Desde el derrumbe de la Unión Soviética, Estados Unidos viene poniendo
en el poder a sus viejos colaboradores nazis en el este de Europa.
Al cuestionar el papel de la URSS en la 2ª Guerra Mundial, Washington
está tratando de despojar a la actual Federación Rusa de su mito
nacional. Estados Unidos pretende así alcanzar 2 objetivos: destruir la
zona de influencia de Rusia y acabar a la vez con la identidad rusa.
Para lograrlo tendrá que reescribir la Historia y rehabilitar el
nazismo.
Los eslóganes de la novela «1984», de George Orwell: “La guerra es paz”, “La ignorancia es fuerza”, “La libertad es esclavitud”. |
Algo que Nixon nunca habría tolerado es la tendencia conservadora a
negar el importante papel que Rusia desempeñó en la Segunda Guerra
Mundial –lo que los rusos llaman «La Gran Guerra Patria»– y en la
victoria de los Aliados contra la Alemania nazi. Los actuales
dirigentes de Estados Unidos y sus compinches en Gran Bretaña, en el
este de Europa y en otros países incluso serían llamados a capítulo por
Nixon por haberse negado a participar en la ceremonia anual del 9 de
mayo, o «Día de la Victoria», en Moscú.
Nixon, quien criticó a la administración de George H. W. Bush por la
ayuda patéticamente inadecuada que se destinó a Rusia después del
derrumbe de la Unión Soviética, tendría poco tiempo que perder con los
círculos políticos estadounidenses que hoy pretenden desgastar a Rusia y
ponerla de rodillas.
Entre quienes ejercen presión a favor de un endurecimiento de las
sanciones contra Rusia e ignoran su significativo papel en la victoria
de la Segunda Guerra Mundial se hallan los hijos e hijas de los
emigrados fascistas y nazis provenientes del este de Europa que llegaron
a Estados Unidos en los años posteriores a la guerra, en su mayoría
gracias a la «Operación Paperclip» de la CIA [1], huyendo de los juicios a los que pendían sobre sus cabezas por haber apoyado la causa nazi en sus países de origen.
Aquellos emigrados participaron en la formación de diversos grupos de extrema derecha que giraban alrededor de las «Naciones Cautivas»,
organización estimulada por la administración Eisenhower y las
posteriores administraciones estadounidenses. De aquella constelación de
organizaciones fascistas surgieron el sionista ucranio-estadounidense
Lev Dobriansky y su hija Paula Dobriansky, ex responsable en el
Departamento de Estado durante la administración de George Bush hijo,
así como el ex colaborador de la Gestapo en Hungría, Gyorgy Schwartz,
quien más tarde se cambió el nombre y pasó a llamarse George Soros [2]. Los descendientes de aquellos inmigrados figuran actualmente en los gobiernos de todo el centro y el este de Europa.
Los grupos que gravitan alrededor de aquellos emigrados a Estados Unidos, como la Fundación Heritage [3], el American Enterprise Institute (AEI) [4] y la Brookings Institution [5],
así como Human Rights Watch, fundada por George Soros, trabajan a favor
de que se reescriba la historia de la Segunda Guerra Mundial.
Al parecer, muchos de esos grupos neoconservadores e históricamente
revisionistas preferirían que, en vez de reconocer la victoria de la
Unión Soviética sobre el fascismo, se conmemorasen con tristeza las
derrotas de los regímenes títeres de los nazis en los países bálticos,
así como en Ucrania, Bielorrusia y Moldavia.
Así que las marionetas de la Organización del Tratado del Atlántico
Norte (OTAN) en diversos países del centro y del este de Europa están
inmersas en una guerra propagandística contra Rusia para reducir al
mínimo la participación internacional en la celebración del 9 de mayo en
Moscú.
En el marco de esta guerra propagandística, el jefe de la
inteligencia militar checa, general Andor Sandor, retirado desde 2002,
afirmó recientemente que los rusos practican el espionaje a gran escala
en Praga. El objetivo de esta historia es presionar al presidente checo
Milos Zeman, quien había expresado públicamente su intención de ignorar
un supuesto consenso de la OTAN para boicotear las celebraciones rusas
del 9 de mayo. Mientras tanto, la oposición checa anunció que tratará de
lograr que el parlamento retire el financiamiento al viaje del
presidente a Moscú. Praga constituye un punto sensible en las relaciones
de Rusia con Occidente. La República Checa sigue negándose a autorizar
la apertura de bases de la OTAN en su territorio, aunque Praga sigue
albergando actividades anti-rusas como las transmisiones de Radio Free Europe/Radio Liberty
y el trabajo de diversas ONGs financiadas por George Soros.
Los interlocutores de Soros en el Parlamento Europeo también están
presionando al presidente serbio Tomislav Nikolic para que anule sus
planes de ir a Moscú y el medio de presión que han encontrado es poner
en la balanza el pedido de adhesión de Serbia a la Unión Europea.
Tres ex embajadores estadounidenses en Ucrania –Steven Pifer, John
Herbst y William Taylor– han exhortado abiertamente a dirigentes
europeos, como el primer ministro británico David Cameron, el presidente
francés Francois Hollande y la canciller alemana Angela Merkel –esta
última debía salir el 10 de mayo para Moscú para depositar allí una
ofrenda floral en el marco de una ceremonia oficial– a asistir a una
celebración del «Día de la Victoria» en Kiev. Y estos últimos
dirigentes europeos han decidido boicotear la ceremonia del 9 de mayo y
el desfile militar en Moscú. Los 3 embajadores lacayos incluso
escribieron en el diario estadounidense Los Angeles Times que «aunque
los presidentes Clinton y George W. Bush fueron a Moscú en 1995 y
en 2005, el presidente Barack Obama no celebrará el acontecimiento
en Moscú sino en Kiev» [6].
Los embajadores se niegan a reconocer que si los dirigentes
occidentales hacen esa celebración en Kiev, lo harán junto a todo tipo
de neonazis y paleonazis, incluyendo a verdaderos partidarios de Adolf
Hitler y del jefe nazi y miembro de la Waffen SS Stepan Bandera.
Los 3 embajadores estadounidenses Pifer, Herbst y Taylor están lejos
de ser los únicos en lanzar llamados a conmemorar el sacrificio de
27 millones de soviéticos durante la Segunda Guerra Mundial en una
ciudad donde los neonazis y mercenarios skinheads de toda Europa tienen
en sus manos el poder político y militar. Pifer trabaja para la
Brookings Institution, un importante centro de la agitación y propaganda
anti-rusa, mientras que Herbst era un intermediario militante a favor
del respaldo de la Agencia para el Desarrollo Internacional (USAID,
siglas en inglés), de la CIA y de los grandes medios de comunicación
a favor de la revolución naranja de Kiev. Taylor, como coordinador-jefe
de la ayuda gubernamental estadounidense a la ex Unión Soviética y al
este de Europa, trabajó estrechamente con la organización de Soros y con
la National Endowment for Democracy (NED) [7] recogiendo fondos para grupos proestadounidenses de extrema derecha en la región.
Mientras que Obama y sus amigos no estarán en Moscú, el primer
ministro griego Alexis Tsipras, quien ha exigido de Alemania el pago de
compensaciones de guerra para su país, hará caso omiso del boicot de la
OTAN y se unirá a Zeman para asistir a la ceremonia conmemorativa
organizada en la Plaza Roja. Es posible que los dirigentes de Islandia,
Noruega, de los Países Bajos, Eslovaquia y Hungría también decidan
romper filas y separarse de los demás miembros de la OTAN volando
a Moscú para participar en la ceremonia del 9 de mayo.
En lo que puede ser considerado como una bofetada diplomática para el
régimen de Kiev y sus padrinos occidentales, los dirigentes de las
Repúblicas populares de Donetsk y Lugansk, en el este de Ucrania,
estarán presentes en la Plaza Roja, junto a los dirigentes de otros
30 países, como China, la India, Serbia, Macedonia, Bosnia Herzegovina,
Montenegro, Egipto y Sudáfrica, en una situación que confiere a su
estatus un reconocimiento de facto. Además, también estarán
presentes los dirigentes de las Repúblicas de Osetia del Sur y de
Abjasia, lo cual constituye una derrota diplomática para las autoridades
de Georgia, que ven esas dos repúblicas como parte del Estado
georgiano.
Al mismo tiempo, mientras ellos llaman a boicotear la celebración del
Día de la Victoria en Moscú, los dirigentes de los países bálticos
acogerán en sus capitales diversas conmemoraciones nazis.
La presidenta de Lituania, Dalia Grybauskaitė, graduada de la Foreign Service School de la Universidad de Georgetown en Washington, uno de los terrenos de reclutamiento preferidos de la CIA, no tiene ninguna intención de impedir las ceremonias anuales ante la tumba del títere nazi lituaniano y constructor de campos de concentración Juozas Ambrazevicius Brazaitis, cuyos restos fueron repatriados hace algunos años a Lituania desde Connecticut (Estados Unidos), antes de ser inhumado nuevamente en Kaunas, con honores militares.
El presidente de Estonia, Toomas Hendrik Ilves, ex jefe del buró local de Radio Free Europe, financiada por la CIA, respaldó en 2007 la decisión del gobierno de Estonia de desplazar una estatua erigida en homenaje a la victoria soviética desde Tallin hacia una base militar en la periferia de la ciudad, donde ahora se encuentra muy cerca del centro de ciberguerra de la OTAN.
Mientras los dirigentes de Letonia se unían a sus colegas bálticos en la competencia por el boicot contra la ceremonia de Moscú, veteranos y partidarios de la Legión Letona, división de la Waffen SS durante la Segunda Guerra Mundial, desfilaban orgullosamente por las calles de Riga durante una ceremonia que organizan cada año, desde 1991 [8]. El presidente letón Andris Berzins no ha hecho nada en respuesta a la ceremonia nazi en Letonia, pero sí dice que le parece abominable que un dirigente occidental reconozca el papel de Rusia celebrando el día de la victoria contra Hitler. El propio Berzins fue durante mucho tiempo socio del Stockholms Enskilda Bank, propiedad de la familia sueca Wallenberg, acusada de colaboración con la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial, lo cual le valió figurar en la lista de embargos del gobierno estadounidense.
El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, y el presidente de
Polonia, Bronislaw Komorowski, se unieron a sus socios bálticos en el
esfuerzo por revisar el papel de Rusia en la historia de la Segunda
Guerra Mundial. El ministro polaco de Relaciones Exteriores Grzegorz
Schetyna incluso quiso reescribir la historia afirmando que Ucrania
liberó el campo de concentración de Auschwitz. El ministro ruso de
Relaciones Exteriores respondió señalando que «todo el mundo sabe que Auschwitz fue liberado por el Ejército Rojo, en el que todas las nacionalidades sirvieron heroicamente» y agregó que Polonia «distorsiona» la historia.
Tratar de imponer una parodia de la Historia. Eso es lo que hacen los
dirigentes de la OTAN cuando presionan a los dirigentes de otros países
–desde Corea del Sur y Japón hasta Bulgaria y Austria– para no envíen
representantes oficiales a la celebración de Moscú.
Esta maniobra recuerda el boicot contra los Juegos Olímpicos
organizados en Moscú, en 1980, una acción encabezada por Estados Unidos y
totalmente infantil en materia de diplomacia que a la larga hizo
más daño al movimiento olímpico internacional que a la URSS.
[1] «"Operación Paperclip": de los V2 a la Luna», Red Voltaire, 7 de enero de 2005.
[2] «George Soros, especulador y filántropo», Red Voltaire, 3 de febrero de 2004.
[3] «La Fundación Heritage: pensamiento “listo para servir”», Red Voltaire, 27 de febrero de 2005.
[4] «El Instituto Norteamericano de la Empresa», Red Voltaire, 13 de marzo de 2005.
[5] «La Brookings Institution, think tank de buenos sentimientos», Red Voltaire, 2 de febrero de 2005.
[6] “Kiev, not Moscow, should be the choice for marking V-E Day”, Steven Pifer, John Herbst & William Taylor, Los Angeles Times, 16 de marzo de 2015.
[7] «La NED, vitrina legal de la CIA», por Thierry Meyssan, Оdnako (Rusia), Red Voltaire, 11 de octubre de 2010.
[8] «La presidenta de la Letonia rehabilita el nazismo», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 20 de marzo de 2005.
[2] «George Soros, especulador y filántropo», Red Voltaire, 3 de febrero de 2004.
[3] «La Fundación Heritage: pensamiento “listo para servir”», Red Voltaire, 27 de febrero de 2005.
[4] «El Instituto Norteamericano de la Empresa», Red Voltaire, 13 de marzo de 2005.
[5] «La Brookings Institution, think tank de buenos sentimientos», Red Voltaire, 2 de febrero de 2005.
[6] “Kiev, not Moscow, should be the choice for marking V-E Day”, Steven Pifer, John Herbst & William Taylor, Los Angeles Times, 16 de marzo de 2015.
[7] «La NED, vitrina legal de la CIA», por Thierry Meyssan, Оdnako (Rusia), Red Voltaire, 11 de octubre de 2010.
[8] «La presidenta de la Letonia rehabilita el nazismo», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 20 de marzo de 2005.
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