Hace algunos días
publicamos un artículo con título semejante;¹ donde hablamos sobre el
vínculo de las agencias estadounidenses en la recién conocida Estrategia
de Seguridad Nacional. Allí evidenciamos de algún modo las intenciones
de la Agencia de EE.UU. para el Desarrollo Internacional (USAID) y el
Fondo Nacional para la Democracia (NED, por sus siglas en inglés) para
promover determinados “valores” –values, dirían ellos–, algo de lo que
escribió un colega días antes en este mismo espacio.
Toda esta insistencia se puede explicar en un hecho: los actuales documentos doctrinales sobre la Guerra No Convencional (GNC) de las Fuerzas Armadas de EE.UU. recogen la labor de las agencias norteamericanas en tales campañas.
Toda esta insistencia se puede explicar en un hecho: los actuales documentos doctrinales sobre la Guerra No Convencional (GNC) de las Fuerzas Armadas de EE.UU. recogen la labor de las agencias norteamericanas en tales campañas.
Y aunque fría, la cifra (54) es una justificación para centrarnos en la ATP y sumergirnos en dicha temática, la cual, confesamos, es verdaderamente interesante.
Desde la portada de la ATP se verifica la participación de las entidades gubernamentales en la GNC, al apuntar que “la distribución (del documento) está autorizada para las agencias del Gobierno de los EE.UU. y sus contratistas”.² Con ello, surge la primera interrogante: ¿Por qué un texto militar llegaría a personal civil?
La vigente Doctrina de las Fuerzas Armadas de EEUU de marzo de 2013 recoge una de las respuestas: “El poder militar es integrado con otros instrumentos de poder nacional para avanzar y defender los valores, intereses y objetivos de EE.UU. Para lograr esta integración, las fuerzas armadas interactúan con otros departamentos y agencias”.³
Por su parte, el documento del ejército refleja esta postura y, de forma explícita, señala: “La ejecución óptima de la GNC utiliza un enfoque abarcador donde las operaciones militares apoyan, y/o son respaldadas por otras agencias y departamentos del gobierno de EE.UU. como parte una campaña integral”.⁴ Incluso, esta participación se requiere que sea de forma temprana y permanente en la GNC.
Uno de los postulados más relevantes expone que estos organismos deben actuar como socios y “deben asumir, cada vez más, una estrecha integración, colaboración e innovación para facilitar el apoyo a los esfuerzos diplomáticos, políticos, informativos, militares y económicos del grupo opositor, en la búsqueda de objetivos que se alineen con los intereses nacionales de EE.UU”.⁵
De ahí que la ATP confiese que, si se origina este tipo de asociación, tendrá “un impacto positivo en el esfuerzo colectivo”.⁶
Dentro de las actividades que se desarrollan en una campaña de GNC, la preparación del ambiente resulta medular. En esa etapa, las operaciones clandestinas son “patrocinadas o llevadas a cabo por departamentos o agencias gubernamentales de tal manera que esté garantizado el secreto o encubrimiento”.⁷
Sin embargo, lo más inquietante de ello consiste en que dicha preparación del entorno agrupa “las actividades realizadas en países foráneos con el fin de modelar y preparar un área para operaciones potenciales”; y cuando estas forman parte de una campaña no convencional, “son usualmente realizadas como operaciones de baja visibilidad y casi siempre clasificadas, y pudieran ser clandestinas y/o encubiertas por su naturaleza”.⁸
Lo anterior puede comprenderse mejor si conocemos que las actividades de conformación y preparación del escenario previo al conflicto deben librarse en el contexto de “una política estadounidense normal”. Por ende, “gran parte de la rutina, y las actividades más sensibles serán efectuadas por agencias gubernamentales no pertenecientes al Departamento de Defensa”.⁹
Y seguidamente expone: “es probable que el comienzo de la evaluación inicial de una probable GNC en un país, por parte de un jefe militar, se base en las sensibles valoraciones realizadas por agentes civiles en el área de operaciones”.¹
Además, la ATP no sólo precisa la labor que pudieran realizar las agencias nacionales de EE.UU. en una posible campaña no convencional, sino también se preocupa de estas entidades en los países que constituyan objetivos de tales maniobras. Tal es así que en la etapa de planificación de la GNC se realiza una especie de cuestionario, donde varias preguntas son dedicadas al tema en cuestión.
Por ejemplo: “¿Los departamentos o agencias gubernamentales son estables o se encuentran en fase de transición? ¿Se han creado nuevos departamentos o agencias?”.¹¹ Y luego de las anteriores indagaciones, cabría preguntarse: ¿Por qué y para qué le interesaría a Washington saber de agencias foráneas? ¿Tienen intención de utilizarlas en la llamada “transición”?
Pero la publicación doctrinal del Ejército llega a ser mucho más precisa, menciona a la USAID en dos ocasiones.
La primera vez lo hace en el epígrafe destinado al antes mencionada período de transición, dentro de las fases de la insurgencia patrocinada por EE.UU. en un país foráneo. Y citamos: “La eliminación de los esfuerzos de movilización de masas es fundamental para una operación de transición exitosa. […] Esto normalmente implica una mayor colaboración con organizaciones de ayuda, tales como la USAID”. ¹²
Y, por segunda vez, en el apartado sobre las Operaciones de Asuntos Civiles en la Planificación de la GNC , donde expone: “Los planificadores de la GNC deben diseñar las Operaciones de Asuntos Civiles y Cívico-Militares dentro de cada fase de la operación. Cuando sea posible, en todas las fases de la campaña, las agencias del Departamento de Defensa deberán trabajar con sus contrapartes nacionales y multidisciplinarios (por ejemplo, la USAID), en aquellos aspectos referidos a la gobernabilidad, el desarrollo y el manejo de las consecuencias”.¹³ Confesamos que cuando leímos esto, la primera reflexión fue: ¿Acaso, estos planificadores pueden manejar las consecuencias de sus actos?
Como pueden ver el rol de las agencias estadounidenses en la Guerra No Convencional es ampliamente tratado en la Publicación de Técnicas del Ejército con carácter doctrinal. De ahí, que próximamente dediquemos varios trabajos a las iniciativas que las agencias mencionadas aquí llevan a cabo en nuestro país.
Por Katherinne Díaz Pérez
Referencias
1 Ver Las agencias estadounidenses y la nueva Estrategia de Seguridad Nacional, publicado el 16.02.2015, www.cubadefensa.cu/?q=node/3080
2 Ver Unconventional Warfare, ATP 3-05.1, Department of the Army, de septiembre de 2013. Traducción institucional.
3 Ver Doctrine for the Armed Forces of the United States (Doctrina de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos), Joint Publication 1, publicado 25 de marzo de 2013, pág I-14. Traducción de la autora.
4 Ver Unconventional Warfare, ATP 3-05.1, Department of the Army, de septiembre de 2013, pág 1-3. Traducción institucional.
5 Idem, pág 12. Traducción institucional.
6 Idem. pág 12. Traducción institucional.
7 Idem. pág 66. Traducción institucional.
8 Idem. pág 66. Traducción institucional.
9 Idem. pág 138. Traducción institucional.
10 Idem. pág 138. Traducción institucional.
11 Idem. pág 271. Traducción institucional.
12 Idem. pág 47. Traducción institucional.
13 Idem. pág, 202. Traducción institucional.
Fuente: Cuba Defensa
Tomado de Sin Trauma
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