jueves, 20 de noviembre de 2014

Félix Báez Sarría, mi doctor.



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La noticia me llegó con sorpresa y causó en mí, no lo niego, profunda conmoción. Aquel joven que me atendió durante meses en una de las salas de Hospital Militar Carlos J. Finlay, ha sido detectado con ébola mientras cumplía una misión solidaria en Sierra Leona.

Según las noticias más actuales, Félix será trasladado al Hospital Universitario en Ginebra, siguiendo todos los protocolos establecidos por la Organización Mundial de la Salud.

El Ministerio de Salud de la Confederación Helvética confirmó esta noticia: "La Confederación, el cantón de Ginebra y las autoridades del Hospital Universitario de Ginebra han dado luz verde para el traslado del paciente", según la agencia Efe.

No podía faltar la manipulación mediática de sitios como Martínoticias, Café Fuerte, Cubanet y otros medios de la blogósfera contrarrevolucionaria para lanzar infundios contra mi doctor. La vil acusación sobre una posible falta al juramento hipocrático y de mentir sobre el estado de salud de varios contrarrevolucionarios como Oscar Espinosa Chepe y Martha Beatriz Roque Cabello, es una infame matriz de opinión que se trata de impostar maliciosamente en las redes sociales.

Es cierto que por su profesionalidad y calidad humana Félix fue encargado de atender a varios contrarrevolucionarios, a los que prestó un esmerado trato, al igual que todo el centro hospitalario militar. Negar ello, manipularlo descaradamente, es parte de la guerra ideológica anticubana.

Quienes le hemos conocido, como yo, en calidad de paciente, tenemos de él el grato recuerdo de su sencillez, profesionalidad y humanismo, atributos que le llevaron a cumplir la hermosa misión de ofrecer sus servicios para salvar vidas en tierras africanas.

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Muchas veces ambos conversamos no solo sobre mi deteriorado estado de salud, sino también sobre su futura misión en África, siendo yo depositario de su optimismo, así como de la seguridad de que me libraría de mis dolencias. A él le debo gran parte de mi recuperación.

Hoy deseo, como todo el pueblo cubano, la mejoría de Félix y su pronta recuperación. Félix es parte de este pueblo digno y solidario, al que no pueden manchar las calumnias de nuestros enemigos.

Estés donde estés, Felix, te acompaña mi eterno agradecimiento, mi admiración y el orgullo de haberte conocido. ¡Buena suerte, amigo!


Percy Francisco Alvarado Godoy

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