Mañana se honrará a este
hombre enorme, trazador de rutas para los demás y devenido en ejemplo, en todas
partes de Venezuela, Cuba y el mundo, cuando se cumplan dos años de su muerte física. Para ello, es cierto, no hacen falta
discursos manidos, ni excesiva solemnidad.
La embajada de la
República Bolivariana de Venezuela realizará mañana este merecido homenaje y al
mismo asistirán valiosos amigos de la causa del hermano pueblo bolivariano.
Por esos gajes difíciles
de entender, luego de haberme llegado la invitación a asistir a este evento por
parte de una institución cubana, se me comunicó hoy que yo no me encontraba en
la lista de invitados. Se olvidó de un plumazo a los compañeros de la sede
diplomática mi batallar constante a favor de la Revolución Bolivariana, mi
respeto y amor a Chávez, así como mi fidelidad a ese hermano pueblo y a sus
luchas.
Llamé yo, perplejo a esa
sede diplomática y, a fin de cuentas, no recibí hasta este momento una
explicación.
Nadie debe asistir a dónde
no se le invita, por ello no asistiré. Sin embargo, la embajada de esa nación
hermana, más que sede diplomática es y será brazos abiertos de Chávez para
aquellos que han amado su causa. Así la tendré en mi corazón.
Homenajearé y recordaré a
Chávez desde mi puesto de trabajo y sin ceremonia alguna. Me apegaré a una
verdad de Perogrullo: Dicen que los hombres humildes honran a los grandes
hombres desde su propia humildad. Así lo haré.
Esos olvidos inmerecidos, y el ignorar
al amigo solidario, son parte de meras pequeñeces. Ante estas cosas, mi
solidaridad con Venezuela y Maduro serán más sólidas.
Percy
Francisco Alvarado Godoy
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