La operación Barbarrosa, al igual que la Operación Atlantic Resolve, se
extendió desde el Mar Báltico hasta el Mar Negro, con puntos de invasión
clave a través de Estonia, Polonia y Ucrania. Y nos preguntamos ¿por
qué la violenta arremetida del actual régimen de Kiev contra los pueblos
rusos del oriente de Ucrania es considerada tan provocadora por Rusia?
Durante la Operación Barbarrosa, regimientos ucranianos sirvieron como
auxiliares de las Waffen-SS en el asesinato masivo de millones de
ciudadanos ucranianos, rusos, polacos, gitanos, judíos y de otras
nacionalidades. Todos ellos fueron considerados "untermenschen", sub
humanos que debían ser eliminados por la "excepcional" "raza aria"
alemana.
La operación de la OTAN denominada "Atlantic Resolve" (Resolución
Atlántica) siguió desarrollándose esta semana con la última llegada de
más fuerzas norteamericanas a la región del Báltico. Con el pretexto de
defender a la Europa del Este de la "agresión rusa", más de cien tanques
Abrams y transportes blindados de personal Bradley entraron en Latvia.
El mes pasado, un despliegue motorizado similar de apoyo militar fue
desplegado en Estonia, en el pueblo de Narva, con banderas
norteamericanas desplegadas por el II Regimiento de Caballería del
ejército norteamericano a solo 300 metros de la frontera con Rusia.
De vuelta al presente, el general norteamericano, John O’Conner dijo que
el último despliegue en Latvia de tropas norteamericanas "detendría la
agresión rusa", agregando con prosa orwelliana: "Se debe luchar por la
libertad, la libertad debe ser defendida."
La operación encabezada por Estados Unidos, Atlantic Resolve, ha
significado un aumento de la presencia militar norteamericana en los
países bálticos y otros países de la Europa Oriental miembros de la OTAN
durante el año pasado. Se alega que técnicamente las fuerzas
norteamericanas están en misión y por lo tanto no están contraviniendo
acuerdos anteriores con Rusia para limitar las fuerzas permanentes de la
OTAN en las fronteras rusas. Pero, dejando a un lado la semántica, es
difícil no darse cuenta que en efecto, Washington de manera
significativa ha aumentado su huella militar en una región
geoestratégica sensible en descarada contravención de compromisos otrora
firmados con Moscú. Los vuelos de aviones de la OTAN se han
cuadruplicado en la región del Báltico durante el año pasado, como
también los navíos de guerra de la OTAN en el Mar Negro.
Agitando "la agresión rusa", Washington y los gobiernos derechistas
condescendientes de Lituania, Latvia y Estonia se dan licencia para
hacer lo que les está prohibido hacer según acuerdos vinculantes tales
como el Acta Fundacional OTAN-Rusia firmada durante los años 90 –es
decir—no destacar fuerzas militares en las fronteras occidentales de
Rusia.
La operación Atlantic Resolve descansa, sobre reclamaciones carentes de
fundamento, principalmente por parte de Estados Unidos –propaganda—en el
sentido que Rusia es el origen de la agresión, principalmente en
Ucrania y el resto de Europa. En los hechos, Rusia no está en Ucrania ni
en ningún otro país de Europa.
Semejante inversión de la realidad forma parte de las "operaciones
psicológicas" en la ofensiva propagandística encabezada por Estados
Unidos.
Las maniobras militares comandadas por Estados Unidos que incluyen
ejercicios con munición de guerra y la instalación de misiles Patriot y
Cruise, están pautadas para llevarse a efecto en los próximos meses en
los países bálticos tales como Polonia, la República Checa, Hungría,
Rumania, Bulgaria como también en Ucrania y Georgia en el flanco sur de
Rusia. Estos últimos dos revelan la dimensión extra OTAN de la agenda
geopolítica de Washington.
El coronel norteamericano, Michael Foster declaró que las venideras
maniobras militares a través de Europa "significan que para fines del
verano, bien podríamos ver una operación militar que se extienda desde
el Mar Báltico hasta el Mar Negro."
Resulta improbable que este coronel norteamericano entienda la
significación histórica de su sobreexcitada vista panorámica militar.
Parte del problema es que los norteamericanos y muchos otros
occidentales sufren de una insuficiente comprensión histórica. Se
encuentran embriagados con la Historia de los Vencedores Occidentales la
cual carece de las causas y efectos reales. Se trata de una versión
propagandizada de los eventos cronológicos que no menciona las fuerzas
causales y que se utiliza para justificar acciones posteriores por parte
de las potencias occidentales. Esta visión borracha de la historia
explica por qué pareciera que esta se repite.
Cuando no se comprenden las verdaderas causas de los eventos, ¿cómo
podrían evitarse las repeticiones? Y eso es justamente lo que les gusta a
los gobernantes corporativos occidentales. Su culpabilidad bien oculta a
los ojos del público.
Demos un vistazo a la operación Atlantic Resolve dentro de una
perspectiva histórica más realista. De este modo, podremos apreciar que
esta operación tiene un enfoque y una certera y siniestra relevancia con
un desarrollo militar anterior –la Operación Barbarrosa-- la gigantesca
invasión de la Unión Soviética por parte de Alemania Nazi en el verano
de 1941.
Por otra parte, no se trata de permitirse el sensacionalismo de una
analogía superficial. Si examinamos el motivo de las fuerzas ideológicas
veremos un consistente flujo continuo.
El asalto no provocado de la Alemania Nazi contra la Unión Soviética en
el mes de junio de 1941 fue la mayor invasión jamás lanzada en la
historia de la guerra moderna. Esta produjo la muerte de unos treinta
millones de rusos a manos de las Waffen-SS y los Einsatzgruppen
–escuadrones de la muerte, junto a la hambruna forzada, enfermedades y
horribles carencias en las ciudades de San Petersburgo y Volgogrado,
antigua Stalingrado.
La operación Barbarrosa, al igual que la Operación Atlantic Resolve, se
extendió desde el Mar Báltico hasta el Mar Negro, con puntos de invasión
clave a través de Estonia, Polonia y Ucrania. Y nos preguntamos ¿por
qué la violenta arremetida del actual régimen de Kiev contra los pueblos
rusos del oriente de Ucrania es considerada tan provocadora por Rusia?
Durante la Operación Barbarrosa, regimientos ucranianos sirvieron como
auxiliares de las Waffen-SS en el asesinato masivo de millones de
ciudadanos ucranianos, rusos, polacos, gitanos, judíos y de otras
nacionalidades. Todos ellos fueron considerados "untermenschen", sub
humanos que debían ser eliminados por la "excepcional" "raza aria"
alemana.
Cuando Adolfo Hitler escribió su infame manifiesto, Mi Lucha el año 1925
postuló la idea que la grandeza imperial de Alemania se realizaría
aplastando a la Unión Soviética. La expansión que se buscaba (lebensraum
– expansión para la supervivencia) se llevaría a cabo a través de la
conquista de las regiones orientales, pobladas – como él decía
despectivamente— por "untermenschen eslavos gobernados por judíos
bolcheviques."
El odio de Hitler por los judíos solo era comparable con su aversión por
la Rusia Comunista. En su opinión, ambas debían ser exterminadas.
La historia convencional occidental tiende a enfocar el antisemitismo de
Hitler y su Solución Final dirigida directa y principalmente contra los
judíos. La verdad es que Hitler y la Alemania Nazi estaban igualmente
obsesionados por destruir a la Rusia Soviética. Esta obsesión por la
Rusia Soviética fue íntimamente compartida por los círculos dominantes
occidentales durante los años que precedieron a la II Guerra Mundial.
En el año 1918 a finales de la I Guerra Mundial, que a pesar de todos
sus horrores y una tasa de muertos de alrededor de 20 millones de
personas, el Secretario de Estado, Robert Lansing, se molestó bastante
por una cuestión harto diferente cuando escribió que "el Bolchevismo es
la cosa más horrible y monstruosa que mente humana alguna haya
concebido… peor aun, mucho peor, que la Alemania prusianizada y que
significa una mayor y permanente amenaza para la libertad humana."
La Revolución de Octubre de 1917 en Rusia y la amenaza de una
insurrección comunista mundial, representó para los gobernantes
occidentales una pesadilla impactante, cosa que era realzada por la
crisis del capitalismo en esa época y su pantano de recesión económica,
colapso social y el acecho de la Gran Depresión, situación nada
diferente a la actual.
El fascismo en Europa, desde Portugal, España, Italia hasta Alemania,
fue cortejado por las elites occidentales como un baluarte contra la
expansión de los movimientos socialistas inspirados por la Revolución de
Octubre en Rusia. La Alemania de Hitler con su pericia industrial era
vista particularmente como un régimen favorito de mano dura
anti-soviética la cual podía aplastar al creciente movimiento obrero
europeo como también era considerada como el rival geopolítico de Rusia
por el capitalismo occidental.
Es una cuestión bien sabida que grandes corporaciones norteamericanas
desde bancos de Wall Street hasta la Ford y la General Motors
invirtieron profusamente en la construcción de la máquina de guerra nazi
durante los años del 1930. El Fuhrer también estuvo encubiertamente
comprometido con la elite conservadora británica, dirigida por el Primer
Ministro, Neville Chamberlain y su Secretario de Relaciones Exteriores,
Lord Halifax, quienes le dieron carta blanca para que se expandiera
hacia el este. Cuando la Alemania Nazi anexó Austria y al Sudeten checo
el año 1938 fue justamente el comienzo del eventual asalto contra la
Unión Soviética que los gobernantes occidentales estaban calladamente
fomentando. (Véase The Chamberlain-Hitler Collusion de Alvin Finkler y
Clement Leibovitz).
Cuando se lanzó la Operación Barbarrosa durante el verano de 1941 --la
más grande invasión militar de la historia-- fue de ese modo en
cumplimiento de una agenda estratégica cuidadosamente mantenida con el
objeto de aplastar a Rusia como rival geopolítico, no solo para Alemania
sino también para las potencias occidentales, las cuales de manera
encubierta había contribuido a la construcción de la maquinaria de
guerra alemana.
Una singularidad en la matriz histórica encontró a los gobiernos
occidentales yendo a la guerra contra lo Alemania Nazi debido a sus
propios intereses tácticos. Pero el punto revelador es que en cuanto
finalizó la II Guerra Mundial, estas mismas potencias occidentales
comenzaron a reclutar asesinos y agentes nazis de inteligencia para que
contribuyeran en la Guerra Fría contra la Unión Soviética. Ucrania y los
países bálticos resultaron una vez más factor fundamental en el
subterfugio de post guerra contra Rusia, tal como lo habían sido durante
la Operación Barbarrosa, solo que esta vez fueron reclutados por la
CIA, el MI6 y la OTAN bajo la dirección de Estados Unidos, formada el
año 1949.
Puede que hoy en día Rusia no profese el bolchevismo como ideología del
estado. Tampoco estamos tratando aquí de pronosticar que las actuales
maniobras de la OTAN encabezada por Estados Unidos en las cercanías del
territorio de Rusia vayan a provocar un ataque militar total. Eso está
un tanto aparte del asunto principal. El punto es que Rusia todavía se
presenta como un rival problemático para la hegemonía occidental y
norteamericana. Moscú bajo el régimen de Vladimir Putin es considerado
como un obstáculo para la dominación capitalista encabezada por Estados
Unidos tanto en Asia como en el resto del mundo. La imperturbable
insistencia de Rusia de regirse según el derecho internacional, resulta
irritante para la "excepcional" petulancia de Washington de emplear la
fuerza militar cuando quiera y donde quiera para reafirmar su presunta
hegemonía global. El apoyo popular internacional para Putin como
respetable estadista mundial, junto a un extenso desdén por los
gobernantes norteamericanos, es también otra fuente de disgusto para
Washington. Es en este contexto donde deberíamos evaluar la hostilidad
que conduce Estados Unidos contra Rusia y las latentes señales bélicas
que emanan de la Operación Atlantic Resolve.
Las resonancias históricas sobre el siglo pasado son las mismas. La
Operación Barbarrosa y la Operación Atlantic Resolve son parte de la
misma continuidad de la agresión occidental contra Rusia. Rusia está
considerada como una fuerza de contrapeso a la hegemonía occidental, y
por lo tanto debe ser erradicada. Para Rusia, el amenazante
encercamiento militar de la Operación Atlantic Resolve tiene una
profunda y mala resonancia con el pasado y por muy buenas razones.
La Operación Barbarrosa –de hace solo 74 años—está marcada en la
consciencia rusa a través de un inconmensurable sufrimiento humano.
Rusia estuvo entonces al borde de la aniquilación y se salvó solamente
por el heroico sacrificio de millones de sus habitantes. Ningún país
permitiría jamás que semejante peligro ocurriera de nuevo.
Occidente jamás en la historia ha sufrido en la profundidad que ha
sufrido el pueblo ruso, y por lo tanto, muchos en el Occidente,
especialmente las consentidas elites gobernantes, no tienen idea cuan
resueltos son los rusos cuando se trata de defender su patria. La ciudad
natal de Vladimir Putin es San Petersburgo, ciudad donde murió un
millón de personas a raíz del asedio nazi.
Cuando los líderes occidentales hablan incesantemente acerca de
"defender la libertad" y con elocuencia muy poco sincera tratan de
escarnecer a los rusos tildándolos de "paranoicos", su espantosa y
borracha ignorancia de la historia es una razón más para estar
alarmados.
Por: Finian Cunningham
Traducción desde el inglés por Sergio R. AnaconaStrategic Culture Foundation
http://www.strategic-culture.org
Tomado de Aporrea
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