Hoy,
en medio de algunos cambios más de nombres que de formas o contenidos,
se hace necesario repensar, desde el chavismo, la forma de información y
de comunicación, los modos de construir un nuevo relato de país, la
nueva narrativa de identificación y señas identificatorias propias. Y
debe pensar en incorporar en la recepción de los mensajes a esa otredad
que ha sido demasiadas veces obviada.
Las
nuevas realidades imponen nuevas estrategias y tácticas y también
políticas que mantengan unido el cuerpo social, habida cuenta del
fracaso sistemático de la (falta de) política comunicacional.
La
desaparición física de Chávez abría para el gobierno la necesidad de
abordar el postergado debate de articular un liderazgo más colectivo
donde diversas figuras compartan la vocería mediática. Y también la
responsabilidad de definir una política informativa, teniendo en cuenta
que, entre otras herramientas comunicacionales, llegó a su fin el Aló
Presidente, largo informativo y formativo semanal, de Hugo Chávez.
Pero
aquella nueva etapa que comenzara el 8 de diciembre, cuando Chávez
presentó su testamento político, ejecutando un golpe de timón de la
política comunicacional oficial y el manejo sobre su salud, parece haber
caído en el olvido.
La
oposición parece haber comprendido mejor la situación. Las nueva
realidad del país impone nuevas estrategias y tácticas, nuevos lenguajes
y protagonistas. No cabe duda que los medios privados prolongarán sus
líneas editoriales, sus posiciones, su escogencia de temas y de
tratamientos, comportándose como actores políticos y actores con
intereses financieros. Son corporaciones mediáticas, no les interesa la
sociedad, la realidad y mucho menos –esa cosa incómoda que es- la
verdad.
Los
acontecimientos que se sucedieron desde la muerte de Chávez acentuaron
la espiral de odio y violencia que se ha apoderado de la mayoría de los
medios privados, que han mantenido desde el 2001 mensajes y códigos
invariables que intentan suplantar a los partidos por los propios
medios, y en que éstos asuman paulatinamente los poderes del Estado.
La
estrategia de la oposición es la deslegitimación política, social y
ética del presidente Nicolás Maduro y algunos sueñan en que derive en la
convocatoria a la manifestación internacional "más grande que se haya
hecho en la historia para protestar contra el vergonzoso fraude
electoral que se ha cometido contra el pueblo venezolano", como bien
resume la especialista en medios Maryclen Stelling.
Los
medios privados (en su inmensa mayoría opositores), en cartelizado
ataque terrorista-mediático, insisten en imponer el imaginario colectivo
de que la situación actual lleva indefectiblemente al uso de la
violencia, para lo que es imprescindible mantener dos bandos
irreconciliables. En medio (o como parte) de esta estrategia, se
difundió la supuesta grabación del presentador de la TV oficial, Mario
Silva, con un funcionario de inteligencia cubana, oportunamente
divulgada por la MUD.
Eleazar
Díaz Rangel, director del diario Últimas Noticias, señala que el dilema
es determinar dónde está la verdad. Determinar si la grabación
“reproduce las opiniones, informaciones y chismografía del conocido
conductor del programa de TV La Hojilla expresadas ante un cuasi pasivo
interlocutor cubano, o si se trata de un montaje, presuntamente del
espionaje israelí”. Y luego se pregunta el experimentado periodista:
“¿Quién o quiénes la filtraron y cuáles serían sus verdaderos
propósitos? ¿Por qué decidieron que fuera un diputado que no goza de
mayor credibilidad, quien la hiciera pública?” ¿A quién beneficia la
divulgación?
“En
la propaganda sucia el emisor ha perdido la credibilidad y la busca
simulando ser una fuente más creíble: por eso esconde su identidad y
atribuye la autoría a otro. Se pueden enmascarar emisor y código, pero
no el mensaje”, apunta por su parte el intelectual Luis Britto García y
acota que “en la grabación que se le atribuye a Mario Silva desfila
íntegro el temario opositor: deslegitimación de las elecciones, viene
otra devaluación, y la idea de que “la mujer tiene que estar en la
sombra”, motivo por el cual quizá ninguna aparece con el candidato
derrotado.
Pero
Mario Silva por lo regular emite más ataques contra la oposición que
procacidades, y en esta milagrosa grabación de más de una hora no se la
toca ni con el pétalo de una rosa, recuerda Britto.
Mientras
tanto, el imaginario nacional e internacional coincide en que -más allá
o más acá de su veracidad- en esa grabación se revela la fractura en la
dirigencia chavista, corrupción, vulnerabilidad del sistema electoral y
conflictos al interior del sector castrense.
Stelling
indica que “el plan de desautorización política y moral se sustenta en
la subvaloración de la gestión de Maduro y en el desprecio informativo a
sus logros, entre los que destaca la ofensiva contra el fanatismo
divisionista en combinación con la gestión productiva, de seguridad,
comunicacional y política, el Plan Patria Segura y el llamado a las
fuerzas políticas y sociales a sumarse a las iniciativas del Gobierno
para construir la paz en el país y combatir la inseguridad.”
La
investigadora subraya “el logro simbólico de convocar a Miraflores a
dialogar a dos poderosos representantes del sector económico y
comunicacional”, mientras -en paralelo-, dirigentes de la oposición y
medios a su servicio sostienen que la ruta del diálogo la tiene
bloqueada el gobierno, y señalan como responsable al presidente Maduro.
La
Hojilla salió finalmente del aire y el gobierno perderá una importante
trinchera mediática. Silva aseguró que deja el espacio por razones de
salud y para ponerse a disposición de la fiscalía, que la semana pasada
inició una investigación sobre el polémico audio, y lamentó que no haya
surgido ni una defensa en su nombre y que en el oficialismo se defienda
la moral y honra de los denunciados en la grabación.
Pero
ha habido otros movimientos en los medios oficialistas, como la salida
del crítico historiador Vladimir Acosta y del analista Toby Valderrama
de la Radio Nacional, junto con la designación del hermano del
vicepresidente Jorge Arreaza como mandamás del oficial Venezolana de
Televisión (VTV), que transmitía La Hojilla.
Los
medios privados cartelizados siguen con su estrategia desestabilizadora
y generalmente invisibilizan los planteamientos institucionalistas
surgidos desde algunos de los principales voceros de la oposición.
La
oposición también perdió un bastión mediático luego de que se confirmó
la salida del canal privado Globovisión (que un mes atrás fue vendido a
otro grupo empresario) del presentador Kico Bautista y el fin de su
programa Buenas Noches, que solía utilizar en vivo en sus intervenciones
políticas el líder opositor Henrique Capriles Radonsky. Junto a
Bautista, dejan el canal de cable Carla Angola, Lina de Amicis y Pedro
Luis Flores: ya no les sirven a la oposición, sus imágenes son
reiterativas tras 14 años de anunciar el apocalipsis.
La
nueva directiva de Globovisión negó que haya vetado la transmisión de
los actos y discursos de Capriles o de cualquier funcionario o dirigente
político en sus pantallas y que, por el contrario, la política
editorial del canal consiste en ampliar su línea de información y de
opinión a todas las voces del país, sin discriminación alguna.
Mientras,
los diplomáticos estadounidenses siguen dando que hablar. Dos agregados
militares de la embajada estadounidense en Caracas resultaron heridos
de bala la madrugada del martes 28 de mayo tras un incidente en un
prostíbulo al este de la capital venezolana. La representación
diplomática y el Departamento de Estado confirmaron los hechos. La
prensa venezolana reportó que se trata de Roberto Ezequiel Rosas y Paul
Marwin, que tienen heridas en el abdomen y habrían sido atacados con
arma de fuego por un hombre con el que pelearon en el lenocinio.
Aram Aharonian
Tomado de http://www.alainet.org/active/64357
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