El objetivo del cacareo de los adversarios del proceso de Cambio en curso en este Estado sudamericano es crear preocupación en la población, y en aquellos que aun ven al régimen norteamericano como su amo, luego de prolongados años aquí de dominio imperialista a través de gobiernos entreguistas y neoliberales.
Pero nada está más alejado de la verdad que las informaciones y rumores lanzados en La Paz acerca de un supuesto congelamiento por Washington de sus nexos con Bolivia.
Bien conocido es en esta capital que la administración del mandatario Barack Obama lleva meses intentando, casi suplicando, que el ejecutivo de Morales le conceda el plácet a su designado embajador en esta nación latinoamericana, lo cual no ha conseguido hasta el momento.
De otro lado, es sabido que una retirada de Estados Unidos limitaría su accionar subversivo en Bolivia, y a su vez su público objetivo de tratar de destronar del poder en las venideras elecciones de 2014 al actual presidente, por su clara conducta antiimperialista y en favor de la integración de la Patria Grande.
Tampoco el régimen norteamericano es tan tonto de replegarse de un país con inmensos recursos naturales y un futuro económico próspero, además de una situación geopolítica que es vital para sus planes de desestabilización en Latinoamérica.
El murmullo engendrado por Washington, es solo eso, y si hablamos de congelamiento de relaciones, más bien es Bolivia la que ha puesto en la nevera a Estados Unidos por su conducta conspirativa e injerencista.
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