lunes, 10 de junio de 2013

Una tumba fría para David.




Es rumor  de  la  calle-  y de  ello me enteré  en  la  tertulia  del Versalles-  que  el  ex congresista Republicano  David  Rivera está al borde  de  un  ataque  de nervios, por  no  decir  al  punto  del suicidio con motivo  de la difícil  situación  por  la que atraviesa ante  su  inminente  encausamiento  judicial,  acusado  de haber cometido  innumerables  delitos  relacionados  con las leyes  electorales, violaciones  flagrantes   que  le  han  costado  la turbulenta  carrera  pública  al  controversial político  Republicano del  sur  de La Florida.

David  Rivera ha perdido  a todos  sus  amigos. No le  salen  ni al teléfono. Lo han  abandonado  en su desgracia  los  Congresistas  Mario  Díaz  Balart e Ileana Ros.  Y  hasta  su  inseparable   carnal,  el  Senador  Marco  Rubio- que  juntos  vivían en una  misma  casa y comían en el  mismo plato,  cuando ambos  eran Representantes  estatales del Estado  de  La  Florida- le  ha  dejado  de  hablar  como  si fuera  un apestado.

David  Rivera  ha perdido  hasta  su  novia, que  trabajo  le  costó  conseguirla. ¿Se  acuerdan  de la  campaña lanzada por este  El  Duende: “Buscando  una  novia  para  David”?  Pues  entonces  apareció  una  novia  pero  ahora  la  novia  de  David  tampoco  quiere  saber  nada  de  él,  ante   su  inminente  encontronazo  con  la  ley. Alguien  dijo  una  vez  que  la  victoria  tiene siempre  muchos  padres  pero  que  la  derrota  es  huérfana y  que quienes  la sufren  se  quedan tan solo  como  se quedan los  muertos.

Ese  es  el caso  de  David  Rivera, hoy abandonado  por  todos  sus  colegas  del Partido  Republicano  y de  sus  amigos, esos “amigos” que  tanto lo alentaban  en  sus  disparatadas  y odiosas  campañas  contra  los  viajes  humanitarios  a  Cuba.

A David  Rivera  no  le  queda  un  solo  amigo  en  el  entorno  de  Miami. Pero yo no me alegro  de  su merecida  desgracia.  Más bien  lo  compadezco. Si  toma  el  camino  del  suicidio  para  salir  de  su laberinto,  no  será  por  culpa mía.  Será por  causa  de  sus  amigos  que  lo  han abandonado  en  su tragedia.

 Queda  un  espacio  vacío  muy cerca  de  mi tumba fría. Al menos  aquí  tendrá    de  nuestra parte una respetuosa  compañía. Es que  los  Duende  somos  así  de  caballerosos  para  con  los  enemigos  en  desgracia. Ahora  falta por  ver  quién  se  queda con  la  novia  de  David. Pregunto yo.

El Duende

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