Otro
elemento clave para entender el laberinto que rodea la Cumbre, es el
papel injerencista de la Casa Blanca que pretenderá usar una
‘avanzadilla’ de la derecha venezolana y cubana para meter ruido
inefectivo. Obama se apresuró al calificar a Venezuela como una ‘amenaza
para la seguridad de Estados Unidos’, pues introdujo innecesariamente
un tema que polariza la región en la víspera de la cita en Panamá.
¿ Podría la próxima Cumbre de las Américas
convertirse en otro fracaso de la diplomacia estadounidense en la
región? Muchos están esperando que la cita hemisférica –Panamá, 10 y 11
de abril- sea el marco histórico ideal para anunciarle al mundo el
restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y
Cuba. Pero el objetivo se diluye debido a las complicaciones surgidas
durante la última reunión, llevada a cabo en La Habana, entre la
representante cubana Josefina Vidal y la secretaria asistente de Estado
de EEUU para América Latina, Roberta Jacobson. La última ronda de
negociaciones terminó en un secretismo que perfila un atascamiento por
falta de acuerdo. Si el tema de Cuba no avanza a la velocidad necesaria
para la Cumbre en Panamá, y si el caso de Venezuela continúa creando un
cerco solidario regional –previsible tras la postura de UNASUR- la
Cumbre se convertiría en el escenario de la nueva ‘guerra fría’ entre
Washington y América Latina.
Otro
elemento clave para entender el laberinto que rodea la Cumbre, es el
papel injerencista de la Casa Blanca que pretenderá usar una
‘avanzadilla’ de la derecha venezolana y cubana para meter ruido
inefectivo. Obama se apresuró al calificar a Venezuela como una ‘amenaza
para la seguridad de Estados Unidos’, pues introdujo innecesariamente
un tema que polariza la región en la víspera de la cita en Panamá.
Itzel Velásquez
http://laestrella.com.pa
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