
célebre escritor llevó personalmente una propuesta privada de Fidel
Castro al presidente Bill Clinton para terminar la "crisis de los
balseros" y se la planteó en una cena privada en la isla estadounidense
Martha's Vineyard, en agosto de 1994.
García Márquez tendría una
segunda misión en 1998, que lo llevaría hasta la famosa Ala Oeste de la
Casa Blanca, con información provista por Fidel Castro respecto a la
detección de una amenaza terrorista utilizando una aeronave cubana
contra Estados Unidos.
El silencioso trabajo de "Gabo" abrió
espacios inéditos de colaboración entre ambos países, plantean los
autores de "Back Channel to Cuba", pero la opción de Clinton por
asegurar su campaña electoral con los votos de la diáspora cubana en
Miami opositora a Castro, impidió una vez más cualquier avance mayor.
Turno de Obama
"Estas comunicaciones eran top secret
y es importante conocerlas ahora, cuando Obama enfrenta sus últimos dos
años en ejercicio, y países como Chile, México y Argentina presionan
para una normalización de las relaciones", dice el autor Peter Kornbluh.
"Panamá ofrece un momento histórico, una oportunidad que toda
Latinoamérica está esperando", añade el autor, director de los capítulos
de Chile y de Cuba del Archivo Nacional de Seguridad, en Washington.
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